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La víctima de la violación múltiple de Molins: “Me dijeron que otras chicas no oponían tanta resistencia”

Fragmento del juicio

Oriol Solé Altimira

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Tenía que ser una noche de fiesta como tantas otras. Pero supuso un antes y un después en la vida de la joven víctima de una violación múltiple en 2018 en Molins de Rei (Barcelona). “Me dijeron que era una puta, que me callara, que yo lo ponía muy difícil y que otras chicas no oponían tanta resistencia”, ha relatado la víctima al tribunal.

En la sección 6ª de la Audiencia de Barcelona ha arrancado este jueves el juicio contra tres jóvenes acusados de violar a la chica. La Fiscalía pide penas duras: 43 años de cárcel contra dos acusados y 46 contra un tercero por supuestamente haber fotografiado la agresión y enviado las imágenes por Whatsapp.

Los acusados (que siguen en libertad y en fase de instrucción alegaron que las relaciones fueron consentidas) declararán el próximo lunes, fecha en que también comparecerán los peritos que analizaron los restos biológicos hallados en el cuerpo de la víctima. La sesión de este jueves ha servido para escuchar el testimonio de la víctima, de varios testigos y de los agentes de los Mossos que investigaron el caso.

El relato de la joven ha sido claro. Ha explicado que pasó la noche en una discoteca de Molins, que consumió alcohol y drogas y que al cerrar el local estaba cabreada porque le habían robado el bolso pero quería seguir de fiesta. Por esto se subió al coche de unos amigos, del que se bajó para orinar. Fue entonces cuando, según su relato, pasó el coche de los acusados, del que se bajaron para llevársela contra su voluntad.

“Me cogieron del pelo, me arrastraron al maletero, empecé a chillar y a dar golpes”, ha explicado la víctima. Cuando la puerta del maletero se abrió, ha continuado, estaba en un descampado. La sacaron del maletero para inmediatamente meterla en el interior del coche para violarla por turnos, ha explicado, mientras al mismo tiempo la llamaban “puta” o la instaban a callarse y le recriminan que se lo pusiera “muy difícil”.

Pese a tener varios “flashes” de lo ocurrido esa mañana, la joven ha explicado que tras la violación uno de los hombres empezó a mostrar nerviosismo. “Chillaba y decía 'nos la va a liar, nos la va a liar'”. A renglón seguido, abrieron la puerta del coche y la dejaron en un descampado. “Me quedé llorando y caminé hasta la estación”, ha explicado.

Como ocurre habitualmente en los juicios por agresiones sexuales, la versión de la víctima es fundamental de cara a la sentencia, ante la falta de otros testigos directos de la violación. Los testimonios que han comparecido este jueves han corroborado al menos que la víctima, desde un primer momento, aseguró haber sido víctima de una agresión sexual. Así lo han contado al tribunal la trabajadora de Ferrocarriles de la Generalitat (FGC) y el viajero que se encontraron a la joven, que han confirmado que la joven “estaba muy alterada y con ansiedad”

Los problemas psicológicos han seguido y persisten en la vida de la víctima. “Ha cambiado mi vida por completo, no quiero salir a la calle, me ducho más veces, rascándome fuerte, me daba asco, era ya consumidora de estupefacientes y empeoré porque me quería evadir”, ha contado la joven al tribunal a preguntas de su abogada, Esther Guerrero.

Por su lado las defensas de los acusados han intentado desacreditar tanto el relato de la joven como la investigación de los Mossos d'Esquadra. El presidente del tribunal, el magistrado José Antonio Rodríguez, ha tenido que advertir a uno de los abogados porque en dos ocasiones se ha dirigido a la víctima con su nombre de pila pese a que antes de empezar el interrogatorio el juez había pedido a todas las partes evitar romper su anonimato.

También ha tenido que intervenir el magistrado para cortar las preguntas agresivas de una de las defensas, que ha incidido en una contradicción sobre el color del coche al que se subió la víctima antes de la violación. “No me haga discursos. ¿Le pregunta usted a un testigo en un juicio si mintió? Haga preguntas concretas”, ha reclamado el magistrado al abogado, que ha insistido en cuestionar a la joven por “recordar cosas distintas” en sus declaraciones policiales y judiciales. “No, yo recuerdo las mismas cosas pero me voy acordando de más gracias a la terapia”, ha puntualizado la víctima.

Los audios y las fotografías

Además del testimonio de la víctima, el otro elemento que han combatido las defensas en la sesión de este jueves han sido las imágenes y grabaciones que dos de los acusados borraron de sus teléfonos móviles pero que lograron recuperar en parte los Mossos d'Esquadra. Su contenido compromete en buena medida su futuro penal.

Según ha declarado el agente que supervisó el análisis de los terminales, del teléfono de uno de los acusados se recuperó una fotografía suya en el coche donde supuestamente tuvo lugar la violación con una mano en el cuello de la víctima y la otra sujetando una botella de cristal, además de otras fotografías donde la joven aparecía desnuda. Y en otro audio recuperado, un chico le advierte a uno de los acusados que no quería “cargar” con los hechos.

Sobre los mensajes enviados por los acusados se ha preguntado a uno de los testigos propuestos por las defensas que ha acabado girándose en contra de sus intereses: un amigo de uno de los acusados, ha terminado por reconocer al tribunal que le enviaron un mensaje en el que aseguraban que “casi le hicieron un bukake” a la víctima. Para pasmo del tribunal el testigo no ha sabido explicar en qué consiste esa práctica sexual. “¿Usted con sus amigos se envía mensajes con palabras que no entiende?”, ha inquirido el juez. El silencio del testigo ha hablado por sí mismo.

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