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Más o menos 100 días son de vacaciones

Laura Vilanova

Más o menos 100 días son de vacaciones…y empiezan las clases de nuevo... Seguro que los padres y madres de niños de Primaria o Infantil pondrán música a la letra de esta canción tomada de los televisivos Phineas y Ferb. Aunque las vacaciones escolares no son 100 días en nuestro país (nos quedamos en más o menos 70 días), para algunos niños y niñas son 120 días sin hacer una comida decente al día. ¡Perdonen que insista! ¡Perdonen que me repita! ¿Qué pasa con la Administración? ¿Por qué no se abren los comedores escolares durante las vacaciones?

Durante estas semanas se han escuchado términos como estigmatizar, discriminar, señalar, marginar, dar excesiva visibilidad… para argumentar la negativa a poner en marcha este servicio que ha solicitado reiteradamente la Defensora del Pueblo. ¡Por favor! Me parece ridículo. Lo que de verdad estigmatiza, lo que marca de por vida es ver a tus padres mendigando o salir con tus hermanos a rebuscar en los contenedores. Lo que discrimina es pasarse el verano encerrado entre cuatro tristes paredes (el que las tenga) sin posibilidad de relacionarte con otros niños que sí disfrutan de sus vacaciones o actividades veraniegas.

En la Comunitat Valenciana, como es habitual, se ha puesto un parche. Siempre con medias tintas. Se cubre la demanda de un ridículo porcentaje de niños a través de las escuelas municipales. Para aparentar. ¡Como siempre! Como cuando competíamos con Hollywood construyendo platós en Ciudad de la Luz o con el circuito de Mónaco paseando a la alcaldesa Barberá y al entonces president de la Generalitat en un coche de carreras por las calles de Valencia.

Y no hemos escarmentado. Seguimos haciendo lo mismo. Aparentando que buscamos soluciones mientras el tiempo pasa entre preparativos de ambiciosos planes con los que acabar con la malnutrición de la población, cada vez más empobrecida. Y entre planes, fútbol y coronaciones pasarán los más o menos 120 días del descanso de los comedores escolares y entonces comenzaremos a pelearnos por las becas del próximo curso. Más…menos… ¡El número importa poco si no cubren las necesidades básicas de los niños y niñas que las necesitan!

Perdonen que insista…pero es necesario que ante un problema como el de la malnutrición infantil en nuestro país, en nuestra comunidad, en nuestro barrio, en el cole de nuestros hijos pongamos el grito en el cielo y despertemos a nuestros gobernantes del letargo estival. Para que se pongan manos a la obra. Como ya lo ha hecho Cáritas, Ayuda en Acción, Cruz Roja, y tantas y tantas ONGs que obtienen recursos de dónde no los hay para evitar que los niños pasen hambre, para que las familias más empobrecidas hagan frente al envite de la crisis económica real… la que deja sin comer a familias enteras. Más allá de la apariencias.

El otro día un amigo me preguntaba alarmado al leer el artículo sobre los comedores escolares… ¿realmente lo de los niños está ocurriendo en Alicante?

Comprenden ahora que insista, ¿verdad?

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