Resignarse es sucumbir
“Covards i corromputs,
hem anat amagant-nos
pel camí de la vida
i de sota les closques.
Considere de nou
qui conserva el coratge
que volia pels homes“
Emili Rodríguez-Bernabeu. Alacant,1972
Se le ha “escapado” a Salvador Navarro, presidente de CEV y ha denunciado el nacionalismo preocupante de Madrid. Tanto o más que el independentismo catalán. Gran indignación de los desahuciados de Génova. Los empresarios sucumben si se resignan al ostracismo y a la desinformación. Cada día es la fecha universal de algo. En las últimas semanas se han acumulado. El 40 aniversario del golpe de Estado del 23f (nada que celebrar y mucho que lamentar en València, centro armado de la rebelión militar), el día de los enamorados , el día global de la mujer . Cuando un pontífice-- el Papa Francisco- fue por primera vez a Irak en misión pastoral de desagravio, el primer año de pandemia , el inicio de año en que el mundo vuelve a la normalidad y escapa de la megalomanía de Donald Trump. El 2021 en que Gran Bretaña traiciona la unidad europea (Irlanda y Escocia peligran). Con el pretexto del Brexit y de la mano de un premier esperpéntico-- Boris Johnson-.
Frustración
Los empresarios valencianos llevan años fracasando con el Corredor Mediterráneo, con la deficitaria financiación autonómica, con el agravio por territorios del impuesto sobre el patrimonio y las donaciones. Con la inversión injusta en el País Valenciano, que nos empobrece y degrada a todos. O el signo esperanzador para que, con la vacunación masiva, se resuelvan las adversidades del Coronavirus-19 en nuestras vidas. Los empresarios valencianos inmersos en las consecuencias de la crisis pandémica viven en la encrucijada. Es cómodo dejarse llevar por los caminos que trazan políticos y grandes patronos. La realidad inmediata es otra. La corrupción es el nexo entre la política y los intereses de las empresas grandes. Tan corruptos son los que cobran como los que pagan, para abusar desde la competencia desleal.
Joan Lerma
En las entidades económico-empresariales conviven las grandes y las pequeñas empresas incrustadas en sus propias organizaciones. El único político con capacidad de gobierno que comprendió el grave riesgo que corría el equilibrio de fuerzas en el universo empresarial valenciano, fue Joan Lerma durante su presidencia de la Generalitat. En el campo de los medios de comunicación el riesgo no fue menor. Todo se compra con pactos secretos, favores e inserciones publicitarias. El trasvase de profesionales, cargos y sueldos avisa de que el nepotismo avanza entre periodismo y política. Aunque no lo tengan claro, el mundo económico - empresarial necesita una prensa libre. Que no esté al servicio de intereses políticos o de grupos de presión espurios. Los periódicos que dependen de partidos, grupos de presión o gobiernos políticos, están condenados a morir. Provocan la desconfianza de sus lectores. Otro tipo de corrupción. El poder establecido necesita contar con entidades empresariales representativas. Que no hayan sucumbido a la miseria de quienes las utilizan para fines distintos de sus intereses. Por ahí fue el intento desesperado de fortalecer asociaciones como PIMEV (Petita i Mitjana Empresa Valenciana)—Eugeni Senent.-, Unió Gremial—Vicent Montaner-, L’Empresarial – Miquel Portal-o el Cercle d’Empresaris, -Ramón Cerdá. En la diana de la purga acabaron con la independencia de las Cámaras de Comercio, Industria, Navegación y (ahora) Servicios. Todo en vano al entrar en liza el Partido Popular en 1995. Los Consells del Botànic ni han intentado restituir la equidad ni el sentido común.
IPI-IMPIVA
Durante los primeros gobiernos socialistas de la Generalitat, presididos por Joan Lerma, se asumió el compromiso de situar al País Valenciano por la senda del progreso. Para conseguirlo el modelo económico, que tiene que instaurar Vicent Soler desde la conselleria d’Hisenda i Model Econòmic, ha de ser competitivo y enraizado en los fundamentos de la economía autóctona. En los primeros años de gobiernos democráticos y autonómicos, se concibieron e instauraron instrumentos eficaces e innovadores. Destinados a fortalecer la estructura económica y la urdimbre empresarial valencianas. De ahí surgió el IMPIVA (Institut de la Petita i Mitjana Industria Valenciana). Luego se vendió hasta su sede para que no quedara ni rastro de él. El IMPIVA tuvo su origen en el IPI (Instituto de Promoción Industrial) que nació y se desarrolló en la Cámara de Comercio de València durante muchos y fructíferos años(Ford, IBM, Altos Hornos). El IMPIVA se llevó de la Cámara de Comercio hasta las secretarias. Aparte de la mayoría de los profesionales y técnicos (Ximo Mafé, Paco Mas, Joaquín Ibáñez) que se habían formado en la corporación bajo la dirección y la experiencia de reconocidos profesionales de la talla de Ángel González Rivero, José María del Rivero Zardoya o Gerardo Canet Navarro. Su fórmula fue copiada en el Gobierno de España (CEDETI) y en las autonomías más dinámicas. El País Valenciano influía en España.
ITVA-PROCOVA-IVEX
En paralelo se creó el ITVA (Instituto de Turismo Valenciano) dirigido por Eduardo Fayos, el IVEX (Instituto Valenciano de la Exportación)lanzado por Joan Mir desde la Cámara de Comercio con PROCOVA (Promociones Comunidad Valenciana) o los Institutos Tecnológicos que fueron prostituidos por los gobiernos del Partido Popular (Eduardo Zaplana). Convirtieron el recinto que debía destinarse al conocimiento, la formación y la investigación, en un polígono empresarial sin nivel conceptual ni personalidad alguna.
Contra el conocimiento
Desde la Cámara de Comercio de Valencia de los años 90 se promovió el Parque Tecnológico y la Ciudad de las Ciencias. Para tomar ideas se estudió la experiencia singular del Parque Tecnológico y Científico, Sophia Antipolis, situado centre Niza y Antibes, de donde proviene su nombre griego (Antipolis). Emplazado en una zona de los Alpes Marítimos (2.300 hectáreas) donde habitan más de nueve mil habitantes que encuentran su ocupación al servicio del conocimiento. Allí están instaladas varias decenas de entidades e instituciones, de notoriedad internacional, relacionadas con la informática, comunicaciones, electrónica, farmacología, biotecnología, ciencias de la salud, química o geociencias. Junto a ellas prestigiosos institutos, fundaciones, consorcios y centros de formación universitaria. En la versión valenciana, la sabiduría (Sophia) se sustituyó por la precariedad y el conocimiento, por la improvisación. En principio con voluntad de evolucionar. Había ambición y convicción en situar al País Valenciano en el contexto internacional. Para inspirar la creación de la Ciudad de las Ciencias se hizo una aproximación de la Cámara de Comercio de València (Agustín Rovira) a las instalaciones de la Villete en París. Allí se alinean teatros servicios múltiples, auditorios, la ciudad y el museo de la Música, exposiciones, conciertos, Ópera, espacios para la formación cinematográfica o conservatorio para la formación musical. En lo que se conoce como el complejo de la Ciudad de las Ciencias y de la Industria.
Refundación
La pandemia supone un reto empresarial de primera magnitud. Si se parte de que las empresas pequeñas constituyen más del 95% del total y de que la afiliación a la Confederación Empresarial Valenciana (CEV) es minoritaria, lo que necesita el asociacionismo empresarial valenciano es su refundación. La primera exigencia es la transparencia para valorar la entidad representativa de la patronal. Combatida y asediada desde la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) constituida por 120 empresas de “entidad e influencia”. Requieren el placet de los restantes socios para pertenecer a ella. Es un club y no una patronal como pretenden. En la nebulosa su operativa cooptativa y sus cimientos democráticos. La CEV que compartía sede y presupuesto con CEPYMEV (pequeñas y medias empresas) así como la figura del secretario general, eliminó la asociación de los pequeños. De cuya presidencia provenían los dos últimos dirigentes: José Vicente Morata y Salvador Navarro. El primero para sustituir a José V. González en la CEV y el segundo, en la Cámara de Comercio de València, tras la salida de Arturo Virosque.
Quien paga, manda
Estas directrices provienen de la etapa presidencial de José Vicente González en CEV, antes de liderar Feria Valencia. De cuyo cargo se apartó tras fracasar su proyecto-- pactado y firmado-- privatizador de la institución. Fue González quien consiguió la asignación de una partida en los presupuestos de la Generalitat para las patronales a través de CIERVAL. La justificación de la subvención fija proviene de su pertenencia a la Administración Institucional reglamentada. Equiparable a la de los sindicatos mayoritarios e interlocutores sociales, Comisiones Obreras y UGT. De ahí el carácter de interlocutor económico (no social) de la CEV.
Cámaras y dignidad
Cuando ese papel corresponde a las Cámaras de Comercio, de acuerdo con su naturaleza y sus principios fundacionales. Entes consultivos de la Administración en defensa de los intereses generales de la economía. Que dependen de la Generalitat al tener establecidas sus competencias por ley en la conselleria de Economia del Bé Comú. Las Cámaras son las únicas instituciones económico-empresariales que, de acuerdo con la ley de bases, representan a la totalidad—grandes y pequeñas—de las empresas de su demarcación. A través del Consejo de Cámaras de Comercio de la Comunitat Valenciana, de todas las empresas del territorio autonómico. Difícil meta para los empresarios valencianos. El premio Nobel, Albert Camus, defensor a ultranza de la dignidad humana escribió en “La muerte feliz”: “El interés por la libertad y la independencia sólo son concebibles en un ser que aún conserva la esperanza”. Los empresarios han de refrescar quienes son y que, como se ha demostrado en la pandemia, por separado, cada uno de ellos no va a ninguna parte.
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