¿Qué animales habitan mi alfombra cuando la cuido poco?

Alfombras

Jordi Sabaté

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Las alfombras son uno de los rincones preferidos de la casa para los más variados insectos y parásitos. En primer lugar, porque actúan como el colector perfecto de toda clase de materias orgánicas que se desprenden de nuestra ropa y nuestro pelo, especialmente si tenemos niñas y niños en casa, o bien compartimos el hogar con un animal doméstico, sobre todo canes.

Como buen embudo de materiales, que pueden ser rica comida para insectos, las alfombras son el lugar perfecto donde encontrar abundante alimento. Además, por su estructura textil entrelazada y enmarañada, pueden conservar unos niveles de humedad bastante superiores a los del resto de la casa.

Y si a ello unimos el calor que hace en las casas en invierno, que se conserva muy bien en la alfombra, tenemos la combinación perfecta: comida, humedad y calor, un atractivo destino turístico para las especies tropicales adaptadas a nuestros climas invernales.

Así, aunque no los veamos, nuestras alfombras las habitan muchos autoinvitados a nuestra casa, pero sobre todo destacan tres que han sabido acomodarse mejor y que, por tanto, son más frecuentes, causando a veces perjuicio en nuestra salud o nuestros objetos caseros.

1. Ácaros

Empezamos por el grupo más frecuente y común, y también el más difícil de evitar, tirando a imposible, por lo que la mejor forma de combatirlo es una limpieza constante.

Estos artrópodos primitivos, subclase de los arácnidos, cuentan con 40.000 especies catalogadas, y se estima que hay muchas más. Se trata de seres de tamaño muy variable, pues van desde las garrapatas hasta la diminuta sarna que ataca nuestra piel.

Pero existen otros muchos ácaros que no nos agreden directamente con su picada sino que provocan, en personas con alergias respiratorias o dermatitis, reacciones que atacan a su piel o sus bronquios y pulmones.

La Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica calcula que la alergia a los ácaros afecta a entre el 70% y el 80% de los niños en zonas costeras.

Así, los síntomas provocados por inhalación son: rinitis, estornudos y, en casos más graves, asma, que puede convertirse en crónica si no se trata. Por contacto, pueden producir dermatitis, eccema, irritación cutánea y ocular o conjuntivitis.

Los ácaros suelen alimentarse de los restos orgánicos de alfombras, camas, etc., muy en especial de los restos de piel en forma de caspa de nuestro cabello, ricos en proteína y grasas.

Son tan livianos que se elevan con las corrientes de aire, por lo que se cuelan en casa por todos lados, siendo imposible no convivir con ellos cuando abrimos puertas y ventanas. Pero lo que provoca alergias en las personas son sus excrementos, que contienen una sustancia alergénica llamada Der P1.

2. Larva del escarabajo negro de las alfombras

Por variados motivos, el estadío de este escarabajo que debe preocuparnos es su microscópica y peluda larva, de apenas un milímetro y con forma de gusano de largos pelos.

En primer lugar porque, tal como explica la página de salud ambiental del Ayuntamiento de Madrid, es un animal tan abundante y frecuente en las casas como difícil de detectar.

Y mientras en su forma adulta de escarabajo negro se dedica a alimentarse de polen y néctar, en la larvaria come todo tipo de materiales orgánicos, desde restos de comida a cuero, cera, textiles naturales, etc. Esta voracidad la hace capaz de destrozarnos un querido chéster “capitonné” tanto como una cara alfombra de Isfahán.

Pero además se han estudiado casos de dermatitis por contacto con estas larvas, debidas seguramente a sus pelos y a su hemolinfa, es decir a alguna proteína de la sangre que poseen. No se trata de agresiones sino de reacciones alérgicas en algunas personas, no mayoritarias. Podemos obtener más información en esta página.

3. Escarabajo pequeño de los museos

Se llama así porque su forma larvaria tiene predilección por los restos de comida seca, pero especialmente por los animales muertos que puedan quedar en los bajos de un sofá que pise una alfombra o en una moqueta.

Precisamente, tal como explica el blog El Desinsectador, este escarabajo fue descubierto y se comenzó a estudiar por causar estragos en las colecciones de algunos museos de historia natural, donde las hembras adultas que moraban en las moquetas viajan a las vitrinas para dejar los huevos en los cadáveres de mariposas y coleópteros de las colecciones.

Por lo tanto, son frecuentes en casas donde se hayan dado tratamientos anti cucarachas o contra hormigas, y donde no se hayan retirado todos los individuos muertos.

Como limpiar las alfombras para controlar las plagas

Las recomendaciones de los expertos se centran en aspirar con frecuencia alfombras y moquetas, como mínimo dos veces por semana. El objetivo es eliminar las capas superficiales de polvo y restos, evitando que viajen al interior del tejido, de donde es más difícil sacarlas.

También inciden en que en caso de limpiar toda la casa, el aspirado de la alfombra debe ser el último paso, tras quitar el polvo de muebles y superficies. Y en que es conveniente cepillar el tejido un poco antes.

En caso de tejidos caros y delicados, pasaremos el aspirador con mayor frecuencia pero aplicando menos potencia, y siempre teniendo en cuenta que es mejor aspirar a menudo que sacudir eventualmente. Finalmente, usaremos mangas de boca ancha para recolectar el mayor número de polvo y suciedad posible.

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