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ENTREVISTA | Beatriz Luengo

“Hay canciones supuestamente feministas en las que solo el hombre disfruta de la sexualidad”

Beatriz Luengo presenta su nuevo disco, 'En cuerpo y alma'

Mónica Zas Marcos

Beatriz Luengo (Madrid, 1982) va con una hora de retraso en sus entrevistas. Esto es porque se toma su tiempo con cada periodista, les habla de su historia de superación, de su regreso sin rencores y del momento dulce que por fin está viviendo en España. No es ningún secreto que el país que le dio la primera oportunidad, también le colgó la primera etiqueta. Dejó que el personaje televisivo Lola, la Morenita, eclipsase a la artista.

Tras el éxito amargo de UPA Dance, el proyecto musical de Un paso adelante, se fue a Francia, donde abrazaron tanto la serie de éxito como su propuesta en solitario. De allí, a América Latina, y más tarde a Estados Unidos. Hoy, Luengo tiene en su haber una veintena de hits compuestos para Ricky Martin, Shakira, Jennifer López, Orishas o Chayanne, varias nominaciones a los Grammy y cinco discos publicados. El último es el que le ha traído de regreso a su tierra, donde se ha vuelto a ganar un hueco en la retina de los espectadores por su paso en programas como Tu cara me suena y OT.

Tiene 35 años y más triunfos y fracasos a sus espaldas que muchas veteranas, aunque al final los primeros inclinan la balanza. Caprichosa, el single de su álbum Cuerpo y alma, es un buen ejemplo (supera los cuatro millones de visualizaciones en YouTube). Carne de pista de baile, pero como dice su canción, con el mensaje que a ella por fin se le ha antojao.

Se suele relacionar a una mujer caprichosa con una infantilizada o inmadura. ¿Cuál es la clave para que tu Caprichosa suene empoderada?Caprichosa

Siento que el feminismo hay que disfrutarlo, más allá de estar enfadadas con él. O sea, tenemos que pregonarlo de todas las maneras, pero ya hay un periodismo serio y unas figuras de opinión sólidas que están luchando por ese lado. En la música, y más en la música urbana, hay un canal de consumo muy amplio que llega a mucha gente. Se me ocurrió: ¿por qué no dar un mensaje de un feminismo coqueto, de un feminismo que se disfruta?

Pero claro, no puedes clavar un mensaje social reivindicativo feo dentro de una canción bailable. Usé Caprichosa como una forma de expresar que las cosas deben pasar como yo quiero.

La cantas junto a La Mala Rodríguez. ¿Se ha empezado a demandar más música urbana cantada por mujeres? Lo Malo o Caprichosa...Lo Malo Caprichosa

Yo creo que sí, y está genial. Al final es llevar el empoderamiento a una discoteca. Hay mucho lenguaje sexual expresado por la mujer en el mundo urbano. Que está guay si ellas quieren cantarlo, porque el feminismo es eso y nos tenemos que respetar. Pero dentro del panorama urbano tienen que existir otras vertientes.

Es una reflexión muy personal, pero ahora parece que todas las canciones urbanas supuestamente feministas hablan de una sexualidad en la que solo disfruta el hombre. Sin Pijama o “a mí me gustan mayores que no me quepa en la boca”.

Yo me fui de una sesión para Becky G -ella gracias a dios al final no cantó- donde el estribillo decía “quiero que me mojes con tu manguera toda la noche entera”. ¿Así que esa es la culminación sexual para una mujer? Claro, son hombres escribiendo lo que les gustaría que las mujeres dijeran.

Entonces, ¿nos están vendiendo la misma erótica machista del reggaeton como feminismo solo por estar interpretado por mujeres?reggaeton

Claro. A mí lo que me gusta de canciones como Lo Malo o Caprichosa es que también tienen mensajes con dobles sentidos, con mucha sexualidad. “Vamos a cumplir hasta los diez mandamientos” o “vamos a jugar a piedra, papel o tijera”. Pero yo decido qué quiero hacer, no soy solo la que recibe tu “manguera” y abro la boca, como dicen esas canciones.

Tenemos que dejar de ser los objetos, también tenemos una conciencia sexual para decidir lo que queremos hacer y pedir que nos lo hagan en una canción. Ese debe ser el punto. No es decir no a la sexualidad. Es hablar desde una mirada sexual que esté bien para los dos.

No me gusta ir de criticona en las entrevistas. Debe existir de todo, pero yo prefiero esta vertiente: que las chicas canten en la discoteca “se me antoja besarte un poquito más. Na más”. Es decir, se les antoja a ellas y hasta donde ellas quieran llegar.

¿Cuánto es de importante que una chica crezca sin sentirse culpable por la letra de las canciones que baila en la discoteca?

Muchísimo. Vamos a cambiar los papeles. Vamos a convertir en cool que yo mande, y vamos a hacer que a los hombres también les parezca cool. ¿Cómo lo conseguimos? Entrando dentro de su canal de escucha, que hoy en día es la música urbana.

He tardado mucho en hacer una propuesta así. Este disco es mitad urbano y mitad temas compuestos con los instrumentos orgánicos. Las baladas están escritas desde el dolor y desde lo que he sufrido estos últimos años. La parte del cuerpo, en cambio, va desde el empoderamiento, de lo que quiero cambiar desde que me despierto.

Lo importante es hacer que lo urbano sea más amplio, que no todo sea cum-cum-pa y que tengan cabida muchos más mensajes. Ya hay canciones así para hombres, como Cuatro babies. Caprichosa no les excluye, pero desde la primera frase dejo claro que es una canción dedicada a las mujeres. Si los hombres la quieren cantar, magnífico. También hay chicas cantando Cuatro babies.

Dices que has tardado mucho en hacer una propuesta así. ¿Existe dentro de la industria una mirada snob hacia la música urbana?snob

Ahora se dice que toda la música urbana es reggaeton, y es una prueba enorme del prejuicio y el desconocimiento que hay. Antiguamente se decía también del pop para desprestigiarlo, cuando no tiene nada que ver el pop de La oreja de Van Gogh con el pop de Rihanna. Caprichosa, aunque muchos lo etiqueten así, no es reggaeton, es una cumbia con un beat urbano.

He trabajado mucho en este disco para que, a pesar de dar un mensaje sencillo y un sonido bailable, tenga cierto toque vanguardista. Ha salido gracias a que compuesto previamente para Daddy Yankee, Ozuna o Yandel, y me he juntado con lo mejor que hay de los beats: con los productores de J. Balvin en Colombia y con los de C. Tangana aquí.

Fue muy aplaudida la franqueza con la que hablaste a los chavales de OT sobre la parte oscura de tus inicios en la música. ¿Qué consejo te hubiera gustado recibir entonces?

Me hubiera gustado que me dijeran: “no excluyas al público que te ha elegido. No les ofendas”. A mí me pasó con UPA Dance. Me sentía insultada cuando me paraban por la calle para hablarme de Sámbame o Morenita. Me insultaba a mí misma.

En el mundo de la tele te sientes juzgado constantemente, y llega un momento en el que quieres ser muy guay y muy rebelde. Todo te ofende y entras en un postureo exagerado de ti mismo, cuando en realidad estás faltando al cariño que te has ganado de la gente. Yo era muy inmadura y nadie se tomó el tiempo de explicármelo.

Las únicas personas en este país que se pueden permitir decir lo que les dé la gana, para mí, son Serrat y Sabina. El resto tenemos que limitarnos a hacer música.

Hacías referencia en el título de tu segundo disco a las “mosquitas muertas”. ¿Crees que influyó el personaje de Lola a crear este estereotipo?

El rol que me dieron en Un paso adelante fue súper bonito. Todo el cariño que los espectadores de UPA me guardan es porque el personaje era maravilloso. No lo hubiera cambiado por ningún otro.

Era la chica a la que le pasaban las cosas más malas, el reflejo de la industria. A la que rechaza el chico que le gusta porque prefiere a otra más guapa, la que no tiene la economía para pagarse las clases, la que saca a su familia adelante, sin una madre y con un padre con problemas. Aunque algunas personas no lo vean así, para mí es el personaje más bonito de la serie.

¿Te sentiste explotada de alguna forma por Un paso adelante o después?Un paso adelante

Con Un paso adelante no, porque yo elegí hacer el cásting para el personaje de Lola y entrar en una serie teen. Ahora, UPA Dance sí que me ha hecho daño. Porque yo no lo elegí. Yo no elegí cantar Sámbame en los escenarios porque era parte de la ficción. De hecho, en la misma serie nos daban portazos constantes con esas canciones. Pero, ay, qué graciosas suenan en la radio. En ese momento el pachangueo era lo más, y de repente estábamos vendiendo un millón y medio de discos. Me pesó, la verdad.

Yo intentaba iniciarme como cantautora con mi primer disco y la gente me venía con Sámbame. Fue muy difícil. Ojo, no porque yo desprecie ese género musical, sino porque no era mi propuesta. A día de hoy soy la compositora de La mordidita. O sea, que no huyo de lo que la gente consume a gran escala ni de las pistas de baile. Huyo de que te impongan una propuesta que no es la tuya.

El problema con los programas de televisión es que el triunfo es muy volátil. Tú lo has vivido. ¿Crees que se os da un espejismo de éxito que luego no se cumple?

El punto está en la ubicación. Si tú sientes que por haber salido en la tele y haber sido muy votado, o por salir de la Academia con millones de seguidores y que por la calle te pidan fotos, tu carrera está resuelta, no vas a ningún sitio. Te vas a estampar a la vuelta de la esquina.

¿Cómo te estampas? Te hacen un disco en dos meses con dos temas buenos y ocho de relleno, y lo sacas porque hay una demanda. Si dejas que hagan eso contigo, tu carrera no va a durar. Pero mira a Nena Daconte o Pablo López: desaparecieron y volvieron años después con sus propias propuestas. Para ellos OT es algo más, igual que para mí UPA. No nos define.

También advierto que no es fácil. No es lo mismo haber empezado desde cero, cero de verdad, que vender todas las localidades de un estadio y al día siguiente actuar en el Búho Real para veinte personas, y aún así tener la humildad de ser feliz. A nadie le gusta ir de arriba a abajo. Yo, literalmente, el 25 de agosto estaba llenando el Bernabéu con UPA y en septiembre estaba en la sala Búho Real con mi disco. Es muy fuerte.

Para que no te haga abandonar, hay que estar ubicado en todo momento. Decirte a ti mismo: ya viví un éxito, ya sé lo que es, pero la felicidad no es solo eso. Hay que saber empezar en otro país o donde haga falta, pero con la música que te sale del corazón.

Comparando tu época en UPA con esta última de OT. ¿Crees que la televisión cuida ahora más a los chavales para que no se conviertan en juguetes rotos?

Yo creo que la mayor diferencia está en las redes sociales. Ellos se defienden. Son ellos mismos con su gente, con su honestidad. De esa manera, hubiera salido de la serie con la gente que me sigue, y ahí me habría encargado de explicar cómo me sentía y cuál era mi proyecto personal. Pero a ver cómo le cuentas al mundo qué estás haciendo después de UPA.

Dependes de una tercera persona, una cuarta y una quinta. De un manager, una compañía de discos que te apoye y un medio que te quiera hacer una entrevista. No quiero decir que los chavales de OT lo tengan fácil, pasarán por mil cosas.

Para empezar, el ganador o ganadora de la segunda temporada podría tener que ir a Israel a representar a España. Con todo lo que está pasando, ¿deberían negarse a actuar en Jerusalén?

Independientemente de que hay otro debate, que es Eurovisión como tal y en el que no entro, primero está la seguridad. Evidentemente no deberían celebrar un evento donde no puedan garantizar la seguridad.

Pero hace quince años que viajo a Cuba y vivo en Miami, y no paro de escuchar: “no tienes que ir a Cuba, hay que hacerle un bloqueo al régimen”. ¿Y qué culpa tiene el pueblo? ¿Qué culpa tiene mi suegra de no haber cumplido su sueño de ver a Raphael o a Julio Iglesias?

Existe mucha demagogia cuando se mezcla la música y la política. ¿Por qué estamos yendo a EEUU? ¿Nos gusta lo que le hace Trump a la gente? Te aseguro que ningún artista te va a decir que no va a tocar a EEUU. Corremos un tupido velo en los países económicamente bien situados y atacamos otros donde, más allá de lo que hacen sus gobernantes, hay una gente en la calle. Y supongo que habrá gente buena también en sus casas que esté sufriendo la guerra.

A lo mejor es más importante que lo cuenten los medios de comunicación. Aquellos que vayan a Eurovisión, que aprovechen también para mostrar a ese niño sin zapatos. Eso es lo que pienso, no sé si estoy equivocada. Lo que sí me molesta es lo de: “con este país sí y con este no”. Si creamos un movimiento por el que no vamos a tocar donde haya situaciones de conflicto o situaciones injustas, empecemos. Pero repasemos también los países que están económicamente arriba.

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