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Piel con piel: “Si la madre no quiere, no deja de ver a su bebé en ningún momento”

Taller de lactancia en la planta de Maternidad del Hospital General de Castellón.

Belén Toledo

“Él necesita tener contacto contigo, y olerte y tocarte”. Inés Sanz, enfermera de la planta de Maternidad del Hospital General Universitario de Castellón, se dirige a una de las madres ingresadas, mientras la ayuda a sacar a su bebé de la cuna y acomodarlo en su pecho. La escena tiene lugar en el taller de lactancia que se ofrece diariamente a todas las mujeres de la planta que lo deseen. Desde hace algunos meses, Sanz suma esta tarea a su trabajo habitual. 

Es una de las novedades que se han introducido en esta unidad, con el objetivo de humanizar el trato que se dispensa a las mujeres y a los bebés en el tiempo que pasan ingresados después del nacimiento. Se trata de ayudar a las mujeres que lo decidan a establecer la lactancia materna. Pero, sobre todo, consiste en propiciar “la no separación entre la madre y el bebé todo el tiempo que sea posible”, explica Sonia León, la pediatra responsable de la planta.

Objetivo: piel con piel 

Es el llamado “piel con piel”, una práctica con “demostrados beneficios, independientemente del tipo de lactancia que se escoja”, añade León. La evidencia científica muestra que el contacto precoz con la madre ayuda a la criatura recién nacida a “regular su temperatura y reducir el estrés postparto” tanto de la mujer como del niño. Además, el piel con piel mantenido “favorece el vínculo de apego, que aporta seguridad al bebé y a largo plazo le otorgará una constitución emocional más fuerte”, explica.

A partir de esta idea, la nueva manera de proceder en Maternidad y Nidos facilita que “si la madre no quiere, no deja de ver a su bebé en ningún momento”, explica Paula Pradells, supervisora de enfermería de la planta. Esto no sucedía anteriormente, ya que la rutina hospitalaria imponía varios momentos de separación entre las madres y sus hijos mientras estaban ingresados.

A primera hora, los auxiliares de enfermería recogían a la vez a todos los recién nacidos para bañarlos, operación que mantenía separados a los niños de sus madres durante un tiempo que podía ser superior a una hora y media. Los bebés también eran conducidos al nido para la revisión del pediatra, así como para todas las pruebas protocolizadas, como las profilaxis (aplicación de vitamina k y colirio para prevenir posibles problemas de salud), la somatometría, o el cribado de hipoacusia.

Para evitar estas separaciones, el servicio de pediatría preparó y presentó el pasado 7 de abril el Protocolo de Humanización de la Maternidad-Nido. El documento tiene el apoyo de la dirección del centro y está a la espera de un último trámite formal -la aprobación por parte de la comisión de calidad-, pero en la práctica está ya en vigor.

El bebé, con su familia en todo momento

El protocolo establece que después del parto se esperará cuatro horas para hacer los cuidados de madre e hijo. Además, indica que “las profilaxis se llevarán a cabo mientras el recién nacido está en contacto con su madre o mamando (si toma lactancia materna)”. Se contempla la opción de que la madre o el padre acompañen hasta el nido al profesional sanitario cuando sea la hora de bañar al bebé, y también para la somatometría.

León explica que los padres podrán acompañar a su criatura también a la hora de la revisión del pediatra. Esto supone “más tiempo y más esfuerzo para el profesional. Pero es gratificante, es un trato más humano, más cercano. Ese momento del baño o la exploración es un momento en el que se pueden saber cosas de los padres, se estrecha la atención, incluso en el ámbito social, y eso va en beneficio del niño”.

La iniciativa de humanizar el trato ha partido de los profesionales sanitarios, que detectaron la necesidad de un cambio en su día a día con las pacientes. Algunas mujeres mostraban “inquietud y angustia” cuando las separaban de sus hijos, según explica León. “Las preguntas más repetidas eran: ‘¿puedo ir con él?, ¿qué le van a hacer?, ¿va a tardar mucho?'”.

Hacia la habitación individual 

Otra de las quejas más repetidas por las familias usuarias de la planta es el hecho de que cada cuarto albergue a dos pacientes. Tanto León como Pradells explican que las madres demandan habitaciones individuales, hasta el punto de pedir la derivación a otros hospitales que sí las tienen.

En este sentido, el Protocolo solicita que en el futuro haya una habitación por paciente para “permitir la no separación durante los cuidados y las exploraciones del recién nacido manteniendo la intimidad y la confidencialidad de los pacientes y proporcionando el ambiente familiar deseado”.

La idea, explica la pediatra, es que en el futuro haya habitaciones individuales con cunas adosadas a las camas para facilitar el colecho y la lactancia durante la noche. Sin embargo, en la actualidad esta es solo una petición sobre el papel, sin fecha para su realización.

Más esfuerzo para el personal 

Los cambios exigen una atención más personalizada, por lo que están suponiendo un mayor esfuerzo por parte del personal. Algo que está siendo posible gracias a la disminución de la natalidad en los últimos años, que ha librado a la planta de Maternidad del colapso continuo que padeció durante largos periodos. “Hemos aprovechado la oportunidad para cambiar el modelo. Y el objetivo es mantenerlo aunque vuelva a subir la natalidad”, explica la pediatra.

El Protocolo intentará revertir la tendencia de la asistencia a los nacimientos en las maternidades hospitalarias impuesto en las últimas décadas. En el documento se puede leer que “tradicionalmente” se ha primado la “vigilancia técnico-profesional”, y se “minusvaloraban los fenómenos del vínculo familiar en este acontecimiento”. Ahora, se trata de “mantener las garantías de asistencia” pero procurando “un alojamiento conjunto de la madre y el hijo”.

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