'Y de repente, tú': Una comedia des-romántica
La carrera de Judd Apatow empezó con un éxito que era también una declaración de intenciones: Virgen a los cuarenta. Desde entonces, y en aproximadamente una década, el humorista metido a guionista metido a director ha logrado condicionar con su obra el aspecto, el ritmo y los argumentos del género. Sin embargo, y esto es significativo, Y de repente, tú (de la que preferimos, con mucho, el estupendo y mucho más descriptivo título original, Trainwreck -Choque de trenes-) es la primera película que Apatow dirige pero no escribe. Esta tarea ha recaído en la protagonista de la función, Amy Schumer, aunque se ha dejado influir por el toque del director, un peaje casi inevitable en la comedia mainstream actual.
Y de repente, tú es una película de la que se ha adueñado Schumer, y en la que Apatow está perfectamente cómodo permitiéndoselo. En ella se detectan trazas de, por ejemplo, la serie que Schumer creó para Comedy Central, y donde da vida a sí misma en una versión apropiadamente exagerada y con tendencia a lo grotesco, Inside Amy Schumer. En Y de repente, tú, no es ni finge ser Amy Schumer, pero su incapacidad social, su desafiante y agresiva sexualidad y su abierto rechazo a las convenciones de pareja están bien latentes en la película. De nuevo, Schumer compone un personaje que tiene parte de ella, y lo ha reconocido oficialmente: muchas de las anécdotas que se suceden en Y de repente, tú están basadas en hechos dolorosa y cómicamente reales.
Amy Schumer es Amy (si es que más claro no lo puede decir), una neoyorkina que trabaja como periodista en una revista para hombres, S'Nuff, donde se tratan temas como Los niños famosos más feos de menos de seis años o Guía práctica para masturbarse en el trabajo. Allí su jefa (una irreconocible, pero maravillosa como de costumbre Tilda Swinton) le encarga escribir un reportaje sobre Aaron Conners (Bill Hader), un cirujano deportivo de quien, como no podía ser de otra forma, se enamora. Así inician una relación conflictiva de la que ambos salen revitalizados, Aaron por la anarquía que arrastra la vida de Amy y Amy por la estabilidad emocional de un hombre que roza la medianía, el opuesto a los cientos de rollos de una noche que ha conocido en la noche neoyorkina o a su último novio, un adicto al gimnasio de sexualidad indefinida (desternillante y sorprendentemente emotivo John Cena).
Según ha dejado caer Schumer en algunas entrevistas, en su guión hay mucho de su experiencia con los hombres y el sexo, cosa que no extraña en absoluto: la naturalidad y honestidad con la que la actriz se enfrenta a un personaje como éste, muy lejos de la perfección, es admirable.
De hecho, fue Virgen a los cuarenta la comedia que abrió la veda al protagonismo de inadaptados de clase media que tanto gusta a Apatow. No olvidemos que el 'geek' entrañable que ahora tenemos asimilado no ya como posible coprotagonista sino directamente como interés romántico y centro de una película, tuvo uno de sus primeros hitos con la cinta protagonizada por Steven Carell, que tenía vitrinas con muñecos de acción y se comportaba como un friqui de libro. Apatow no tiene una carrera muy extensa como director, pero sí en labores de producción, y ha seguido incidiendo en el tema, siempre con matices que van adaptándose a los actores, guionistas y directores con los que colabora: la adolescencia sicalíptica en Supersalidos, la inmadurez patológica en Superfumados, la inadaptación por genética en Hermanos por pelotas y la crisis de pareja de los treinta y pico de Paso de ti, por mencionar algunos de los casos más destacados. Todas ellas, comedias basadas en conflictos muy del primer mundo y que encuentran un eco perfecto en el guion de Y de repente, tú, que no es más Apatow porque ya es muy, muy Schumer.
Una experiencia positiva sin llegar a ser perfecta
Sin embargo, mucho del estilo de Apatow está presente en la película, que puede ser netamente Schumer en la descripción de la protagonista, pero que se deja mecer por la experiencia del director de Lío embarazoso a la hora de contar historias. Por ejemplo, hay multitud de secundarios, graciosísimos en la mayoría de los casos -el indigente que pide en la puerta del apartamento de Amy o el becario y resto de la redacción de la revista donde trabaja-, y responsables de que el metraje de la película supere las dos horas. La acción está estructurada en largas secuencias cómicas que cuentan pequeñas historias en sí mismas: la accidentada proyección en un cine de una ridícula película indie protagonizada por Daniel Radcliffe, El paseador de perros -otro running gag muy estilo Apatow-; Amy probando una cinta de ejercicios haciendo gala de una lamentable forma física; la sesión de ridículo sexo despechado que precipita el clímax; el gabinete de crisis para Aaron que organiza su buen amigo LeBron James con la participación de Matthew Broderick. Y hablando de eso, otro tic Apatow que aquí se integra perfectamente en la trama: los cameos de famosos, comandados en esta ocasión por LeBron James, que demuesra una vis cómica y un aplomo disparando réplicas francamente sorprendente.
Y de repente, tú no es, de todos modos, una película perfecta. Aunque la pareja protagonista está perfectamente entonada, y los tics de Apatow se funden deliciosamente con el estilo Schumer, puede que sea la película más convencional de la carrera del director. La cinta abraza los convencionalismos de la comedia romántica con un desastroso petardazo final que, nos pongamos como nos pongamos, no está ahí como comentario irónico, sino como nostálgica imitación de los tropos del género de los noventa, estilo 10 razones para odiarte. Que por sí mismo no es un problema grave, pero la sensación final es de que el dúo Schumer-Apatow puede dar algo más de sí: dos horas y cuarto es demasiado tiempo para una película con un desarrollo relativamente convencional y un mensaje manido sobre el amor verdadero.
Aún así, la experiencia es positiva: la vis cómica de Amy Schumer, curtida -y se nota- a golpe de stand-up y su facilidad para el humor desconcertante y agresivo componen un personaje memorable y que puede abrir nuevas y desprejuiciadas vías para la representación de las mujeres en la comedia (como hizo Girls en televisión... y que produjo Apatow). Hay un momento en Y de repente, tú en el que la hermana de Amy le dice “No eres agradable”, y ahí se resume todo el magnetismo de la película. Mientras Schumer no pretenda ser la reina del baile o un objetivo romántico convencional, seguirá generando material cómico de primera.