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El otro Josep Renau: de cartelista republicano a pionero del cine de animación

'Zeitgezeichnet 1: Eine furchtbare Wüste'[Actualidad dibujada 1: un desierto fértil]. Película, 1958. Deutsches RundFukarchiv (DRA)

Francesc Miró

Josep Renau (Valencia, 1907- Berlín, 1982) fue uno de los intelectuales más relevantes de la década de los años treinta en nuestro país. Investigó y trabajó el cartelismo, la litografía, el collage, el fotomontaje, el muralismo... Ensayos suyos como La teoría social del cartel publicitario marcaron el sendero discursivo de gran parte de la propaganda política de la segunda mitad de siglo.

Fue director general de Bellas Artes en la Segunda República. Fue la persona que encargó a Picasso que hiciese el Guernica para el pabellón español de la Feria de París. También la que salvó parte del patrimonio cultural del Museo del Prado ordenando y coordinando su evacuación durante los bombardeos de Madrid. Pero era miembro del partido comunista y defensor de la República durante la Guerra Civil. Su signo político y su concepción del arte al servicio de la causa en la que creía le obligaron a sufrir un exilio durante el que siguió trabajando, pero en el que se perdió el rastro de una parte importante de su obra artística. A día de hoy se siguen descubriendo obras de uno de los máximos exponentes de la vanguardia en las artes visuales españolas del pasado siglo.

Ahora, el Museo Reina Sofía rescata del olvido varias piezas cinematográficas de Josep Renau que, bajo el título de Renau, cineasta, Renau, cineastase podrán ver en un ciclo especial del 19 al 28 de junio. Se trata de la primera retrospectiva de su producción audiovisual, pues la mayoría se encontraba inédita hasta hoy. Guardada en fondos y archivos documentales de México y Alemania, donde el artista valenciano estuvo exiliado. Es una oportunidad única para descubrir una sorprendente faceta de un artista multidisciplinar inabarcable.

Arte animado pero alimenticio en México

Renau fue uno de los miles de republicanos que, en 1939, pusieron rumbo al exilio lejos del país que les había visto nacer. Él y su mujer, la artista Manuela Ballester, una absoluta pionera de la ilustración, huyeron a Francia y desde allí a Nueva York, para luego viajar hasta México. De la noche a la mañana pasó de ser un gestor cultural y cartelista importantísimo de la España republicana, a un artista sin oficio ni beneficio. Y así, empezó a buscar y realizar trabajos puramente alimenticios que no le reportaban mayor gratitud que una escueta nómina.

“En México hizo un trabajo de carácter industrial, normalmente de manera anónima, en diferentes noticiarios”, explica el jefe de actividades culturales del Reina Sofía y comisario del ciclo Chema González. Trabajó realizando calendarios para imprentas y murales para el Sindicato Mexicano de Electricistas. Hasta llegó a presentarse a un concurso para renovar la imagen del servicio postal, como nos descubre Manuel Barbachano en el cortometraje Nuevos timbres, incluido en el ciclo. Mientras, a título particular, iniciaría la serie de fotomontajes The American Way of Life, una de las más célebres de su carrera.

“Pero lo más destacable son sus aportaciones en cabeceras y animaciones para noticiarios de cine del momento”, explica el comisario. “Entre ellos hemos descubierto un reportaje crucial que es una pequeña aproximación a la Historia del Arte hecha por Renau en la que él mismo comenta de qué manera las artes visuales tradicionales deben resignificarse a raíz de la invención de la fotografía”.

González se refiere a La tercera dimensión, un cortometraje dirigido por Renau entre los años 1952 y 1955 absolutamente desenfadado en su tono, pero muy inteligente en plantear el cambio de perspectiva en el arte -el hallazgo de la profundidad que vino asociada al Renacimiento-. En esta década surgieron también obras como La construcción del canal de Suez y los créditos animados que realizó para el noticiario Cine Verdad, genial homenaje al cineasta ruso Dziga Vértov. Ambas se verán en el ciclo.

“Estas películas tienen algo de hallazgo arqueológico porque no solía firmarlas. Hemos tenido que bucear en catálogos, fondos documentales y tirar de hilos muy largos para poder descubrirlos”, cuenta Chema González. “En México fue algo especialmente difícil porque hizo su trabajo con ese carácter anónimo de un trabajador más dentro de la industria. Y, sin embargo, en estas películas vemos una experimentación con distintas técnicas que supondrían su aproximación particular al 'filme gráfico' que desarrollaría plenamente en su exilio alemán”

El 'filme gráfico' de Alemania del Este

A finales de los 50, Renau viajaría a Berlín, capital de la República Democrática Alemana, y firmaría un contrato para trabajar en la televisión alemana. También continuaría publicando escritos, haciendo murales e incluso terminaría su serie The American Way of Life, a partir de la cual haría un impresionante corto de 25 minutos, que también se podrá ver en el ciclo.

“Su segundo exilio marca un antes y un después en su relación con el audiovisual”, afirma Luis E. Parés, historiador del cine y también comisario del ciclo. “En la RDA experimenta con el medio, que ya no es una faceta vistosa de su obra sino un intento de dotar de una nueva dimensión expresiva al dibujo”, explica.

En obras como las múltiples entregas de Zeitgezeichnet (1958) -serie de cortos televisivos-,“trasciende el lenguaje estático del dibujo sin dejar de hacer comentarios sobre el presente político”. Según Parés, con sus obras audiovisuales Renau lleva el lenguaje animado “a otro nivel y alumbra ese nuevo género que es el 'film gráfico' ”.

La máxima expresión de lo que era, según Renau, un 'filme gráfico' se puede comprobar en la película Petrograd 1917 (Lenin Poem). En ella vemos que utiliza una pantalla transparente sobre la que dibuja paisajes, personajes, rostros y escenas, para componer una sucesión narrativa de hechos en un formato sorprendentemente innovador. “Es cierto que la técnica recuerda al film de H.G. Clouzot El misterio de Picasso”, apunta Parés, “la diferencia es que en el caso de Picasso el trazo está sometido a su capricho [de hecho utiliza la técnica para dibujar una gallina], mientras que para Renau el 'filme gráfico' tiene una dimensión puramente política: habla de problemas reales”.

El ciclo Renau, cineasta  se cierra con la proyección del documental Josep Renau. El arte en peligro dirigido por Eva Vizcarra y Rafael Casañ. Una película que resulta estar disponible en abierto en la web de RTVE y que es, hasta la fecha, la aproximación audiovisual más completa y audaz que se ha realizado de su figura.

“Tenemos una deuda pendiente con Renau a pesar de que sea un artista realmente conocido”, afirma Luis E. Parés. “Nunca se ha profundizado en su obra: sus textos han sido editados de una forma un tanto arbitraria y a pesar de que fue un gestor cultural importantísimo, no tenemos ningún estudio concienzudo de lo que hizo”, explica. De ahí que a día de hoy investigadores como él sigan buceando en fondos de países extranjeros para rescatar obras audiovisuales de valor inaudito.

“Ya fuera como ilustrador, cartelista o cineasta, siempre era capaz  de componer un discurso consciente”, explica el comisario. “En su cine vemos al Renau que creía que el arte debía que llegar a todo el mundo y estar al servicio de una causa justa”. Para el historiador del cine “lo sorprendente de sus películas no es descubrirlas sin más, sino comprobar la extraordinaria versatilidad y aún así coherencia de Renau en toda su obra y durante toda su vida”.

Josep Renau. El arte en peligro

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