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80 años de Batman, el héroe que merecemos pero no necesitamos ahora

Páginas 22-23 del cómic 'Earth 2 - Annual #1' (2013) dibujada por Cafu

José Antonio Luna

Todo comenzó con un esbozo. En 1934, el ilustrador estadounidense Bob Kane realizó un boceto de un personaje mitad hombre y mitad murciélago, pero lo guardó en un cajón con pocas esperanzas de que se convirtiera en algo más. Allí pasó olvidado casi un lustro, hasta que el artista empezó a trabajar en la compañía que poco después pasaría a formar parte de DC: la National Allied Publications. En aquellos momentos vivían un periodo de esplendor gracias al nacimiento de Superman, que inauguró la figura del superhéroe y arrolló con todo el mercado. Pero pensaron en probar otra cosa.

La idea era ofrecer algo diferente a ese hombre cuasi perfecto que prácticamente ni siente ni padece. Fue entonces cuando Bob Kane recurrió a ese polvoriento boceto que, a su vez, podía convertirse en una antítesis perfecta de Clark Kent. Como explican en el podcast de La órbita de Endor, inicialmente estaba pensado que pudiera planear gracias a una máquina voladora similar a la pensada por Leonardo Da Vinci. También se barajó que fuera un hombre águila o un halcón, por ser aves más asociadas a la idea de fortaleza, pero al final se optó por el murciélago por su asociación con la noche.

Tuvo algo que ver la obsesión de Kane con la película The Bat Whispers (1930) e influencias como La marca del Zorro (1920), donde el protagonista curiosamente también era millonario de día y justiciero de noche. Sin embargo, aunque en la mente de Kane ya estaban los pilares, todavía quedaba trabajar un poco más hasta llegar al Batman que conocemos hoy día.

Fue el escritor Bill Finger el que dio las últimas pinceladas. Lo primero que hizo fue cambiar el color de la ropa, convirtiendo el rojo en tonos negros y grises que evidentemente son mucho más adecuados para alguien que en teoría busca ocultarse en la sombra. También añadió guantes y dio forma a la máscara para finalmente presentar el modelo a los editores. Les encantó.

Batman se presentó oficialmente el mayo de 1939 en el número 27 de Detective Comics. La primera historia, de solo seis páginas, se titulaba El caso del sindicato químico y narraba un caso al más puro estilo detectivesco en el que había que descubrir quién era el asesino de un crimen. Ni se contaba el origen del héroe ni se explicaba nada sobre este.

Su identidad fue también una incógnita para el lector, que a lo largo de la narración intentaba adivinar quién se escondía bajo la máscara. Resultaba complicado pensar que aquel ricachón llamado Bruce Wayne, presentado en las primeras viñetas, era quien repartía justicia cuando caía el sol. Pero lo era, y así lo descubrían al final para sorpresa de todos.

Ocho décadas bajo las sombras

El personaje, como viene siendo habitual en la industria, ha pasado por diferentes etapas a lo largo de su historia. Desde la oscuridad dramática de sus orígenes hasta la humorística de los 60 para finalmente retornar a lo siniestro en el presente. No obstante, de lo que no queda duda es de su radiante actualidad. No muestra apenas signos de agotamiento. Eso es lo que ha provocado que en su 80 aniversario La casa del lector de Madrid inaugure una exposición organizada por Sui Generis Madrid con el apoyo de ECC Comic, en la cual se pueden ver ilustraciones sobre el murciélago de dibujantes españoles desde 2005 hasta la actualidad.

“Estamos hablando de uno de los personajes más icónicos de la historia junto a Superman y Spider-Man. Se ha convertido en un fenómeno global de la cultura pop, y si trabajas en la industria del cómic dibujar a Batman siempre es algo especial”, explica a eldiario.es Fernando Blanco, que retrató al murciélago por primera vez en una serie llamada Phantom Stranger.

Las variaciones del personaje sobre el papel van mucho más allá de las mostradas en la pantalla. Existen series tan insólitas como la de Gotham City Garage, un universo distópico al estilo Mad Max en el que Batman pasa de combatir a Lex Luthor para convertirse en su brazo ejecutor.

“La verdadera esencia del Batman que conocemos cambia radicalmente, y solo podemos entrever como algo común a nuestro caballero oscuro la voluntad férrea de mantener el orden y la paz dentro de su ciudad. Me gustó observar que en el fondo no dista mucho del Batman que conozco, con la misma terquedad y convicción de que lo que hace es lo correcto”, apunta la ilustradora Aneke Murillenem, una de las encargadas de ilustrar esta historieta.

Pero, al ser Batman un personaje tan enigmático y a menudo tan robusto, uno que además esconde su cara bajo una máscara, ¿cómo es dibujar sus las emociones que se establecen en el guion? “Que oculte el rostro forma parte del su propio lenguaje. La máscara no es Batman, sino Bruce Wayne. Él es precisamente ese personaje oscuro, atormentado y, sin embargo, cuando es Bruce Wayne se pone una máscara de tipo social, del playboy seductor y de hombre de negocios”, apunta Blanco.

Que sea uno de los superhéroes clave de la historia del cómic también puede ser negativo. El ilustrador añade que “la mayor dificultad de dibujar a Batman es el hecho de que hayan pasado tantas manos por ese personaje. Resulta complicado dejar huella y hacer uno que sea propio”.

Otro aspecto a menudo controvertido de Batman es la ideología que transmite el personaje. No es Peter Parker, que se enfunda en el traje de Spider-Man para actuar en base a un código ético bastante rígido. Bruce Wayne, en cambio, es un multimillonario decide tomarse la justicia por su mano sin importar quién se interponga en su camino. “El discurso generado por los actos de Batman repugna y fascina a partes iguales, algo que sucede con los personajes que utilizan la violencia como moneda de cambio para solucionar conflictos”, aprecia Aneke Murillenem.

Blanco, por su parte, señala que “Batman es un personaje que defiende el orden establecido. Es el único elemento que evita que Gotham caiga en el caos absoluto a pesar de que sea utilizando métodos que la propia democracia no apoyaría”. No obstante, continúa diciendo que “tampoco hay que tomárselo demasiado en serio”, ya que esta ideología varía según las historias y, por lo general, “se suelen llevar al terreno ideológico de lo que los creadores piensan y sienten”.

Pero, con tantas ediciones del personaje, ¿por dónde podemos empezar a leerlo? Murillenem recomienda una publicación que probablemente sea de las más populares: La broma asesina (Alan Moore). “Me encantó la interacción entre él y el Joker, viéndose ambos desde fuera de lo que se supone que son, y compartiendo ese final tan loco”, aprecia la artista. Blanco, en cambio, tiene tres sugerencias: “El Batman de Frank Miller, sobre todo el de Año uno y The Dark Knight Returns. También El Largo Halloween, de Jeph Loeb y Tim Sale”. A pesar de su edad, parece que el murciélago sigue en plena forma.

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