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Tuberías, caldera, humedades: qué chequear en tu casa en invierno para evitar reparaciones en primavera

El hielo en los tejados puede provocar filtraciones de agua.

Martín Frías

23 de noviembre de 2025 22:02 h

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El invierno es una prueba de estrés para los puntos más vulnerables de nuestras viviendas. La combinación de frío, humedad y viento puede causar estragos si la casa no está preparada, y hacer un buen agujero en la cuenta corriente por las reparaciones posteriores. 

Uno de los riesgos más frecuentes y graves en el hogar son los daños por agua, que representan el 38% de los siniestros según un informe de ICEA, un riesgo que en invierno aumenta por la posibilidad congelación de las tuberías. Cuando el agua se hiela en el interior de los conductos, se expande y puede reventarlos. El verdadero problema llega con el deshielo, cuando la tubería rota inunda la vivienda, dañando suelos, paredes, mobiliario y hasta las casas de los vecinos.

Hay que tener en cuenta que la mayoría de las pólizas de seguro de hogar cubren la rotura accidental de tuberías, si la cobertura de daños por agua está incluida. Sin embargo, si la rotura es por desgaste, corrosión o mala instalación, o la congelación se debe a un fenómeno climático extremo, muchas aseguradoras pueden rechazar cubrir el siniestro. Las tuberías más expuestas son las que se encuentran en zonas sin calefacción, como garajes, trasteros o áticos, así como las tomas de agua exteriores, lo que hace que el riesgo sea mayor en las casas unifamiliares, aunque no sea tan elevado en los pisos.

Los sistemas de calefacción, en especial las calderas, trabajan sin descanso en invierno. Una falta de mantenimiento puede hacer que la caldera funcione peor, con el consiguiente aumento en la factura de gas o electricidad o, en el peor de los casos, en una avería total en el momento que más lo necesitamos, como durante una helada. 

Las calderas más eficientes son las de condensación, en las que se condensa el vapor de agua presente en los gases de escape en un intercambiador de calor para precalentar el agua del circuito y ahorrar energía. Pero si la caldera está instalada en el exterior, la tubería de desagüe del condensado se puede congelar, bloquear el funcionamiento del aparato o incluso hacer que la tubería estalle.

La filtración de agua es otra amenaza invernal. El agua de la lluvia o de la nieve derretida puede colarse por tejados dañados o las canaletas obstruidas, causando humedades o goteras en el interior de la vivienda. Esta humedad es el caldo de cultivo perfecto para el moho, que no solo daña la estructura de las paredes y nuestros enseres, sino que también puede provocar problemas de salud, como alergias y afecciones respiratorias. Además, el peso de la nieve acumulada y la formación de hielo en los aleros pueden afectar a la estructura del techo y favorecer más filtraciones.

Lo que cuesta no hacer el mantenimiento en invierno

Olvidarse del mantenimiento preventivo de nuestro hogar puede tener un precio muy alto, no solo económico, sino también en nuestra tranquilidad y calidad de vida. Los daños por agua son, con diferencia, los más comunes y costosos. Una tubería reventada puede estropear el parqué o tarima flotante, paredes, muebles, electrodomésticos y cuadros. Reparar la tubería en sí misma es solo una parte pequeña del gasto, la factura total de la vivienda tras una inundación puede ascender a miles de euros y durar meses.

Una caldera que no funciona bien implica un doble gasto: el costo de la reparación o sustitución, que puede ser muy elevado, y el desembolso extra en gas o electricidad, más aún si necesitamos calefactores eléctricos para poder estar calientes en casa. Por último, los problemas de humedades por filtraciones requieren, además de reparar la gotera, limpiar el moho, un proceso que rara vez es fácil o barato.

Con un poco de prevención es posible ahorrar mucho dinero, tanto en las facturas mensuales como en posibles reparaciones. Estas son las tareas de mantenimiento más importantes:

  • Proteger las tuberías:

Las tuberías que se encuentren en el exterior o en zonas frías, como garajes o áticos, deben protegerse con fundas de espuma u otros aislantes, como canaletas. Esto incluye las tuberías de los sistemas de aire acondicionado con bomba de calor, por las que también hay pérdidas. Los grifos exteriores deben cubrirse con una funda aislante. Cuando se prevean heladas, es recomendable dejar en ellos un mínimo goteo, ya que el agua en movimiento evita que se congele.

  • Preparar el sistema de calefacción:

Programar una revisión anual de la caldera con un técnico autorizado antes de que empiece el invierno. Este mantenimiento tiene un coste bajo, y nos aseguramos de que, no solo la caldera es segura y sin fugas de gas, sino que está limpia y es eficiente, lo que significa ahorrar. Si la caldera es de condensación y está en el exterior, hay que aislar siempre la tubería de desagüe. En el caso de los sistemas de bomba de calor, no hay que olvidar reemplazar los filtros de manera regular durante los meses de uso.

  • Revisar tejados, ventanas y canalones:

En las casas unifamiliares o de los pisos con terraza, es imprescindible dedicar un rato (largo) a inspeccionar el techo en busca de tejas sueltas o rotas, asegurarse de que canaletas y bajantes están limpias, y los desagües están libres de hojas y otros residuos. Un desagüe obstruido es la causa principal de las temidas presas de hielo y de las filtraciones de agua en el interior de las viviendas.

  • Sellar y aislar contra el frío:

Si las ventanas son viejas o están deterioradas, comprobar el estado de los burletes y remplazarlos si es necesario. Sellar las corrientes de aire de los marcos con silicona o masilla, lo que además evitará condensación y daños por humedad.

Con los precios de la energía altos, y los inviernos recrudecidos en muchas zonas debido al cambio climático, mantener las instalaciones del hogar en invierno no es ya una precaución excesiva, sino una necesidad para poder ahorrar.

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