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Un planeta con 4.200 religiones

(EFE)

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Manuel Ansede —

Si usted cree ciegamente en alguna de las 4.200 religiones que existen en el mundo, seguramente su fe merezca un hueco en uno de esos 4.200 cielos que habitualmente se contradicen unos a otros. Durante milenios, millones de personas han creído en dioses que hoy ni siquiera se recuerdan. Los humanos les rezaron, les erigieron templos e incluso mataron por ellos, pero hoy aquellos seres todopoderosos no existen. Tampoco existían entonces, pero ahora no existen ni en la memoria colectiva. Son religiones extinguidas.

Un paseo por la mayor colección privada de manuscritos del mundo, con casi 14.000 piezas que se remontan a los 5.000 años de antigüedad, podría hacer temblar las convicciones de cualquier persona religiosa. Es la colección Schøyen, acumulada en Oslo por el empresario noruego Martin Schøyen. En uno de sus manuscritos, una tablilla de arcilla de hace 4.400 años, aparece una recopilación de dioses sumerios: Enlil, Ninlil, Enki, Nergal, Hendursanga, Inanna-Zabalam, Ninebgal, Inanna, Utu, Nanna. Lo fueron todo. Se legisló en su nombre. Sus historias, como las de todos los dioses, eran la Verdad revelada coma por coma y punto por punto. Y hoy no son nada.

La sumeria, florecida en lo que hoy es Irak, no es la única religión extinguida representada en la colección Schøyen. También aparecen amuletos dedicados a Enki, el dios del agua dulce en el que creían los asirios hace 2.800 años; papiros egipcios dedicados a Osiris hace más de 3.000 años, espejos de bronce con inscripciones dedicadas a dioses etruscos y rituales contra la migraña practicados por los sacerdotes babilónicos hace 4.000 años.

Dogmas prehistóricos

Son cinco religiones extinguidas sin salir de la colección del empresario noruego, pero el número total de dogmas y evangelios desaparecidos es incalculable. En realidad, ni siquiera se sabe con certeza cuántas creencias diferentes siguen vivas. “Se puede afirmar con seguridad que nadie sabe con exactitud cuántas religiones hay, aunque la mejor estimación es 4.200”, señala el filósofo estadounidense Kenneth Shouler en su libro The Everything World’s Religions Book. Es la misma cifra que ofrece Adherents.com, una página web especializada en acumular datos de religiones actuales. Otros cientos habrían desaparecido, o incluso miles, si tenemos en cuenta que muchos paleoantropólogos sostienen que otras especies humanas, como los neandertales, tuvieron creencias religiosas cientos de miles de años antes que la nuestra. De aquellas especies quedan huesos fósiles. De sus religiones, ni eso.

El profesor estadounidense Daniel Abrams saltó a los medios de comunicación en 2011, cuando su equipo vaticinó mediante modelos matemáticos la desaparición de las religiones a medio plazo en los nueve países que estudiaron. Eran Australia, Austria, Canadá, la República Checa, Finlandia, Irlanda, Países Bajos, Nueva Zelanda y Suiza, países en los que los censos disponían de datos de afiliación religiosa en el último siglo.

La tesis de Abrams, de la Universidad Northwestern, y sus colegas era sencilla y ya la habían aplicado para calcular el ritmo de desaparición de idiomas minoritarios. Los científicos parten de la base de que un grupo social con muchos miembros es más atractivo para un ciudadano, y de que un grupo social tiene un estatus y una utilidad. Por ejemplo, argumentaban, en Perú puede ser más útil y tener un estatus superior hablar español que quechua. Lo mismo estaría ocurriendo con las religiones en los países ricos, en los que las iglesias se vacían. Un Eurobarómetro de 2010 mostraba que el 51% de los europeos cree en un dios, otro 26% cree en alguna clase de “espíritu o fuerza vital” y un 20% es ateo. El ateísmo es mayor en Francia (40%), República Checa (37%) y Suecia (34%), pero sigue siendo residual en países como Grecia (4%) y Rumanía (1%).

¿Agonizando?

“El hecho es que las personas sin afiliación religiosa constituyen el grupo religioso que más crece en cualquier parte del mundo donde hay datos disponibles. Y las personas sin afiliación ya son mayoría en varios lugares. Nuestro modelo sugiere que esta tendencia continuará”, explica Abrams.

¿Se podría calcular cuántas religiones se han extinguido a lo largo de la historia? “Es una pregunta difícil”, responde Abrams. “Debería ser posible obtener una estimación aproximada del orden de magnitud. El problema es que incluso esa estimación sería subjetiva, porque no hay una manera aceptada mundialmente para determinar si dos sistemas tienen suficientes elementos en común como para constituir una sola religión”, matiza. “Se parece bastante a intentar contar el número de especies que han vivido en algún momento en el planeta, pero es incluso más complicado”.

En su libro Romper el hechizo: la religión como un fenómeno natural, el filósofo estadounidense Daniel Dennett propugna la investigación científica de las religiones e intenta predecir su futuro. En una de sus hipótesis más radicales, el fenómeno religioso ya agoniza. “En este escenario, aunque puede haber algunas manifestaciones de resurgimiento locales y temporales, o incluso algunas catástrofes violentas, las grandes religiones del mundo pronto se extinguirían, como lo hacen cientos de religiones menores que se desvanecen antes de que los antropólogos puedan siquiera registrarlas”, reflexiona Dennett, codirector del Centro de Estudios Cognitivos de la Universidad de Tufts (EEUU). En ese escenario extremo, “nuestros nietos vivirán la transformación de la Ciudad del Vaticano en el Museo Europeo del Catolicismo Romano, y la de La Meca en El Mágico Reino de Alá de Walt Disney”.

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