Cómo tener un árbol de araucaria o pino australiano feliz en el salón

Araucaria de Norfolk

Eva San Martín

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Si queremos convertir el salón en un bosque urbano, la araucaria o pino australiano puede ayudarnos. No es extraño que estos árboles perennes, con aspecto de pino, triunfen en la era de la hipsterización de las plantas; que pretende convertir los hogares en auténticas junglas urbanas, Instagram mediante.

No solo su aspecto es envidiable: este pino perenne, técnicamente conocido como Araucaria heterophylla, se adapta de perlas al interior de nuestros salones. Una cualidad que ha convertido a este árbol originario de la isla Norfolk, de Australia, en un habitante ornamental frecuente en nuestros hogares.

Truco 1: Dale al pino australiano lo que quiere (dentro de casa)

A esta belleza botánica le gusta disfrutar de, al menos, seis horas de luz indirecta en casa, si no más. También requiere humedad; aunque, como a la inmensa mayoría de nuestras plantas caseras, no le guste vivir con las raíces encharcadas.

Por eso, asegurémonos de que la maceta drene, y de que el sustrato o tierra sea de buena calidad. Y, si queremos que crezca feliz, también necesitará una maceta grande. En caso de duda, aquí contamos cuál es el tamaño de maceta adecuado para cada planta.

Truco 2: lo que quiere 'comer' la araucaria o pino de Norfolk

Como todas las plantas que crecen en maceta, la araucaria o pino australiano también necesita que la abonemos de forma regular. En su ecosistema natural, las plantas capturan los nutrientes que precisan para vivir del suelo, donde se incorporan puntualmente nuevos restos vegetales que, al descomponerse, acaban capturados por las raíces de los vegetales, a los que sirven de alimento. 

Pero nada de esto es posible en una maceta. Por eso, hay que recurrir al fertilizante, que ayuda a incorporar a la tierra los nutrientes que la araucaria, que vive en una maceta dentro del salón, necesita. 

En este sentido, agradecerá una aplicación regular de fertilizante equilibrado: un abono 20-20-20. Es decir, que contenga un 20% de nitrógeno, un 20% de fósforo y otro 20% de potasio, los tres nutrientes más básicos de las plantas. El consejo: conviene aplicarlo una vez al mes. 

No obstante, hay que respetar su parón invernal. En invierno, para las plantas, menos es más. Y todas necesitan el parón vegetativo propio de estos meses fríos, que las ayudará a crecer más fuertes cuando vuelva el calor. Por eso, conviene esperar, y empezar a fertilizar nuestro pino australiano tan pronto como empiece la primavera.

Truco 3: Ojo con las ramas amarillentas o secas

El pino australiano es una belleza vegetal apta para tener en el salón; pero, a cambio, requiere humedad. De hecho, muchos de los problemas más comunes de las araucarias comienzan con la falta de agua. Lo que se traduce en ramas amarillentas; cuando no directamente, marrones y secas. Una señal que nos advierte de que debemos ser más generosos con los riegos. 

Truco 4: Comprar un pino australiano grande

Si queremos decorar el salón con un pino australiano, y que nos luzca, nos toca comprar un ejemplar ya crecido. Puesto que se trata de una planta leñosa, su crecimiento es lento. Y, por tanto, no apto para impacientes ni para quienes pretendan comprar un ejemplar pequeño y lucir, desde ya, una jungla urbana en su Instagram.

En función del tamaño, comprar un pino de Norfolk puede costarnos entre 20 y 60 euros, o superarlos. En cualquier caso, para evitar problemas, conviene acudir a un vivero de confianza; y apuntarse algunos trucos para comprar las plantas más sanas. En este caso: queremos escoger un pino australiano que luzca un color verde brillante, y la punta de la planta debería tener un color verdoso, similar al que esperamos encontrar en un kiwi.

Ojo con los timos, porque la picaresca existe. Y, a veces, también campa a sus anchas en el mundo de las plantas. Con el fin de imitar ese color verdoso brillante del que hablamos, hay quien tiñe con pintura en aerosol las acículas (hojas en espina).

Por suerte es sencillo descubrir el engaño, y basta con revisar la punta de la planta, para detectar el exceso de pintura. Y revisar bien tanto el tronco y la maceta de la araucaria, para detectar posibles gotas de pintura. 

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