Sant Joan d'Alacant inaugura la rehabilitación de un refugio antiaéreo de la Guerra Civil “como símbolo de reconciliación y paz”
“Un símbolo de reconciliación y paz”. Así es como se ha presentado en Sant Joan d'Alacant la rehabilitación del conocido como refugio antiaéreo de Pedro José, de la Guerra Civil, el cual acogió reuniones secretas en 1939, al final de la contienda, entre miembros del bando franquista y del gobierno democrático legítimo para rendir la última plaza de la II República.
Durante el acto el alcalde, Santiago Román (PP), destacó que “la palabra refugio tiene un gran significado, el de auxilio a personas que necesitan ayuda para salvar sus vidas, un refugio que ahora es símbolo de paz”. Y es que Alicante fue el objetivo de los bombardeos del bando franquista debido a su condición de ciudad de retaguardia republicana y último enclave de donde partían muchas personas al exilio. Así Sant Joan d’Alacant, como centro geográfico de la huerta alicantina, fue enclave de varios refugios de carácter privado en fincas incautadas por militares, a donde acudían también aquellos alicantinos que huían cada noche cogiendo el tranvía para pernoctar en las vecinas localidades episodios conocidos como “la columna del miedo”.
En defensa de este argumento de la “reconciliación”, el concejal de Cultura, David Aracil afirmaba que “en el transcurso de la Guerra Civil, en ambos bandos, a pesar de la tremenda pesadilla vivida, hubo innumerables y ejemplares casos de elevado sentido moral y enorme dignidad, tanto en practicantes del ateísmo a ultranza, fueran estos de procedencia comunista, socialista, anarquista u otro signo político, así como la de ciudadanos de ideas conservadoras, falangistas y profundamente cristianas. Su ejemplo, en suma -continuó Aracil-, es el de un servicio de entrega generosa al prójimo, incluyendo la tolerancia, la práctica del perdón y la reconciliación”.
Cerca de 200 personas asistieron a una inauguración esperada, donde un grupo de actores de Maniquí Teatre, dramatizaron varias escenas de conversaciones, “posiblemente reales”, que se vivieron en la Finca Pedro José entre las dos facciones de la Guerra Civil. El ayuntamiento explica que se representó “la historia de José Mallol Alberola (del bando nacional) y José Muñoz Vizcaíno (del bando republicano), dos hombres que se esforzaron en salvar vidas y ahorrar sufrimiento a sus semejantes. Por encima de su credo político, cultivaban un pálpito más íntimo y acorde con lo esencialmente humano: la compasión, la empatía y la generosidad para con el prójimo”.
Las crónicas señalan que este refugio destaca porque fue el escenario del considerado como último capítulo de la Guerra Civil: el cambio de poderes en Alicante, una claudicación diplomática que sellaría el final del conflicto. El representante de Falange en Alicante, José Mallol Alberola, se encargó de negociar con Teniente Coronel de Carabineros José Muñoz Vizcaíno para organizar un final de la Guerra incruento en la provincia. Ésta, se produjo en la bodega del refugio en una serie de entrevistas entre ambos. Una vez que las autoridades republicanas alicantinas abandonaron la ciudad, José Muñoz adquirió el cargo de gobernador militar, haciéndose el traspaso efectivo en una oficina de la capital. José Mallol por su parte, adquirió el cargo de gobernador civil estando al mando hasta la entrada de las tropas en la ciudad.
Estas obras de restauración han contado con el apoyo tanto de la Generalitat Valenciana como de la Diputación de Alicante. La obra, un coste total de unos 40.000 euros, está incluida dentro del Plan +Cerca de la Diputación de Alicante. Además ha recibido una subvención de la Generalitat Valenciana de 18.000 euros para la musealización del refugio antiaéreo.
Todo el proceso de recuperación del refugio fue explicado al público por la antropóloga Verónica Quiles, responsable de la excavación y del proyecto expositivo, y por el concejal de Cultura, David Aracil. Este pequeño escondrijo es un refugio antiaéreo destinado a proteger a la familia del teniente de carabineros José Muñoz Vizcaíno y del personal civil y militar residente en la finca en 1939. El refugio dispone de dos bocas de acceso, aunque podría existir otra a través de la antigua bodega, según algunas fuentes consultadas, por las que se accede a sendas escaleras y pasillos que conducen a una galería central.
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