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“Hemos decidido salir a la calle para que el Gobierno sea consciente del problema”

José Luis Gil, secretario general de Comisiones Obreras en Castilla-La Mancha

Francisca Bravo Miranda

Nada que celebrar, pero sí mucho por lo que luchar es el leitmotiv de la movilización convocada para este próximo 31 de mayo. El día de Castilla-La Mancha acogerá una protesta que empezará en el Paseo de la Reconquista en Toledo hasta Zocodover. Los sindicatos implicados en la convocatoria, han lamentado también que la festividad se halla eliminado, en cuanto quita la posibilidad a los ciudadanos de reivindicar su identidad como región.

La recuperación promovida por la Administración regional ha sido desmentida por los representantes sindicales, quienes han señalado que los derechos sociales se han perdido y que el crecimiento del país no representa la recuperación económica, porque hay más paro, y las condiciones laborales no permiten una vida digna para los trabajadores. En esta movilización se prevé que haya representación por gran parte de los agentes sociales de la región, e incluso de iniciativas políticas como Podemos, Izquierda Unida o EQUO.

José Luis Gil, secretario regional de Comisiones Obreras en Castilla-La Mancha ha señalado que este tipo de manifestaciones responde a un fenómeno que se vive ya hace más de tres años en Castilla-La Mancha. “Se trata de un absoluto desprecio a los empleados públicos y de un recorte brutal de los derechos de los ciudadanos, pérdidas de empleo público que son graves, lo que se une a la pérdida de los servicios públicos que afectan a los más necesitados”. Así, Gil ha señalado también que los sindicatos han entendido la gravedad de la situación, y esta vez, como otras, en una fecha muy emblemática, han decidido salir a la calle para que el Gobierno sea consciente del problema. “Por eso es importante que el 31 de mayo, la gente no sólo los empleados públicos, sino todos los que sufren los recortes del Gobierno en los entes públicos básicos, salgan a la calle”, afirma Gil.

¿Cómo ha sido la acogida de las manifestaciones anteriores?

Yo creo que el día 1 de mayo, que también tenía connotaciones singulares, unido a los seis años de crisis durísima. Nosotros hemos situado hace algún tiempo que esta crisis, además de las víctimas que somos los trabajadores, también tiene responsables, y hay que buscarlos entre los poderes financieros y también entre los partidos políticos que amparan y son fieles a los intereses de la mayoría financiera económica, que no tiene nada que ver con el resto de la población de este país. Por tanto, yo creo que estas movilizaciones tuvieron una respuesta razonable en la calle. Es rebeldía y compromiso, lo que también debe reflejarse el 31 de mayo, con alternativas para que las cosas cambien, para que la gente viva con dignidad, lo que no ocurre en muchos casos.

¿Como es la relación con los otros sindicatos?

Es de franca e ideal colaboración, está asentado. Va más allá de lo que puedan representar los sindicatos en casos puntuales, yo creo que es una cuestión que desde UGT y Comisiones Obreras, por ejemplo, se ha mantenido siempre como un bien común y a preservar, una relación para confrontar y negociar con el Gobierno. Es un tema que se mantiene en el plano de la lucha sindical, a nivel nacional y en Castilla-La Mancha en particular. Creo que es un bien que la gente también valora positivamente.

¿Y en el caso de la Intersindical o CSI-F?

En ese caso, la relación se desarrolla más bien entre las distintas Federaciones, pero que desde el punto de vista general no tenemos relación desde las secretarías regionales.

Se ha criticado mucho la falta de diálogo, sobre todo en el caso del empleo público. ¿Cuál es la principal consecuencia de este tipo de actitudes por parte del Gobierno regional?

El Gobierno debería haber aprendido la lección hace tiempo. No se puede gobernar imponiendo y que los tribunales le reconvengan constantemente. Tiene que tener más capacidad de dialogo, que permita que las cosas se solucionen en la mesa de diálogo y no en los tribunales. Por cierto, a día de hoy, los recursos impuestos por los sindicatos ante los tribunales van ganando por goleada. Sería oportuno que esto se evitase, pero esto sólo se lograría hablando y el Gobierno no suele hablar, sino que impone. Eso es un gran problema, al menos en Castilla-La Mancha.

Sino se cae en un círculo vicioso de recurso contra recurso...

Cuando no hay oportunidad de dialogar, hay dos opciones. O dejarlo correr, lo que no se hace desde Comisiones Obreras o utilizar las formas democráticas. Una de ellas son los tribunales e iremos a ellos siempre que el Gobierno, o la patronal por ejemplo, se empeñen en no negociar e imponer las cosas. Y los tribunales nos dan la razón. Da cierta tristeza ver la incapacidad del Gobierno para asumir su responsabilidad y de negociar con los agentes sociales, que es su obligación.

¿Se ha visto el sector sindical afectado por la crisis?

Sin duda. La crisis golpea al país y nosotros somos una parte. Estamos en el día a día, como ciudadanos corrientes. La situación que se vive es durísima, para los más de extrema gravedad, nos afecta no sólo como asociación sino también como personas y por eso es tan importante tener claro quienes son tus aliados y saber donde están los responsables de que la gente sufra, para poder cargar para que la gente viva mejor.

¿Cuales son los principales problemas a tratar en Castilla-La Mancha?

El principal problema son las 134.000 personas que no tienen empleo ni cobertura de ningún tipo. Es decir que, a finales de mes, no entra ni un solo duro. Hay muchos problemas en la región, muchos, pero estos ciudadanos, trabajadores y trabajadoras que no pueden sobrevivir con dignidad, que tienen dramas personales durísimos y que el Gobierno simplemente les ignora. Se han planteado planes especiales que es, lisa y llanamente, una distribución de rentas para la gente que no tiene nada. En un estado democrático del siglo XXI no se puede permanecer impasible ante un porcentaje tan alto de población que no tiene nada a final de mes. Debe ser la prioridad absoluta de cualquier gobierno, pero he de confesar que la administración ha hecho caso omiso de estas reivindicaciones de las que incluso hay precedentes regionales. Esto les permitiría transitar con cierta dignidad.

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