Compromís a Sánchez: “Seremos leales en la medida que su Gobierno lo sea con los intereses valencianos”
Un voto de confianza, pero no un cheque en blanco. Un “voto del cambio”, con especial atención a las reivindicaciones valencianas. Contentos, pero sin bajar la guardia. Esta semana de formación de un nuevo Gobierno gracias a una mayoría parlamentaria plural ha sido un carrusel de emociones para las formaciones políticas que dieron el “sí” a Pedro Sánchez. En especial para sus socios valencianos, que celebran que haya cuatro ministros con raíces y arraigo, aunque lleven todos las siglas del PSOE.
Este viernes se han reunido los portavoces de Compromís en el ámbito municipal -con Valencia a la cabeza- y en el Congreso para valorar la formación del Ejecutivo del puño y la rosa en la Moncloa. Joan Baldoví y Pere Fuset señalan que les gusta la apuesta por un perfil femenino y europeísta -“hasta que empaten las mujeres en 40 años en democracia...” ha lanzado el diputado- y consideran que “está bien lanzar mensajes de modernidad”.
No obstante, hay un par de ministros que se le atragantan a la formación valencianista: el responsable de Interior, Francisco Grande-Marlaska, un juez de perfil conservador al que se recrimina no dar credibilidad a denuncias de torturas a los presos, y la responsable de Transición Ecológica, Teresa Ribera, sobre la que pesa haber firmado la declaración de impacto ambiental del proyecto Castor, causante de varios movimientos sísmicos en la costa de Vinarós, además de un fiasco económico. Pese a ello, la formación asegura que comenzarán a evaluarlos a partir de su actividad ejecutiva.
La sensación parece pues bastante agridulce en el seno de la coalición. Así, los naranjas planean los dos años de legislatura de Sánchez -cuyo final coincidirá con la convocatoria de elecciones municipales y autonómicas- como dos ejercicios para intensificar las reivindicaciones valencianas. Consideran que a un ministro como José Luis Ábalos, que ha sido concejal en Valencia, no hace falta explicarle las necesidades de los municipios ni de la financiación, o que Máxim Huerta tendrá sensibilidad con los escasos recursos -del cero coma- que reciben los museos valencianos o las bandas de música. “Siete mil euros son un insulto para las bandas”, ha criticado Baldoví.
Tanto por los cauces parlamentarios como pidiendo reuniones, los representantes de Compromís trasladarán la agenda valenciana al nuevo Ejecutivo. “Los problemas no se van con Rajoy”, han recordado. Y también, una advertencia: “Seremos leales al Gobierno de Sánchez en la medida que lo sea con los intereses de los valencianos”. Entre las necesidades, los dirigentes enumeran la V-21, la gratuidad de la AP-7, la deuda de La Marina, la salida del plan de ajuste económico, la financiación del Transporte Metropolitano, la contratación de personal para atender a dependientes, las inversiones territorializadas... Y, aunque con estos presupuestos haya poco margen en las enmiendas, los valencianistas exigen que las cuentas de 2019 no se parezcan en nada a las de años anteriores.
Por el momento, el presidente del Gobierno se está llenando de gestos: una mayoría femenina -y con feministas declaradas- en su Gobierno, ministros que representan la diversidad sexual, carteras estratégicas para territorios ignorados por su antecesor y sensibilidades judiciales diferentes. Además, Sánchez ha anunciado que sus primeras reuniones versarán sobre el conflicto catalán y convocará un encuentro con los presidentes autonómicos sobre la reforma de la financiación. De gestos vive la política.
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