La artista Irene van de Mheen expone por primera vez en la galería Aural bajo el título Some spaces even have wings (but they never fly) donde muestra dibujos y collages realizados en los últimos años así como una intervención in situ, realizada directamente en el espacio de la galería. La sensibilidad contemporánea ha presentado una vigorosa reconexión con el dibujo. De alguna manera la historia del dibujo contiene la idea de proceso, aunque no siempre tiene como implícita esa noción, pues el dibujo se ha vuelto autónomo, se ha liberado de su destino de soporte, y ahora muestra su cara independiente.
En su trabajo Irene van de Mheen explora las posibilidades y limitaciones del dibujo e investiga la relación entre el espacio físico y su traducción en una superficie plana, así como las fronteras entre la ilusión y la realidad. Irene indaga en la búsqueda de otro espacio, el espacio del otro, en la necesidad de una habitación propia, sin tiempo, un lugar para pensar.
Ante todo se trata de un trabajo visual; a través de la forma, el color y el material surgen dibujos de construcciones espaciosas donde el azar, la intuición y lo imperfecto tienen un papel importante. Duchamp dijo que el arte se concibe no tanto como una cuestión de morfología como de función, no tanto de apariencia como de operación mental, donde lo que interesan son los proyectos, los procesos, las relaciones, los juegos mentales, las asociaciones, las comparaciones, donde se desplaza el énfasis sobre el objeto a favor de la concepción, donde la ejecución es irrelevante. Su obra abarca desde íntimos dibujos y collages sobre papel a monumentales trazados en la pared, la continuación o expansión de la hoja de papel, componiendo así historias abstractas, creando el espacio más allá del espacio. No se trata sólo del dibujo expandido, ese que ha buscado salirse de los soportes y materiales tradicionales para llegar al diseño, a la arquitectura, sino el generar un espacio para el dibujo habitable, transitable, explorando la relación entre lo bidimensional y lo tridimensional: el dibujo como experiencia espacial.
La artista se centra en un riguroso examen en la relación espacio arquitectónico y superficie plana. Se genera así un campo visual de representación en un marco de paisaje arquitectónico donde el concepto de dislocación es el del espacio transformado en otro ya no reconocible. Si Richard Long y Hamish Fulton desarrollaron el concepto de estructuras mentales en sus pasos por la naturaleza, Irene plantea el dibujo mental en su paso por los interiores de las arquitecturas.