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10 motivos para hacer ejercicio que no tienen nada que ver con adelgazar

10 motivos para el ejercicio físico

Darío Pescador

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Cuando alguien dice “tengo que ponerme en forma” y se palmea la barriga o las caderas, lo que está diciendo en realidad es “tengo que hacer ejercicio para adelgazar”. Por desgracia, el ejercicio es una forma muy poco efectiva de perder grasa. A la hora de quitar centímetros de cintura, arreglar la dieta (menos azúcar y harina, más proteínas) es mucho más importante. 

Sin embargo, el ejercicio es la clave que hace que la dieta funcione a largo plazo. El ejercicio cambia el punto fijo de nuestro cuerpo, ese peso que nuestro organismo defiende y se resiste a cambiar. El ejercicio, especialmente cuando es intenso, aumenta nuestro metabolismo y nos hace quemar más energía en reposo.  

Pero, incluso cuando quemar grasa no sea el objetivo, el ejercicio físico sigue siendo imprescindible para la salud por muchos otros motivos. Estos son los principales:

Mejores digestiones

La actividad física aumenta el flujo sanguíneo a los músculos del sistema digestivo, que masajean nuestros alimentos a lo largo del tracto digestivo -un proceso conocido como peristalsis-, lo que hace que trabajen más rápida y eficazmente. Las investigaciones también sugieren que el ejercicio afecta al equilibrio de las bacterias en el intestino. Los cambios inducidos por el ejercicio en la diversidad microbiana son capaces de mejorar el metabolismo de los tejidos, la aptitud cardiorrespiratoria y la resistencia a la insulina. Tiene un efecto sobre la microbiota más positivo que la dieta

Más energía y salud mental

Todos estamos familiarizados con la fatiga física pero, además, las investigaciones recientes indican que la energía mental es real y se nos agota. Las personas que hacen ejercicio con regularidad gozan de mejor salud mental y bienestar emocional. Además, el ejercicio mejora el estado de ánimo, la capacidad de concentración y el estado de alerta. Es algo que se ha podido comprobar en trabajadores sanitarios sometidos a una gran fatiga mental. 

Aumento de BDNF

El factor neurotrófico derivado del cerebro, o BDNF por sus siglas en inglés, es una proteína que se ha hecho famosa. Se trata de un factor de crecimiento que hace que se formen nuevas neuronas y nuevas conexiones entre ellas y que las que hay, vivan más tiempo. El BDNF es la clave de la neuroplasticidad, la capacidad de nuestro cerebro para adaptarse, y se ha comprobado que el ejercicio, especialmente el ejercicio intenso, hace que aumente, lo que mejora las capacidades cognitivas y alivia los síntomas de la depresión y la ansiedad.

Mejora el sueño

El sueño es imprescindible para mantener una buena salud tanto física como mental. Las alteraciones del sueño aumentan el riesgo de diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares, depresión y Alzheimer. El ejercicio mejora todas las medidas de la calidad del sueño: más duración, la reducción del tiempo necesario para conciliar el sueño, y menos despertares nocturnos. 

Mejora la vida sexual

Los estudios sobre los efectos del ejercicio en la libido se han realizado sobre todo en personas que ven afectada su satisfacción sexual, por ejemplo, las mujeres tras una histerectomía o los hombres que han sufrido cáncer de próstata. En ambos casos, el ejercicio ha mantenido la libido y la función sexual, lo que hace pensar que en personas sanas funciona aún mejor. Eso sí, debe ser ejercicio corto e intenso, ya que los de larga duración tienen el efecto contrario.   

Mejora las capacidades cognitivas

Los investigadores saben desde hace tiempo que el ejercicio mejora el rendimiento cognitivo de las personas, incluyendo la función ejecutiva, es decir, la rapidez mental, la atención y la memoria, y produce cambios (beneficiosos) en la estructura cerebral. De nuevo, los ejercicios de fuerza cortos e intensos tienen mejores resultados en el rendimiento mental.

Retrasa el envejecimiento

El ejercicio físico es el mejor plan de pensiones. Previene las caídas en la vejez, el dolor crónico, la sarcopenia o pérdida de masa muscular, la osteoporosis y como hemos visto, el deterioro cognitivo. En concreto, el ejercicio de fuerza es capaz de revertir el envejecimiento de los músculos, lo que influye en la salud de todo el cuerpo, disminuyendo el riesgo de enfermedades metabólicas asociadas a la vejez. 

Menos estrés

El ejercicio reduce los niveles de las hormonas del estrés, como la adrenalina y el cortisol. También estimula la producción de endorfinas, los analgésicos naturales del cerebro. Hacer actividad regularmente aumenta la confianza en uno mismo, mejora el estado de ánimo, ayuda a relajarse y reduce los síntomas de la depresión y la ansiedad. Aunque el ejercicio en sí es un factor de estrés agudo para el cuerpo, también refuerza el sistema parasimpático, que permite mantener los niveles de estrés bajos el resto del tiempo.  

Huesos más fuertes

La osteoporosis, un debilitamiento de los huesos que hace que se vuelvan frágiles y quebradizos, está asociado a la vejez, y especialmente a la menopausia. Sin embargo, el ejercicio físico, especialmente cuando se levantan o acarrean cargas, fortalece los músculos, y la tensión muscular estimula a los huesos a regenerarse y mantener su densidad. 

Comida más consciente

Comer conscientemente requiere disminuir el ritmo de la comida. Por ejemplo, se pueden hacer pausas entre bocados o masticar más despacio, prestar atención a las señales de saciedad y disfrutar de los sabores y las texturas. El ejercicio ayuda a hacer la comida más consciente, e incluso puede suprimir los antojos de dulces y comida basura. 

Si quieres ponerte las zapatillas este verano, tendrás muchos más motivos que el peso para mover tu cuerpo.

¿En qué se basa todo esto?

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