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Tres despidos abren el debate sobre la gestión de la crisis del coronavirus en la Academia de Cine

Una de las estatuillas de los premios Goya, que se celebrarán el 27 de febrero

Francesc Miró

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La próxima gala de los Goya no será como las demás. Según el presidente de la Academia, Mariano Barroso, el evento se celebrará “de manera responsable y comprometida con el momento y con la sociedad”. Una sociedad que atraviesa una profunda crisis sanitaria y económica. Será el próximo 27 de febrero y la presentarán Antonio Banderas y María Casado.

A los problemas derivados del parón de actividad de todo el sector cinematográfico debido al estado de alarma, se suman las condiciones actuales de los rodajes en tiempos de distancia social y coronavirus, la falta de financiación para nuevos proyectos, la reticencia de distribuidores extranjeros y la preocupante afluencia a cuentagotas del público a las salas. La Academia de Cine no podía, de ninguna manera, mantenerse impávida ante el terremoto que vivimos. 

El despido de tres trabajadoras tras un ERTE, que la institución se vio obligada a realizar, ha abierto el debate sobre la gestión de la crisis económica por parte de su junta directiva. Un debate que viene a evidenciar que la Academia no pasa por su mejor momento. 

Tres despidos tras un ERTE

El día 31 de julio, la Academia citó a dos de sus trabajadoras, Nieves Martínez y Marta Tarín, para entregarles una carta de despido. La institución se había acogido a un ERTE durante el estado de alarma pero acababa de levantarlo. Ellas estaban a punto de empezar sus vacaciones. 

Ana Ros, en cambio, ya estaba camino de las suyas: la localizaron en el coche y le dijeron por teléfono que la iban a despedir. Era su primer día de vacaciones. Había coordinado la revista Academia, publicación oficial de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, y trabajado para la institución en múltiples áreas durante más de dos décadas. Obviamente, en ese momento ella no tenía ninguna carta de despido: le enviaron la documentación por burofax. 

“Evidentemente, las formas te puedes imaginar que no son las mejores”, explica a este periódico el abogado de las tres afectadas. “Ana llevaba trabajando ejemplarmente desde el año 97 y anteriormente había estado allí dos años de prácticas. Estamos hablando de 25 años de relación laboral y le mandaron un burofax sabiendo que estaba de vacaciones”, lamenta el letrado. Pero por mucho que las formas sean cuestionables, no son la única razón del debate que se ha abierto en la Academia de Cine. 

Según el letrado, la carta de despido de las tres trabajadoras es por causas objetivas. Ellas han interpuesto una demanda para que su despido sea declarado improcedente. Un despido por causas objetivas no es un despido disciplinario por faltas cometidas por el trabajador. La ley llama objetivas a cuatro causas: las de carácter económico, productivo, organizativo y técnico. “Aquí han empleado fundamentalmente la causa organizativa: ellos en la carta de despido lo que vienen a decir es que los patrocinios y sponsors se van a reducir. Y alegan una causa organizativa por fusión de departamentos. En el caso de Ana en concreto deja de ser coordinadora de la revista Academia, porque la revista deja de editarse”. 

La Academia de Cine, por su parte, sostiene a través de su departamento de comunicación que efectivamente “han caído los ingresos de este año. Toda la crisis que ha generado la pandemia y la incertidumbre de lo que vivimos colocan a la institución en un panorama incierto”. Y que esa es la causa fundamental de la reestructuración: “Por eso, la Academia, según sus responsables, se ha visto obligada a hacer un ajuste de personal que ha afectado a 3 de los 21 trabajadores en plantilla”.

La Academia sostiene que la suya es una situación delicada: “Se han adoptado este tipo de medidas para garantizar la existencia de la institución y para que haya una máxima protección legal a los trabajadores y atención a los académicos”. 

Malestar entre algunos académicos

Según el abogado de las afectadas: “Dicen que es un despido por causas objetivas, pero la Academia no ha facilitado ni un solo dato. Hablan de que hay un descenso de los ingresos y de que es previsible que haya un mayor descenso en el futuro. Pero no dicen cuánta ha sido la financiación hasta ahora, cuál es la previsión que tienen… no aportan datos. Solo que la situación es mala y que va a ser peor.  Pero no lo reflejan en datos concretos”. 

En ese sentido se pronunciaba el productor y académico Olmo Figueredo en su página de Facebook. “La Academia ha despedido a tres grandes trabajadoras aduciendo motivos reorganizativos y de ajuste presupuestario”. Además, recuerda que “2020 está siendo un año tremendamente complicado para todos” y, por ello, saca a relucir una medida de la actual Junta Directiva aplaudida meses atrás: la exención del pago de las cuotas trimestrales a los miembros de la academia afectados por la paralización total de la actividad cinematográfica.

“Yo fui uno de los que solicitó acogerse a dicha exención en el segundo trimestre y entendí que esa reducción provisional en los ingresos implicase el ERTE (tambien provisional) de algunos trabajadores de la Academia”, admite el productor, “pero lo que no puedo entender, ni comparto, es que ahora conviertan esa medida en la sentencia de tres trabajadoras”. 

Según el productor, “la Academia debió informar que pasaba por apuros económicos (si es que de verdad es así) antes de ofrecer la exención en la cuota del segundo trimestre o del tercero. Estoy convencido de que muchos hubieran preferido pagar antes que ver cómo Nieves, Ana y Marta eran despedidas”. 

La Academia, por su parte, asegura a elDiario.es que “el esfuerzo mensual que realizan los académicos a través de sus cuotas representa alrededor de un 10% de los ingresos. Y eso no es suficiente para cubrir los compromisos que tiene la institución, ni tampoco las nóminas de sus trabajadores”. 

Además desvincula la exención de cuotas con los despidos: “La Academia intentó arrimar el hombro en un momento en el que el sector del cine, como muchos otros, estaba en una situación realmente dramática. Algunos de nuestros académicos viven una situación límite: no había rodajes, no se producía, no se iba al cine porque estaba todo cerrado. Se intentó ayudar a un sector muy golpeado. Y la exención se hizo a la gente que estaba, evidentemente, en una situación precaria. Quienes pudieron seguir aportando su mensualidad lo hicieron”. 

Al mensaje de Figueredo se han sumado como el guionista y director Ciro Altabás, la actriz Pilar Ordóñez, la directora y guionista Mabel Lozano o el director Martín Samper entre otros. 

Además, otros siete trabajadores de la institución publicaron una carta abierta sobre los despidos y la gestión de la crisis por parte de la actual Junta Directiva. “A través de las redes sociales y otros medios, muchas académicas y académicos habéis hecho llegar vuestro apoyo y solidaridad a las tres compañeras injusta y fulminantemente despedidas por la directiva de la institución el 31 de julio”, sostiene la carta. 

Y añade: “Vuestra sorpresa ante los despidos, nada más finalizar el ERTE, nos ha hecho pensar que la información sobre los profundos cambios estructurales que implica esta decisión no ha llegado a la inmensa mayoría de los académicos. En este punto, sentimos que es nuestra responsabilidad comunicaros que esta falta de información nos afecta también a nosotros, aún estando presentes en el día a día”. 

La readmisión de las trabajadoras a debate

Según explica el letrado, en un despido por causas objetivas la ley obliga a pagar 20 días por año con el tope de una anualidad. Si el despido fuese improcedente, el tope serían dos anualidades, que es lo que ha puesto la Academia a disposición de su representada. “La fórmula utilizada es: ‘te hago un despido objetivo cuyo tope es una anualidad, pero te pago dos anualidades sin reconocerte la improcedencia del despido’. Y ellas [las tres personas despedidas] lo que dicen es: ‘el despido es realmente improcedente y esa cantidad me corresponde por ley. No me estás haciendo un favor’”. 

Según el letrado, “la Academia está diciendo que hay causas objetivas y nosotros no lo vemos así desde el punto de vista legal: queremos que se declare improcedente”. En parte “porque en el despido improcedente cabe la readmisión del trabajador”.

“Es verdad que esa opción la tiene la empresa y van a hacer una asamblea en septiembre donde se va a hablar de esto. Así que cabe la posibilidad de revocar el despido”. El representante de la afectada por el despido sostiene que “puede que la asamblea decida que la junta directiva actuó incorrectamente. Cabe la readmisión. Pero si dejábamos pasar el plazo sin recurrir, esa posibilidad se cerraba: la ley establece que si en 20 días no has puesto una demanda primero de conciliación y luego ante el juzgado reclamando el despido, esa vía se cierra”.  

La Academia de Cine, por su parte, insiste en que “no vive al margen de la grave situación económica en la que nos encontramos”, y que, “se han adoptado medidas para garantizar su existencia”. Y que para explicar esas medidas “va a haber una asamblea, con un orden del día y unos puntos clave a tratar. Y se contestará a los académicos todo lo que quieran saber. Se les explicará la situación económica de la Academia, los despidos, cómo serán los próximos Goya y muchas más cosas”.

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