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CV Opinión cintillo

Estériles cámaras de comercio

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“Jo espere en el futur i en ell, encara que sé

que la història no camina sempre cap avant,

i que hi ha en ella zones idubtables

i imprevisibles de regressió“

Josep Lozano- París, 1972

A los poderosos les tiemblan los pies. No es broma la pandemia. ¿Va por la tercera o la cuarta ola de contagios, dolor y víctimas? La primera escalada fue novedosa para una sociedad desprotegida a golpe de recortes. La cultura no importaba. La enseñanza para todos bastaba con prolongar su inercia, ¿verdad Vicent Marsà, conseller d’Educació i Cultura? La Universidad pública, no merecía presupuesto porque alberga rojos, retrógrados y catalanistas. Los archivos del PSPV-- custodiados por la conselleria responsable de Universitats-- convenían inaccesibles en las bibliotecas públicas. Vetados a los investigadores.

Cámaras

Las Cámaras de Comercio, dependientes de la conselleria de Economía del Bien Común, debían seguir siendo inútiles y maniatadas por sus enemigos. No importaba quien las dirigía, ni su cualificación ni su vinculación a corruptos. Ni si sus asesores coqueteaban con la delincuencia tras los muros del penal de Picassent, con campo de golf contiguo. Cinco Cámaras de Comercio para no hacer nada. La de Castelló gestada e iluminada por los designios de su ex-secretario general Carlos Fabra, quien, después de ser presidente de la Diputación con el PP, acabó en prisión. La de Alicante, arruinada por su ex-gerente Carlos Mazón hasta que en 2019 fue presidente de la Diputación por el PP. La de València, que lideraba en España, quedó estéril desde la dilatada presidencia de Arturo Virosque hasta hoy. Consumado el asalto y derribo. Las locales de Alcoi y Orihuela, bastante hacen con mantener sus puertas abiertas.

Fuerzas vivas

Todo iba según lo previsto. Cambió algo para que no cambiara nada. Casi se había conseguido y el coronavirus llegó, como si nada, en marzo de 2020, con la esperanza de que pasara de largo. Primero quince días de confinamiento. Se prolongó y la economía sufre. ¿ Las patronales, además de quejarse, qué hacen? ¿Hay algún plan para coordinar a las entidades económico-empresariales de la CV y poner su capacidad de gestión y sus recursos al servicio de la sociedad ? ¿La Generalitat qué hace? ¿Dónde está el conseller de Economia, Rafael Climent? Los medios de son escasos. ¿Quién explica cuáles son los resortes de anticipación que las cosellerias del ramo económico tienen dispuestos para afrontar la adversidad ?

Liderazgo

Preocupa quien ha de liderar la recuperación cuando se pueda afrontar. Inquieta que la situación actual pueda desembocar en malestar social y repercuta en la capacidad de consumo de los ciudadanos. El turismo, de sol y playa baratos, ha tocado fondo. ¿A quién preocupó que no fuera sensato poner todos los huevos en la cesta turística? ¿Quién puso remedio? ¿A quién se le ocurrió poner fin al boom inmobiliario desmedido, que absorbe inversión sin continuidad? ¿No hay una conselleria de Hisenda i Model Econòmic Valencià? ¿No hubo intentos propagandísticos de planes de competitividad con el PP, que siempre carecían de presupuesto y de voluntad política para ejecutarse? Los desencantos le costaron la frustración y la salida al conseller Justo Nieto, ex-rector de la UPV. ¿Quién ha puesto en marcha la reindustrialización del País Valenciano? Eliminaron el Instituto de la Pequeña y Media Industria Valenciana (Impiva). Pusieron al Instituto Valenciano de la Exportación (IVEX) a servir al ICEX,( Instituto de Comercio Exterior de España), sin resultado positivo. Se lo comió sin más. A consecuencia de la pandemia asistimos al entierro de Feria València. Perdió 82 millones de euros en 2020. Necesita seis millones para no declararse en quiebra. Después de casi seis años de indecisiones y desidia en el patronato y comité ejecutivo. La caída del presidente, José Vicente González. Ahora huérfana. La competencia autonómica de ferias la tiene la conselleria de Economia de la Generalitat Valenciana. ¿El problema es si el suelo y las instalaciones son mías o tuyas? ¿Si quiero jugar con las ferias desde la Generalitat—¿ bonito juguete, para Maria José Mira, secretaria autonómica y comisionada contra el virus?--, o desde el Ajuntament de València, que preside Joan Ribó, como lo hace en el Patronato de feria, contra viento y marea.

Feria

De haber responsables de la trayectoria y substancia de las Cámaras de Comercio harían bien en plantearse para qué sirven. El periodista Martín Domínguez Barberá, en un episodio crítico para València—la riada de 1957--, en el que se jugó el tipo y lo perdió, resumió en 1958 la condición y la consecuencia de la esterilidad “aquello que no responde a lo que es, acaba siendo estéril”. Afirmaba que la pena de esterilidad recaía sobre los traidores a su propio ser. En un momento grave y decisivo, las Cámaras de Comercio tendrían que haberse puesto a trabajar hace tiempo a la vista de cuanto ocurría y de lo que iba a pasar. Con la solera de 135 años de historia y una trayectoria ejemplar hasta 1995, las Cámaras de Comercio no pueden ver, como si no fuera con ellas, la tragedia, que vive la centenaria institución Feria València (1917). Íntimamente ligada a su existencia y responsabilidad desde su creación, como Feria Muestrario Internacional. Sobreviene el declive de ambas instituciones. Abandonadas a la ignorancia, a la rapiña y a la ineficiencia de los dirigentes políticos que iniciaron su declive. Que culmina el Consell del Botànic.

Botín

En 1994, cuando trabajaba en el equipo directivo de la Cámara de Comercio de València, si recibía una llamada de teléfono en mi despacho desde la centralita, se me advertía que llegaba por la línea 1. La que los técnicos habían comprobado que estaba “pinchada”. Sabíamos que debíamos ser discretos con lo que decíamos porque llegaba inmediatamente a la Confederación Empresarial Valenciana que presidía José María Jiménez de la Iglesia. Su secretario era Luís Espinosa Fernández. Que también lo era de la patronal autonómica Cierval y del lobby, Asociación Valenciana de Empresarios(AVE). Así se fraguó el asalto y toma de control de la Cámara de Comercio. Fèria de València en paralelo. Son 85 las Cámaras de Comercio repartidas por España con 5.000 empleados. Cinco de ellas en territorio autonómico valenciano, coordinadas desde el Consejo de Cámaras de la C.V. Tiene competencias plenas sobre ellas la Generalitat Valenciana a través de la conselleria de Economia, de Rafael Climent, que todavía no se ha enterado para qué pueden servir y cómo se deberían tutelar las Cámaras de Comercio. Para dinamizar la economía y defender los derechos de las pequeñas y medianas empresas. Cuando mandaba el PP lo tenía muy claro. Ponían en los puestos clave a sus peones, que el Botànic no se atreve a cambiar. ¿O es que obedece a un pacto ?

Fondos europeos

La Cámaras hoy, deberían desempeñar un papel primordial en la gestión de los fondos europeos para la recuperación económico- empresarial y social. Hasta el momento, sólo ponen a disposición de los empresarios asesoramiento, desde la enigmática Cámara de España, con sede en Madrid, que preside el empresario del cava catalán, José Luís Bonet. Las Cámaras vascas van por libre y las catalanas padecen varias crisis concatenadas. Han sido descabezadas—sin ley autonómica—de su presidente, Joan Canadell, de Petrolis Independents. Fichado por Junts x Cat para las próximas elecciones catalanas. Prueba de que la Cámara de España – feudo de los que mandan desde el Ibex-- y la futura Cámara de Catalunya, son utilizadas cómo plataformas políticas. Para desvirtuar su cometido y contravenir el decreto fundacional de las Cámaras de Comercio, dictado por la reina María Cristina en 1886. Donde, además de su razón de ser—hoy tergiversada e ignorada--, se recordaba que permanecíeran alejadas de la política. La pugna a lo largo de su historia ha sido en defensa de la independencia de estas instituciones. Para servir a los intereses generales de la economía y no a la conveniencia de unos cuantos. De la Restauración a la dictadura franquista y de la Transición democrática a la pandemia de 2020-21.

Requisitos

Debajo de la evolución descontrolada de la pandemia y del sainete de las vacunaciones privilegiadas, el debate en España se centra en el control de la distribución y coordinación de las ayudas para la recuperación económica. Una cuestión de dinero. La Unión Europea, que ya ha tenido negativas experiencias con el uso español de los fondos de cohesión y cooperación, impone estrictas condiciones para acceder a las ayudas. Las administraciones autonómicas del Estado han destapado su ambición y la desconfianza en el reparto del dinero. Han reiterado suficientes espectáculos de su falta de seriedad y eficiencia en la gestión de otras subvenciones comunitarias. Desde Bruselas ven la irresponsabilidad en autonomías modestas y en otras de mayor envergadura –Madrid o Catalunya—.En las que el circo político predomina sobre las necesidades de la población y los intereses generales de la economía.

Élites

Son las Cámaras de Comercio—alejadas de la política y corporaciones de derecho público—a las que correspondería el liderazgo económico-empresarial .Han sido desnaturalizadas a instancias de las grandes empresas por la ley de abril de 2014 del PP, con la anuencia y colaboración de los gobiernos del PSOE. Gobernando Rodríguez Zapatero, el 3 de diciembre de 2010, su ministro de Industria y Comercio, Miguel Sebastián les dio la puntilla para enterrarlas mediante un decreto ley de difícil interpretación. En 2014 Mariano Rajoy, consciente de que no se podían eliminar, dio a luz la actual ley de bases de las Cámaras de Comercio. Se entregaba el poder en estas entidades a las patronales (CEOE) y a las grandes empresas desde la Cámara de España. Se sustituyó el bastión del Consejo de la Competitividad (compañías del Ibex y algunas más) por la cúpula de las Cámaras con sede en Madrid. Ante la Unión Europea sólo es interlocutor válido el Reino de España—ni Catalunya, ni las Cámaras catalanas ni las vascas-- Estado miembro desde 1986.

Autoridad moral

Es cierto que las élites empresariales españolas están preocupadas por quien lidera la recuperación económica pos-Covid. La penitencia la tendrán en su pecado. Debilitaron las Cámaras para coparlas y ahora carecen de contenido y autoridad empresarial. No es fácil recomponer el entramado empresarial cuando se ha puesto tanto empeño—por parte de las grandes empresas—en menospreciar y enrarecer el clima democrático en sus bases. Se sabe que los empresarios pecan de individualismo y cada uno cree que se basta para solucionar sus problemas. Del mismo modo censuran el papel del Estado, para ahora, en situación límite, exigir a las instituciones estatales que saquen al país de la profunda crisis económica, sanitaria y social provocada por la Covid-19.

Los empresarios para dar lecciones han de ordenar su casa. No dejarse manipular por quienes no persiguen el saneamiento de las organizaciones y de las entidades económicas, sino la connivencia entre el poder político y el empresarial. La autoridad y el liderazgo empresarial dependen de la transparencia, la credibilidad y la independencia. Desde la base hacia la cúspide. Sin vacíos ni desconexiones. No puede ser independiente quien cobra del Estado. En las encrucijadas complejas y de difícil solución sólo se puede trabajar para la mayoría de las empresas. Que son pequeñas y medianas. En la Comunitat Valenciana más del 95 por cien.

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