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Peces muertos y riesgo para la fauna en el río Besòs tras el incendio en una planta de reciclaje de residuos

Peces muertos a la orilla del río Besòs

Pau Rodríguez

Carpas, anguilas, bagres... Son algunos de los peces que han aparecido flotando sin vida en el río Besòs horas después de que se declarase un aparatoso incendio en una planta de gestión de residuos de Montornès del Vallès (Barcelona). Las tareas de extinción del incendio han provocado vertidos de disolvente de la fábrica que han contaminado las aguas del río y han provocado la muerte de la fauna acuática en algunos tramos. Los ambientalistas temen que pueda afectar también a los pájaros piscívoros.

Los inspectores de la Agencia Catalana del Agua (ACA) han constatado que una de las afectaciones a la fauna y la flora del río es la muerte de ejemplares de peces y han asegurado que realizarán nuevas inspecciones este jueves para determinar el alcance de los vertidos. La razón de estos derramamientos, según Protección Civil, es que una parte del agua usada por los Bomberos para extinguir el incendio ha salido evacuada a través de redes pluviales hasta llegar al río, arrastrando consigo las sustancias químicas que había en la fábrica.

Alerta ambiental

Vecinos de la zona han llegado a ver llamas sobre el río en algunos puntos cerca de la planta, ubicada a pocos metros del agua en el polígono Can Bosquerons de Montornès. El tono marrón y aceitoso se ha extendido a lo largo del cauce hasta observarse en localidades como Santa Coloma de Gramenet o Sant Adrià del Besòs, ya cerca del mar, pese a que Montornès se encuentra varios kilómetros tierra adentro. Las autoridades han recomendado evitar extracciones directas de agua del río –sobre todo pensando en los huertos–, aunque han remarcado que nada de esto afecta al agua del grifo. También han cerrado el acceso al público a todo el Parque Fluvial del Besòs, que cubre sus últimos nueve kilómetros.

El incendio se ha declarado a primera hora en una nave de la empresa Ditecsa Centre Derpin y ha obligado a evacuar todo el polígono y confinar a parte de la población local hasta que ha sido estabilizado. La planta se dedica al reciclaje de disolventes y residuos industriales.

Los Mossos d'Esquadra han abierto una investigación para esclarecer las causas teniendo en cuenta que la firma fue sancionada en dos ocasiones, con 10.000 y 48.000 euros, por incumplir la normativa vigente entre otras razones por tener un almacenamiento superior al permitido. Desde la Generalitat aseguran sin embargo que esas deficiencias nada tenían que ver con posibles afectaciones de carácter ambiental.

Más allá del primer balance de la Administración, los biólogos y activistas por la recuperación del río Besòs han alertado de que este episodio podría comprometer las mejoras en cuanto a regeneración de su biodiversidad. “La calidad del agua del Besòs es muy frágil y se han vivido otros casos de contaminación, pero este podría ser el peor”, sostiene Xavier Larruy, ornitólogo que trabaja en el Parque Fluvial del Besòs. Este profesional explica que hay pájaros piscívoros que han ido aumentando su población en los últimos años y que podrían perecer si se alimentan de alguno de los peces muertos. Entre ellos la garza o la garceta común.

Entre los vecinos que se han acercado al río para comprobar los efectos de los vertidos está David Perpiñán, un veterinario y naturalista que precisamente está realizando un documental sobre la presencia de la anguila en el Besòs. Este pez en peligro de extinción, que desapareció durante décadas de sus aguas debido a su mal estado, se había vuelto a observar en la zona en los últimos años.

En conversación con eldiario.es desde el tramo entre Martorelles y Montcada i Reixach, poco después del punto accidentado, Perpiñán ha asegurado que la mortalidad es “elevada” y que entre las especies afectadas ha contado carpas, anguilas, bagres y barbos de montaña. “Lo que es increíble es que en pleno 2019 haya empresas que trabajan con disolvente y que estén al lado de un río”, ha lamentado.

La historia del Besòs es la de un río con elevados niveles de contaminación debido a los vertidos que numerosas fábricas realizaban en sus aguas hasta la década de los 90, cuando se empezó a corregir la situación. Desde entonces se han instalado depuradoras por todo su cauce -hay un total de 25-, se ha logrado abrir el río a la población con un parque fluvial en su último tramo antes de la desembocadura y se han recuperado varias especies.

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