Cambiar la Ley Electoral para que nada cambie
Las malas perspectivas electorales están abocando al PP a hacer propuestas de cambios en la Ley Electoral valenciana. Primero el recorte de 20 diputados y ahora elegir diputados 'comarcales', iniciativas que apuntan a favorecer a los partidos mayoritarios, y especialmente al más votado, hoy todavía el PP.
La primera propuesta de rebajar de 99 a 79 los diputados en las Corts Valencianes ha encontrado el no tajante de la oposición para una reforma que requiere del consenso de dos tercios de la cámara. El motivo: el ahorro sería en salarios (como justifica el PP) pero también en democracia, puesto que se restringiría la pluralidad en el parlamento, dificultando el acceso de los partidos minoritarios y insistiendo así en la tendencia al bipartidismo.
La nueva es la que presentó este lunes Alberto Fabra: elegir directamente un tercio de diputados a través de circunscripciones comarcales (o partidos judiciales). En un partido como el PP de escaso espíritu comarcal (para más burla la propuesta se presentó en Madrid, lejos de donde se debería aplicar, y para unas Corts donde hace tres meses que no aparece) suena más a treta que a convencimiento de la elección de diputados directamente como sí se hace en la tradición anglosajona; pero esta tradición supondría también normalizar las discrepancias internas de los partidos y el rompimiento de las disciplinas (actos que causan alergia en un partido pretendidamente monolítico como el PP).
De este modo lo que se disfraza de participación directa o 'comarcalización' de la representación de los diputados no es más que una forma de evitar pactos de la oposición contra la pérdida de la mayoría absoluta que ya vislumbra el PP. Imaginemos un caso práctico de una comarca donde el resultado electoral es de un PP con el 30% de los votos, el PSPV 25%, Compromís 15%, EU 15% y UPyD 10%: la consecuencia, un diputado para el PP pese a una mayoría de votos progresista. Y ahora imagínense este mismo resultado repetido en la gran mayoría de comarcas. Toda una ilusión óptica que permitiría al partido gobernante apuntalar una mayoría absoluta en ruinas.
Vistiéndose así el PP como el máximo defensor del ahorro en el gasto de sueldos de políticos, de la elección directa de los diputados y de la representación comarcal, el partido lo que realmente pretende es aferrarse al poder. Como la paradoja que aplicó la burguesía italiana del siglo XIX para una vez alcanzado el poder conseguir perpetuarse, y que describió Giovani Tomasi di Lampedusa en 'El Gatopardo', lo que pretenden es “cambiar todo para que nada cambie”.
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