Los sueldos de los valencianos, inferiores a los de los murcianos y un 30% más bajos que los de madrileños y vascos
Trabajar en la Comunitat Valenciana está peor remunerado que en la mayoría de las comunidades autónomas, y a años luz de las que tienen los sueldos más altos.
Así se desprende de los datos recabados en el Instituto Nacional de Estadística (INE) por el economista Jordi Palafox, según los cuales, el salario medio bruto mensual en la Comunitat Valenciana en el año 2017 (último dato disponible) ascendió a 1.677 euros, los terceros más bajos y 200 euros inferiores a la media estatal (1.888 euros).
El informe revela que solo los salarios de los canarios (1.606 euros) y de los extremeños (1.583 euros) están por debajo, mientras que regiones que en regiones como Andalucía (1.681 euros) o Murcia (1.684 euros) los sueldos ya superaban los de los de los valencianos.
Si se comparan con las comunidades con los suelos más elevados, la diferencia es abismal. Así, los salarios de los madrileños son un 30% más elevados, los de los vascos un 31,6% y los de los catalanes un 18,8% superiores.
Las comunidades con suelos más elevados en 2017 fueron, por este orden, Melilla con 2.475 euros, País Vasco con 2.208 euros, Madrid con 2.191 y Navarra con 2.177 euros.
En cuanto a evolución de los salarios en la Comunitat Valenciana, desd el año 2014 en que alcanzaron su pico máximo con 1.745 euros, (136 menos que la media española), se ha producido un descenso del 4%.
Pero este no es el único indicador que refleja la situación económica real de la Comunitat Valenciana es el Producto Interior Bruto (PIB) por habitante, que en 2017 fue de 22.034 euros. Como refleja Palafoix en su columna, este indicador, el más favorable del nivel de bienestar, está anclado en las posiciones de cola de las 17 comunidades autónomas, con la de Madrid en primer lugar.
Y a una distancia considerable: el PIB por habitante en ésta es un 53,5% superior al valenciano. No es todo: la media española sigue estando 13 puntos por encima y la de la UE 36 puntos porcentuales.
Sobre las causas de esta situación, el economista advierte que, además de la consolidación de una estructura productiva con fuerte predominio de sectores de baja productividad, habría que analizar la trascendencia desempeñada, al menos, por dos elementos habitualmente poco considerados.
Por un lado, las políticas públicas puestas en práctica. Y por otro lado, la escasa vinculación de la inmensa mayoría de las empresas valencianas con las nuevas formas de producir surgidas con el avance de la globalización. Una deficiente adaptación que, al menos en parte, puede considerarse un efecto de esas políticas puesto que en ellas se fijan los incentivos y desincentivos a la actuación de los agentes privados.