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Sobre este blog

La ecología es uno de nuestros principales intereses y es el centro de este blog: cambio climático, medio natural, desarrollo sostenible, gestión de residuos, flora y fauna, contaminación y consumo responsable, desde el punto de vista de periodistas, expertos, investigadores, especialistas y cargos públicos. También editamos la revista 'Castilla-La Mancha Ecológica'.

La desamortización que supuso el mayor desastre ecológico español

Ovejas trashumantes en una dehesa del Valle de Alcudia

Eugenio Fernández

Cuando hablamos del proceso histórico que constituyó la Desamortización, normalmente se piensa en la Desamortización eclesiástica de Mendizábal (1837- 1844), que constituyó en la expropiación y posterior venta de las propiedades de los monasterios, lo que redundó en la desaparición física de la mayoría de ellos.

Pero la desamortización más importante fue la de Pascual Madoz, que comenzó en 1855 y que se prolongó prácticamente hasta los mismos comienzos del siglo XX. Se completó la desamortización eclesiástica y se acometió la expropiación de los bienes estatales y municipales, especialmente las tierras comunales. Esta desamortización tuvo profundos efectos medioambientales y sociales. En efecto, se ha calificado a la Desamortización como el “mayor desastre ecológico” que ha padecido nuestro país. ¿Por qué?

El nuevo régimen liberal-burgués necesitaba invertir sus capitales en un mercado. Y ese mercado había que crearlo. La Desamortización de Madoz puso en circulación cientos de miles de fincas rústicas (muchas de ellas forestales o con fuerte presencia forestal) para que se pusieran en explotación y, en teoría, generar riqueza económica. Sin embargo, la especulación fue la gran beneficiada de este proceso, y la gran mayoría de los montes que pertenecían a estas fincas fueron descuajados o talados, bien para ampliar tierras ganaderas y agrícolas, o bien para fabricación de carbón para diversos propósitos. La deforestación, que ha sido un proceso constante en nuestra historia, experimentó un drástico avance tras la Desamortización.

En Castilla-La Mancha un buen ejemplo lo constituyó el Valle de Alcudia y la Sierra Madrona, en Ciudad Real. Esta provincia fue en la que más fincas y más superficie forestal fueron desamortizadas en toda España. En el Valle de Alcudia grandes fincas dedicadas al mantenimiento de ganadería merina trashumante pertenecían, primero, a la Orden de Calatrava y luego a la Corona. Pero también se conservaba una superficie nada despreciable de los robledales autóctonos de la Península, antes de que se generalizasen las dehesas en la mitad Sur.

Bosques talados en el Valle de Alcudia y Sierra Madrona

Con esta desamortización, en el Valle de Alcudia y la Sierra Madrona los bosques que sobrevivían fueron definitivamente talados para ampliar dehesas para la ganadería trashumante y también debido a la actividad minera (minas de plomo) que experimentó la región durante el cambio de siglo, en muchas de las fincas que antes eran de la Corona. Esto tuvo consecuencias para la fauna y la flora autóctonas: en 1879 estaba documentada en los montes de Fuencaliente la presencia del pito negro (Dryocopus martius), un pájaro carpintero que hoy día vive sólo en el área cantábrica y pirenaica, y que en la Mitad Sur sobrevivía en los robledales de los montes más inaccesibles. Hoy día no hay ningún pito negro al Sur de la Cordillera Cantábrica.

Si bien la desamortización en sí no fue la causa directa de la rarificación o desaparición de otras especies, sí proporcionó el golpe de gracia a muchas de ellas. Por ejemplo, a comienzos del siglo XIX, todavía había osos pardos en la Sierra de Alcaraz, la Sierra de Albarracín o las Sierras de Gata y las Hurdes. A raíz de la deforestación, la caza del oso fue más fácil y al terminar el proceso desamortizador, el oso pardo había desaparecido al Sur de la Cordillera Cantábrica. También, en pleno proceso de la Desamortización de Madoz, entre 1855 y 1859 está documentado que los Montes de Toledo y Sierra Morena eran las regiones peninsulares con más muertes de lobo ibérico.

También hubo consecuencias sociales. Al desaparecer los montes comunales, se dio al mundo rural el primer gran golpe a su modo de vida, provocando el primer gran éxodo rural: hacia las ciudades donde (¡casualidad!), se necesitaba mano de obra para los grandes Ensanches que se planificaban ya. Y también hacia América, donde se produce la primera gran oleada migratoria de campesinos pobres en busca de una vida mejor.

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