Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Residencias oficiales vacías: siete comunidades pagan casas para sus presidentes
Las empresas se saltan la desconexión digital: Me han llamado hasta en el tanatorio
OPINIÓN | 'Milei insulta a España y la derecha patriótica calla', por Marco Schwartz

Un familiar del incendio de Campanar: “Han pasado dos días y no sabemos nada, nos hemos enterado del parte de víctimas por los medios”

Varios ramos de flores y un crespón negro en la escuela de uno de los niños fallecidos en el incendio del edificio de Valencia recuerdan este sábado a las víctimas de este suceso, que se ha cobrado la vida de al menos nueve personas. EFE - Manuel Bruque

Laura Martínez

8

Ante una catástrofe, el silencio es una pésima respuesta. Deja que la mente rellene los vacíos con el peor escenario. Y evita que las personas puedan cicatrizar su dolor. El silencio es con lo que se han encontrado H. y sus padres, familiares de una mujer que vivía en el edificio incendiado de Campanar. Dos días después del siniestro, no saben nada de su tía, una mujer que residía en la segunda torre.

“Aunque no tenemos confirmación oficial, hemos asumido lo peor”, explica por teléfono. La familia prefiere mantener el anonimato, pero insiste en una denuncia: “Si se puede cambiar algún protocolo de cara al futuro para salvar más vidas o dar una mejor atención a las familias, nuestro sufrimiento tendrá algún sentido”. El suceso, según su narración, se desarrolló así: la mujer se encontraba en el edificio contiguo, en el extremo opuesto a donde comenzaron las llamas. Se entera de que ha comenzado a arder la otra torre sobre las 18.20 horas. En ese momento, trata de salir de su inmueble y se pone en contacto con su cuñado y una amiga íntima. Les cuenta la situación: hay mucho humo y no sabe qué hacer, no deja de salir humo del ascensor y las escaleras. 

Su familia le dice que intente volver a casa, agachada, que permanezca cerca del suelo para no inhalarlo, pero ella se encuentra desorientada, no ve bien dónde está su vivienda. Esto coincide con el momento en el que cambia el viento y empuja el humo hacia ese edificio, apunta la familia, pero no había llamas visibles en la zona. Es entonces cuando su familiar llama a emergencias e informa de su ubicación. Estaba en el rellano del último piso. Unos minutos más tarde la vuelven a llamar y la mujer sigue sin encontrar su puerta. Entonces, en cuestión de unos diez minutos, la familia llega al edificio. “A partir de ese momento, mis padres insisten a la Policía en que mi tía está en ese sitio. Y la policía les dice que no se preocupe, que se retiren de la fachada, pero nadie les atiende”.  Y entonces, la nada.

Los familiares explican que se encontraron absolutamente desamparados frente al incendio. “No había dudas de si estaba o no dentro, habíamos hablado por teléfono”, cuenta H., que lamenta que no hubiera nadie atendiendo a los familiares en un primer momento, “No se recogió y coordinó la información que proporcionábamos”, apunta. Alrededor de una hora y media después, los trasladaron a la carpa de residentes y familiares, donde ya, cuentan, estuvieron atendidos por un equipo psicólogos.

“Mis padres estuvieron allí hasta la una de la madrugada, cuando dieron el último parte de hospitalizados y no estaba mi tía. Y entonces, siete horas más tarde, estaban empezando a llegar las llamas a esa zona. Fueron ”ocho horas de impotencia y sufrimiento donde continuamente te estás preguntando: ¿No se podía haber hecho nada en ningún momento? ¿Habrá llegado la información que hemos transmitido a los bomberos?“, prosigue H., que insiste en que no quiere cuestionar el trabajo de los agentes o los profesionales de emergencias. Más bien, considera que el error, si lo hay, es de coordinación y protocolos.

La siguiente fase en su historia llega el viernes. Es entonces cuando la Delegación del Gobierno comienza a confirmar la existencia de víctimas mortales. En una primera inspección preliminar se informa de diez, luego nueve, y este sábado de nuevo diez, a medida que avanzaban los trabajos de las unidades policiales científicas, que no pudieron entrar en el edificio hasta el mediodía del viernes. En el momento de cerrar esta edición, siguen sin tener información oficial.  “Han pasado dos días y no sabemos nada, nos hemos enterado del parte de víctimas por los medios” denuncia.

El sábado por la tarde, los familiares intentan ponerse en contacto a través del teléfono facilitado por la policía, pero no encuentran respuesta. Después, tratan de recabarla a través del 112, donde les facilitan otro contacto en el que tampoco encuentran información. “No podemos ponernos en contacto con nadie”, lamenta. La familia se sumará a la constitución de una asociación de afectados y baraja las acciones legales pertinentes contra la promotora del inmueble. De momento, expresan, su único deseo es ayudar para que no vuelva a suceder.

Etiquetas
stats