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ENTREVISTA

Andrei Kurkov, escritor ucraniano: “Hasta el final de la guerra no publicaré libros en ruso”

El escritor Andrei Kurkov, en Pordenone (Italia), en septiembre de 2023.

María Ramírez

Oxford (Reino Unido) —

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En el escenario de un auditorio subterráneo de la Universidad de Oxford, Andrei Kurkov habla de la guerra en Ucrania, del proceso de escritura en las circunstancias más difíciles y de la represión soviética, pero todavía consigue arrancar alguna carcajada. El aclamado novelista y ensayista ucraniano cuenta cómo cuando cayó la Unión Soviética temía que el surrealismo que veía a su alrededor y que le inspiraba como escritor desapareciera y su país se convirtiera en “uno aburrido, como el resto de Europa”. “Me equivoqué”, dice irónico, entre las risas del público del festival literario de Oxford que se celebra estos días.

Su novela Samsón y Nadezhda, publicada en español por Alfaguara en 2023, acaba de salir en inglés y es ahora finalista de la categoría internacional del Premio Booker, el gran galardón literario británico. El autor de Muerte con pingüino y Abejas grises lleva dos años escribiendo casi solo diarios ―este verano se publicará fuera de Ucrania el segundo tomo de Diario de una invasión― y artículos de prensa, también en elDiario.es, para explicar la historia y la cultura de Ucrania al mundo. 

Los libros de Kurkov, que nació en Leningrado en 1961 y cuya lengua materna es el ruso, están prohibidos en Rusia. El escritor, que vive en Ucrania desde los dos años, tuvo que refugiarse en febrero de 2022 en una casa prestada en las montañas del oeste del país. Unos meses después, volvió a Kiev, donde vive con su mujer, Elizabeth, británica de Surrey, y sus hijos. A veces, va a su pueblo a las afueras de la capital a intentar escribir unas páginas de su novela interrumpida por la guerra y ambientada, con las dos últimas, en 1919. 

La serie que arranca con Samsón y Nadezhda la empezó motivado por el inesperado regalo de una lectora, que en 2017 le llevó una caja con archivos antiguos de la policía secreta bolchevique. La mujer le dijo que los había heredado de su padre, agente del KGB y después del servicio secreto ucraniano. Con esos papeles, Kurkov trató de entender cómo la gente corriente vivía la guerra en Kiev en 1919. Un siglo después, la guerra está al otro lado de su ventana.

Esta es nuestra conversación, editada por claridad y extensión, antes de la intervención de Kurkov en el festival literario de Oxford. 

Samsón y Nadezhda se publicó en Ucrania en 2020, ¿la ve bajo otra luz tras la invasión a gran escala de su país? 

Escribí el libro entre 2018 y 2019, y lo planeé como una serie de novelas. De hecho, también publiqué la segunda antes de la invasión a gran escala. Estaba escribiendo la tercera cuando Putin volvió a atacar a Ucrania y desde entonces no he logrado terminarla. Pero siempre estoy pensando en ella y espero terminarla este año. Para mí, en realidad, esta historia no es algo del pasado. He estado escribiendo estos dos años solo sobre la guerra, no ficción: diarios, artículos, ensayos. Mi sueño es volver a ese período de 1919, terminar la tercera novela y tal vez comenzar la cuarta. Empecé a escribir la serie después de la anexión de Crimea y el comienzo de la guerra en Donbás. Entonces cobró un significado especial. 

Después de la revolución rusa de 1917, hubo una guerra civil incesante en el territorio del antiguo imperio ruso. Pero en Ucrania todo fue mucho más complicado porque, mientras en Rusia solo había dos ejércitos luchando entre sí, en Ucrania había seis ejércitos involucrados. Y, en realidad, fueron dos guerras al mismo tiempo, la guerra por la independencia de Ucrania y la guerra entre las fuerzas zaristas y los bolcheviques. Así, para mí, también fue el período en el que se puso en duda la existencia de una Ucrania independiente.

Su traductor al inglés dice en una nota que, en medio de la guerra actual, le ha reconfortado el personaje de Samsón y cómo encuentra su camino. De alguna forma, sus protagonistas siguen siendo optimistas. ¿Comparte este tipo de consuelo?

No llamaría “optimistas” a mis personajes. Son supervivientes. Para ellos, lo principal es sobrevivir, defender su forma de vida o sus pequeños espacios en Kiev. Tener éxito en esto podría considerarse optimista. En general, fue una época muy violenta y era muy difícil seguir con vida si tenías tu propia opinión y no te escondías de la realidad.

¿En qué punto se encuentra ahora en su lucha por volver a escribir ficción? También le costó después de las protestas del Maidán y el principio de la guerra en 2014, pero lo consiguió. 

Yo diría que psicológicamente estoy listo para volver a escribir ficción. Es una cuestión de fatiga porque he estado trabajando y viajando demasiado. Sigo escribiendo artículos y ensayos sobre la guerra, pero ahora hay menos demanda, la mayor parte del material sobre Ucrania ya está escrito, y ahora puedo encontrar un horario regular para trabajar en la ficción. El único problema es psicológico, porque cuando escribes una novela tienes que poder distraerte de la realidad: hay que sumergirse en 1919 y no pensar en 2024 durante varias horas al día, y todavía no he aprendido a hacerlo. Logré escribir 30 páginas de la novela en agosto pasado cuando estaba en el pueblo. Espero volver al pueblo y tal vez sea más fácil allí, tal vez encuentre inspiración. 

Cuando escribes una novela tienes que poder distraerte de la realidad: hay que sumergirse en 1919 y no pensar en 2024 durante varias horas al día, y todavía no he aprendido a hacerlo

Ya piensa en una cuarta novela de la serie, ¿del mismo periodo?

Tengo ideas para dos o tres novelas más de esta serie. Y, sí, del mismo año. Si logro volver a escribir esta historia, intentaré aferrarme a ella porque no quiero escribir ficción sobre la época actual.

¿Todavía no o nunca?

Todavía no. No puedo decir “nunca”, porque mi novela Abejas grises fue sobre esta época. 

En España, hemos visto autoras ucranianas traducidas por primera vez y grandes exposiciones de arte. ¿Es su papel dar a conocer la identidad ucraniana a través de la ficción?

Estoy en ello desde hace más de dos años. Y, en realidad, no solo he impulsado la cultura clásica ucraniana y la literatura ucraniana, sino también la necesidad de leer lo que han escrito sobre la historia de Ucrania no ucranianos como Timothy Snyder y Anne Applebaum. Creo que ahora es el momento de comprender que la historia de Ucrania no es parte de la historia rusa, sino parte de la historia europea. Hay muchas cosas que siguen siendo desconocidas para los lectores europeos. Por ejemplo, que el rector de la Universidad de Bolonia en el siglo XV era un profesor ucraniano que escribía en latín y que fue el primer ucraniano en publicar algo. En 1483 publicó su primer libro con el pronóstico astrológico para Italia. Se llamaba Giorgio da Leopoli, de Leópolis [Jurij da Drogobyč ]. Hubo muchos otros, profesores e intelectuales, que al principio escribían sus obras, por ejemplo, en polaco y a partir del siglo XVII empezaron a escribir en ucraniano.

Ahora es el momento de comprender que la historia de Ucrania no es parte de la historia rusa, sino parte de la historia europea

Hace unos meses la escritora ucraniana Oksana Zabuzhko dijo en Oxford que si los mosaicos y el teatro de Mariúpol hubieran estado en los libros de texto de arte de toda Europa tal vez habrían tenido más posibilidades de no ser destruidos. ¿Ser conocido culturalmente puede ser una armadura?

Yo diría que no salvaría a Ucrania de una agresión rusa porque, para Rusia, la cultura ucraniana, la historia de Ucrania no tiene ningún valor. Pero probablemente ayudaría a despertar más apoyo a Ucrania en Occidente. Cuando conoces algo mejor, cuando conoces mejor un país y su historia, te interesa más lo que sucede ahora ahí y te sientes más conectado con ese país.

Por ejemplo, cuando yo era adolescente, me interesaba mucho la historia de las bellas artes y descubrí un artista del siglo XIX de Hungría que me gustaba, Tivadar Csontváry Kosztka. Y gracias a ese artista decidí aprender más sobre Hungría. A pesar de que odio a Orbán y todo lo que está haciendo, todavía tengo interés por esa nación y por la cultura e historia de ese país. Si la gente en Occidente conociera a artistas de Ucrania, directores de cine o escritores, se sentirían más conectados con Ucrania. Y esto podría ayudar a los ucranianos a sentirse no más seguros, pero sí más involucrados en el mundo intereuropeo.

¿Cree que eso ya ha sucedido? 

Sucedió mucho en 2022. Y ahora creo que el interés se está volviendo menor debido a Gaza, a otros problemas y a que los políticos occidentales utilizan la cuestión ucraniana en las luchas electorales. Así que ahora hay políticos que dicen que si les eligen, dejarán de ayudar a Ucrania y se concentrarán en asuntos internos frente a otros que se están forjando su reputación diciendo que se debe defender la democracia y defender a Ucrania, porque si Ucrania pierde la guerra, la guerra llegará al territorio de la Unión Europea.

Usted también ha escrito sobre la importancia de las películas. 20 días en Mariúpol ganó el Oscar, pero es un documental. ¿Qué fue de la adaptación de Abejas grises al cine?

Se mostró en el festival de Rotterdam. Está basada en mi obra de teatro y la obra está basada en la primera parte de la novela. No es una adaptación cinematográfica del conjunto. Se estrenará en Ucrania en septiembre u octubre. Está bien, pero, francamente, no espero mucho de esta película.

¿Por qué?

Tuve un desacuerdo con el director de cine. Hizo algunas cosas mucho más simples de lo que son en el libro… Tal vez algún día haya otra película. 

¿Cómo se siente al escribir crónicas más periodísticas?

Era importante hacerlo, y tal vez todavía lo sea. Lo tomé como mi misión, mi contribución en esta guerra. Coincidió también con el hecho de que me convertí en una persona desplazada en mi país y luego fui refugiado durante un par de meses. Me convertí en nómada y los periodistas son nómadas. Los periodistas suelen ser viajeros que informan desde diferentes rincones del mundo. Yo también me puse a viajar y escribir sobre Ucrania, estando en contacto todo el tiempo con mis amigos y conocidos en diferentes ciudades de Ucrania, incluidos los lugares bajo ocupación.

¿Está escribiendo un nuevo diario?

Sí, se publicará en julio en inglés.

¿Y en ucraniano o en ruso?

Ya está publicado en ucraniano. Pero no habrá versión rusa porque las librerías en Ucrania ahora no quieren vender libros en ruso. Y eso significa que no tiene sentido que los editores publiquen libros en ruso. Hay algunas tiradas pequeñas de poesía en ruso de poetas ucranianos, y a veces también se publica prosa. Pero las tiradas son muy pequeñas y la mayoría de esos libros se venden en librerías de internet o durante las presentaciones.

Las librerías en Ucrania ahora no quieren vender libros en ruso. Y eso significa que no tiene sentido que los editores publiquen libros en ruso

¿Publicará su próxima novela solo en ucraniano aunque la esté escribiendo en ruso?

Esta es la realidad. Creo que hasta el final de la guerra no publicaré libros en ruso. Y lo que sucederá después del final de la guerra es difícil de predecir.

Usted ha contado su propia lucha interna acerca de su lengua materna. Aunque sea difícil de predecir, ¿cómo ve el futuro de la lengua rusa en Ucrania? 

Antes de la guerra, probablemente el 40% de los ucranianos hablaban ruso. Al comienzo de la guerra, muchas personas que hablaban ruso fueron asesinadas por el ejército ruso en Mariúpol y en el Donbás, en el sur. Y mucha gente decidió abandonar el ruso y empezó a hablar ucraniano. Algunos escritores también abandonaron el ruso y empezaron a escribir en ucraniano. Creo que el número de personas que hablarán ruso después de la guerra probablemente estará entre el 15 y el 20%. Se tratará de gente corriente que utilizará el ruso en su vida diaria, pero el espacio para la cultura en lengua rusa desaparecerá porque nadie querrá involucrarse en la cultura en lengua rusa en Ucrania.

¿Es una lástima para la diversidad y la riqueza de la cultura ucraniana?

Probablemente no lo será. Nadie lo lamentará excepto algunos escritores, poetas e intelectuales en lengua rusa, pero no lo dicen porque el idioma ruso se ha convertido casi oficialmente en el idioma del enemigo. Y en los territorios ocupados Rusia está luchando contra el idioma ucraniano: está destruyendo libros en ucraniano, en las bibliotecas, y está obligando a los profesores a enseñar en ruso, según el programa escolar ruso. En esta situación, cualquier intento de defender el idioma ruso en Ucrania provocará una reacción muy negativa.

¿Y usted lo lamenta?

No, no. Yo lo lamentaba hace algunos años porque esta era la tendencia. Pero ahora mi país y mi libertad son más importantes que mi lengua materna. Todavía escribiré ficción en ruso, pero estoy preparado para no publicarla en ruso.

Ahora mi país y mi libertad son más importantes que mi lengua materna. Todavía escribiré ficción en ruso, pero estoy preparado para no publicarla en ruso

¿Existe una explicación cultural de la diferencia entre la Rusia autoritaria y la Ucrania democrática? Desde fuera, vemos dos países que empezaron en un punto similar y han evolucionado de manera muy diferente.

Los ucranianos y los rusos eran muy diferentes desde el principio. Porque los ucranianos siempre fueron individualistas. Ucrania nunca tuvo una familia real. Los ucranianos eligieron a sus líderes desde el siglo XVI con una especie de elecciones. Rusia siempre fue imperio o reino: siempre hubo una familia real, siempre hubo lealtad al zar y siempre hubo una mentalidad colectiva. El individualismo se castigaba. Por eso, para los rusos, la estabilidad es más importante que la libertad. Y, para los ucranianos, la libertad es más importante que la estabilidad.

¿Entiende mejor lo que significa ser ucraniano después de estos años de guerra?

Ser ucraniano significa respetarse a uno mismo, tener una opinión y poder defenderla, poder decir la verdad públicamente, no tener miedo de la policía secreta o la mafia o cualquier político corrupto. En Ucrania, yo nunca he sufrido la censura después del colapso de la Unión Soviética. En cambio, mis libros fueron prohibidos en Rusia varias veces. La última vez, en 2014, ya era imposible llevar mis libros a Rusia. No se publicaban allí, pero a veces mi editor en Ucrania enviaba libros a librerías rusas. A partir de abril de 2014, se volvió imposible porque la aduana rusa decía “este autor está en la lista negra”.

¿Y el distintivo sentido del humor ucraniano? Siempre está en sus novelas y en cierto modo se parece al español…

Sí, porque la literatura clásica ucraniana es divertida. No siempre, pero tiene más humor que la literatura clásica rusa. La literatura clásica rusa trata sobre todo del fatalismo, tiene un mensaje filosófico negativo muy pesado de que la gente no puede cambiar nada. En la cultura rusa, las novelas satíricas también son parte de la tradición, pero no son humorísticas, y la sátira es un instrumento político. En Ucrania, el humor es mucho más habitual. Y, de hecho, el autor ucraniano más famoso, Gogol, llevó el humor ucraniano a la literatura rusa.

Usted ha escrito que los ucranianos “nunca se deprimen”, que en cierto modo “están programados para la felicidad”.

Están programados para sobrevivir. Pueden estar deprimidos, pero en general son luchadores porque han tenido que sobrevivir durante más de 300 años de intentos rusos de destruir la identidad ucraniana por su individualismo. Los ucranianos no querían unirse a las granjas colectivas soviéticas. Y debido a esto, en las décadas de 1920 y 1930, cientos de miles de agricultores fueron deportados de Ucrania a Siberia. En 1932-33, por la misma razón, Stalin organizó una hambruna artificial que mató a varios millones de ucranianos. Y después de cada tragedia, los ucranianos sobrevivieron, mantuvieron su idioma, mantuvieron su cultura. En realidad, estaban tratando de desarrollar su cultura y su identidad.

Para los rusos, la estabilidad es más importante que la libertad. Y, para los ucranianos, la libertad es más importante que la estabilidad

¿Cómo es su vida ahora en Kiev?

Kiev está muy bien protegido por las defensas antiaéreas. Pero incluso con esta protección, más de 30 personas han muerto este año en Kiev a causa de misiles y drones rusos. Pero los cafés están llenos, tenemos 12 librerías nuevas, están abriendo nuevos cines. La vida es más o menos normal excepto en los momentos en que escuchamos sirenas de ataques aéreos y, a veces, no podemos dormir debido a estas alertas y debido a las explosiones. Pero en Odesa o en Járkov, cerca de la línea del frente o en ciudades no tan bien protegidas, la vida es muy dura. Ahora estaba hablando con mi editor, que vive en Járkov, y me ha enviado fotos de hoy del mercado agrícola vacío, con solo una persona vendiendo verduras y frutas y ni un solo comprador. La gente tiene miedo a salir. 

¿Su editor logra encontrar papel, que era un problema al principio de la guerra?

Ahora es más fácil, pero las tiradas no son grandes. Por eso los editores intentan publicar muchos libros diferentes, pero con tiradas pequeñas.

La guerra continuará hasta la muerte de Putin porque mientras Putin esté vivo, no se rendirá. Intentará ocupar Ucrania, destruir Ucrania

Hay muchas incertidumbres, pero ¿es optimista sobre el futuro de Ucrania para los próximos meses?

Yo diría que soy realista y no pesimista. Esto es lo principal. Entiendo que la guerra continuará hasta la muerte de Putin porque mientras Putin esté vivo, no se rendirá. Intentará ocupar Ucrania, destruir Ucrania. Y eso significa que Ucrania necesita estar preparada para un período más largo de guerra. Y no solo Ucrania: también Europa debería estar preparada para que esta guerra dure, probablemente, uno o dos años más. 

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