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La restauración de Cristo que no podrás ver: Cultura retira fotos de tallas porque las cofradías las consideran “íntimas”

Restauración de la talla "Cristo de la Expiración o del Museo", de Marcos de Cabrera, propiedad de la Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad del Santísimo Sacramento y Archicofradía de Nazarenos de la Sagrada Expiración de Nuestro Señor Jesucristo y María Santísima de las Aguas de Sevilla

José Antonio Luna

El pasado 16 de septiembre, el Archivo del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE) inauguraba una funcionalidad que parecía ser positiva: una página para consultar en línea y en abierto más de 40.000 documentos creados por esta entidad y sus predecesoras. Planos, fotografías, informes detallados… Todo está disponible para su descarga de forma gratuita, desde archivos de la Guerra Civil hasta los procesos de restauración de obras significativas.

La nueva herramienta, como informaba El Correo de Andalucía, descubría la restauración de las imágenes de la Semana Santa de Sevilla entre 1977 y 1994, cuando tuvieron que ser intervenidas por primera vez para garantizar su correcta conservación. En el archivo del IPCE se puede explorar cómo fue este proceso al milímetro: con radiografías para identificar los clavos metálicos e instantáneas de cristos desvestidos o desmembrados, posturas inimaginables, algunas de las cuales resultaron ofensivas para los más religiosos.

Fue entonces cuando Pasión en Sevilla, una sección de la edición sevillana de ABC dedicada a la Semana Santa, lanzó una noticia afirmando que el ministerio de Cultura sacó a la luz “imágenes prohibidas de los cristos de Sevilla” y “sin permiso de las hermandades”, ilustrando este artículo precisamente con esas mismas instantáneas “intimas e hirientes”. La respuesta por parte del Gobierno, como el mismo medio publicó más tarde, fue hacer caso a las quejas de cofradías sevillanas como El Gran Poder, La Pasión o El Cachorro, entre otras que fueron intervenidas por los hermanos Cruz Solís. Las tres hermandades señaladas han sido contactadas por este periódico, pero por el momento no han realizado ninguna declaración.

Ninguno de estos proyectos se puede consultar ahora en un archivo digital pensado para la difusión técnica y científica de los procesos de restauración. “Algunos nos han trasladado su malestar porque estas imágenes podían herir las sensibilidades religiosas, y en respuesta a esta situación hemos habilitado un correo electrónico para que quienes acrediten que son propietarios de estas obras puedan solicitar su retirada de Internet”, explican a eldiario.es desde el ministerio de Cultura y Deporte.

No se han retirado porque las cofradías posean los derechos “en exclusiva” de la publicación de estas fotografías, como señalan en Pasión de Sevilla, sino, según el Ministerio, por “respetar deontológicamente lo que trasmite ese propietario”. Añaden que los derechos de propiedad gráficos de estos trabajos pertenecen al IPCE y que derivan del Plan Nacional de Catedrales y del Plan Nacional de Abadías, Monasterios y Conventos. No es lo mismo la reproducción de una imagen de La Virgen de la Macarena con fines comerciales, lo cual se acogería al derecho de marca registrado por esta Hermandad, que el de una documentación fruto de un proyecto de conservación subvencionado por el Estado.

Imágenes lejos de ser insólitas

“No entiendo la polémica surgida, pues instituciones como la Universidad de Sevilla o el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico han digitalizado sus fondos, donde pueden verse multitud de imágenes de este tipo”, explica a este periódico José de León, historiador de arte dedicado a la investigación, difusión y conservación del Patrimonio.

La iconografía religiosa ya fue mostrada de esta forma “hiriente” en un estudio publicado en 1971 por José Hernández Díaz. También en la fototeca del Laboratorio de Arte de la Universidad de Sevilla, en la que, por ejemplo, se puede observar un busto desnudo de La Virgen de los Dolores. Incluso el mismo medio que hoy denuncia la publicación de estos documentos realizó hace cinco años un reportaje con imágenes e información de cómo se usan los rayos X para identificar los desperfectos de las figuras.

Sí son permitidas estas imágenes cuando son comerciales y nacen desde las propias hermandades. Es lo que ocurre, como publicó en Twitter el experto en arte El Barroquista, con un catálogo vendido por 15€ por la cofradía de El Cachorro que contiene capturas similares a las que han pedido retirar del archivo del IPCE.

Las quejas de especialistas en la materia se han hecho notar a través de Twitter. “Arte, ciencia y restauración no están reñidos con la devoción, al contrario. Las obras se tratan con respeto y mimo, se cuidan y 'curan' por manos profesionales y expertas para que tanto los amantes del arte como los creyentes podamos seguir disfrutándolas”, publicó Ana T, historiadora de arte. “Argüir que producen dolor para ”privatizar“ el uso público de determinadas imágenes es ocultar que dichas obras son BIC [Bien de Interés Cultural] y que pertenecen no a las Hermandades sino a todo el patrimonio español y cuyas depositarias son las Hermandades”, lamentó Guillermo Ramírez, codirector de la plataforma de arte contemporáneo elRespirador.

Por esta razón, De León reconoce estar preocupado por “la imagen que se está proyectando de Sevilla por los mensajes y opiniones subjetivas y de poco peso que se están lanzando contra el trabajo del IPCE, una de las instituciones culturales más respetadas a nivel internacional”. De esta entidad recalca el valor de la digitalización de un material que supone “un paso más en un esfuerzo común de las instituciones culturales europeas por disponer sus archivos al servicio de la ciencia, de la investigación y del conocimiento”.

El investigador sevillano dice tener en cuenta “el arraigo cultural de la religiosidad popular” y que “la visualización de algunas de estas fotografías pueda herir sensibilidades”, pero apunta que el problema en todo caso sería de “quien haga un uso indebido e injustificado de ellas, no del IPCE en su loable iniciativa de crear una herramienta científica y profesional”. Una iniciativa que, contra todo pronóstico, no es santo de la devoción de algunos.

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