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Poder transversal

Xavier Ribera Peris

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“Ja els límits de la rosa s’han desclòs al deliri.

La nit arrodoneix molts pactes de silenci.

Ulls i llavis segellen assolides substàncies

i la cendra s’oblida per mandat de la saba.”

Joan Valls Jordà. Alcoi, 1960

Ya está claro, los tropiezos de los valencianos se deben a la ignorancia. A la falta de ilustración. La lectura en diagonal lleva a la confusión. En estos tiempos de penuria futbolística, al alcalde de València, Joan Ribó, le han metido un gol por la escuadra. Al nuevo complejo deportivo de la Fonteta de sant Lluís, en suelo municipal, lo quieren llamar: “Casal España Arena”. Connotaciones aparte, la marca es mala y confunde. Casi peor que la adjudicada a la radiotelevisión valenciana: “À Punt”. Estas derivaciones erráticas son síntomas de decadencia.

Reino de España

Una coincidencia, Joan Roig, nunca quiso pagar, estar ni figurar en la Cámara de Comercio de València—deja sus peones-- ni en el Consejo de Cámaras de la Comunitat Valenciana. Aunque forma parte activa y pagana del sanedrín –junto a las empresas del Ibex-- que gobierna la Cámara de España. Paraguas surrealista que ampara a las 85 Cámaras de Comercio del territorio hispano, con sede en Ribera del Loira,12, Madrid.

Destino

La política en el País Valenciano ha entrado en fase de desorientación y desconcierto. Un buen tema a debatir en el próximo congreso general del Bloc Nacionalista Valencià—integrado en Compromís--, que preside Enric Morera y gestiona Águeda Micó. Ante algunos toques de atención—infrafinanciación e inversiones-- sobre la apatía y la inacción, unos empresarios preguntan: “¿qué hacemos?” mientras otros, por deformación profesional van al grano y plantean: ¿cuándo constituimos un partido valenciano de centro-liberal? Cualquier intento se ha dinamitado siempre desde dentro. Los empresarios, aunque algunos políticos desaforados disientan, tienen mucho que decir y bastante que hacer.

Testigo

Cuando los turnos y alternancias en el poder cubren sus plazos, son los empresarios –creadores de riqueza y empleo—junto con la Administración Institucional y los entes intermedios de la sociedad, los que han de seguir con la responsabilidad gravísima de que el país funcione. Los empresarios han de hablar. Merecen audiencia y respeto. No los que dicen que les representan, cuando nadie los ha elegido democráticamente, sino los responsables de las unidades de negocio-- pequeñas y grandes-- que son los que al final se la juegan por encima de izquierdas y derechas.

De aquí, de allá

El Partido Popular de la CV, después de veinte años de hegemonía y latrocinio, está desmembrado y desprestigiado. Conserva sus ramalazos de prepotencia y la pretensión borbónica de que “l’Etat, c’est moi”- Luis XIV dixit. Según la Constitución de 1978, el Estado, bautizado de las Autonomías, lo forma la Adminisrtración central junto con las autonómicas, incluida la madrileña. El Partido Socialista valenciano está pinzado entre sus jefes de la calle Ferraz –J.L. Ábalos---de la capital de España y por los deslices del Espíritu de Morella. Por el que Ximo Puig decidió inclinarse por la candidatura—finalmente perdedora-- de Susana Díaz, frente a la opción triunfante de Pedro Sánchez. La segunda opción de poder en la Generalitat es Compromís, con sede en la plaza del Pilar de València. Hoy en crisis existencial y ausencia de liderazgos coherentes y visibles.

Balance

El Consell del Botànic- I y II- cuenta con cinco años de existencia y su balance pasa sin pena ni gloria. En política no basta con el buenismo, la aquiescencia y el posibilismo. Los ciudadanos, con y sin empresa, exigen resultados. Los valencianos necesitan conocer su proyecto de país. El modelo económico de progreso – Vicent Soler tendrá algo que decir--. Cómo ha de mejorar la competitividad y la productividad de su economía. ¿Dónde está Rafael Climent? Contar con alguien al frente de la conselleria de Agricultura que sepa de naranjas y cómo se planta una cebolla. Que Vicent Marzà aclare qué va a hacer con la cultura y la formación de las nuevas generaciones. Que al frente Sanidad haya alguien que consiga un sistema de salud pública eficiente y eficaz.

Viento en popa

La ocasión es favorable. La derecha conservadora está fuera de juego, si no tuviera el respaldo atávico del PP España, en el arco ideológico que va desde la ultramontana Cayetana Álvarez de Toledo al filoregionalista Alberto Núñez Feijóo--el orensano sucesor de Fraga. Próximo a arrasar en las elecciones gallegas, escondiendo las siglas del PP. Los socialistas de Pedro Sánchez están de subida, tras capear la pandemia y aspirar a encumbrar a su candidata Nadia Calviño, desde la cartera de Economía a la presidencia del Eurogrupo . Podem en la CV aparece desdibujado. Se aleja del liderazgo de Rubén Martínez Dalmau y afronta la incógnita de la nueva secretaria, Pilar Lima.

Orégano

Es lo que va del poder difuso al transversal. Los principios democráticos imponen la necesidad de presentarse a las elecciones y ganarlas para mandar. El dinero es importante, pero una escena de sofá no bata para irrumpir en el campo de la política e imponer decisiones que corresponden a los representantes de los electores. Más si se producen en asuntos y sobre terrenos de titularidad pública. Ancestral vicio de incurrir en injerencias subrepticias entre lo privado y lo público. Nunca todo el campo fue orégano.

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