Castilla y León cerró septiembre con 1.186 parados más y 2.795 afiliados a la Seguridad Social menos
Doce trucos para evitar que tu gato se aburra

Gatos convertidos en una patata peluda, que dormita día y noche. A otros mininos les da por morderte las manos o atacar tus tobillosatacar tus tobillos cuando pasas cerca. Pero demasiadas veces el origen de estos comportamientos es el mismo: la falta de juegos gatunos. No es una opción, jugar con tu gato se impone como un requisito para poder considerarte un buen humano para tu minino. No debería ser algo divertido que haces cuando tienes algo de tiempo. Al contrario, jugar resulta tan importante como alimentar a tu minino de forma saludable o proporcionarle un arenero (mejor dos).
Si jugar es importante para todos, para los gatetes caseros resulta innegociable. El motivo, de nuevo, es genético: el ancestro salvaje de tu minino, el africano Felis silvestris lybica, un cazador solitario que depende de sí mismo para sobrevivir, sigue muy presente en sus genes. Los 10.000 años de relación entre gatos y humanos pueden parecerte mucho tiempo; pero no lo es tanto desde el punto de vista evolutivo. De hecho, muchos de sus comportamientos y necesidades básicas no han cambiado de forma significativa. Tampoco es tan distinta su forma de ver el mundo.
De algún modo, es como si dentro de tu minino aún dormitara aquel trigretón, su primo hermano salvaje. En otras palabras: el comportamiento natural de depredación, así como su instinto de caza, siguen muy vivos en tu minino. Si viviera ahí fuera, y dependiera solo de él para comer, necesitaría cazar, con éxito, unas diez veces al día. Pero en tu casa no puede dar salida a este instinto natural. Y ello suele acabar por provocar estrés felino. No es divertido: un gato puede manifestar su ansiedad de distintas formas: los hay que pasan el día escondidos mientras que otros empiezan a hacer pipí fuera de su areneropipí fuera de su arenero.
No te asustes: tu gatito casero, con suerte, solo cazará alguna mosca despistada de tanto en tanto. Aun así, te habrás hecho una idea de lo importante qué puede ser el juego: una herramienta estupenda de expresar sus comportamientos naturales instintivos, sin hacer daño a nadie. De hecho, los juegos felinos se imponen como una condición necesaria para que goce de una buena calidad de vida, tanto física como mental.
Juegos para gatos felices
Ponte en situación: si quieres cazar, digamos, un insecto o un ratoncito, primero necesitas localizar a tu víctima. Después debes perseguirla, con sigilo, observarla muy bien, sin ser descubierto. Y, por fin, saltar sobre ella. Cuando tienes éxito, podrás hincarle el diente. Esta es la llamada secuencia de depredación; y todos estos pasos hay que tenerlos en cuenta si quieres que tu minino saque al tigretón que lleva dentro; y no se aburra a la primera de cambio.
La buena noticia es que podemos activar su lado salvaje mientras que come o con el juego; y también con pequeños cambios en casa, como añadir más espacio vertical. Aquí tienes doce ideas para despertar a la bestia.
Gatitruco: deja que tu gato cace sus juguetes. Esto disparará sus endorfinas, hará el juego más satisfactorio y que desee repetir. Una precaución: los gatos no deberían quedarse solos con juguetes que puedan hacer añicos o que contengan piezas que se pueda tragar. Juega seguro: al acabar, recoge los juguetes. Y no olvides el mantra: Mens felina sana in corpore felino sano.