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Ex:Re, la cantante de Daughter debuta en solitario vomitando versos a quien le hizo daño

Luis J. Menéndez

Ex:Re

Ex:Re

Ex:Re4AD / Popstock!POP CONFESIONAL8/10Ex:Re

Cualquiera que haya tenido la fortuna de conocer en persona a Elena Tonra, hasta hoy conocida por su papel al frente de la banda británica Daughter, se sorprenderá de que alguien haya podido romperle el corazón. No por nada, pero la cantante de orígenes italianos resulta tan encantadora en el trato y fascinante intelectualmente hablando que resulta complicado imaginar qué tipo de persona ha podido llegar a situarla al límite o, simplemente, hacerle daño.

Ex:Re, como el propio nombre del proyecto y también del disco sugiere, es su respuesta a esa relación que ya pertenece al pasado, una colección de postales que, más que como reproches, funcionan como diario de los días después: “Ahí he estado, de ese lugar vengo”. Es el clásico ejercicio de exorcismo, necesario antes de volver a levantar cabeza y buscar la luz al final del túnel. Déjalo sangrar…

“Una invitación abierta / y tu boda, podría hacerla saltar por los aires / susurrando en tu oído 'Dios, cómo te he echado de menos' / Ha sido demasiado, no puedo soportarlo”, recita con voz apagada en Too Sad, una letanía que recuerda a la Chan Marshall (Cat Power) que se abría en canal en sus discos de hace dos décadas. Como en aquellos discos, las canciones en Ex:Re se reducen a lo puramente esencial: guitarra, bajo batería y, puntualmente unos arreglos de cuerda que las sitúan en otra dimensión.

En otras canciones se muestran escenas de oscuridad y autodestrucción: “Estoy borracha / New York, New York / Viendo cosas que echo de menos / Le echo de menos y lo odio / Volví a tu calle / vi a mis amigos enamorados, con niños / me sentí vacía y sola allí / hablando de las cosas buenas de otra gente”, canta en New York. O estos otros versos de The Dazzler: “Borracha en la habitación del hotel parezco perfecta / parece que vuelvo a tener 24, como antes de que me hubieras infectado / Dios, estoy maravillosa / Aviso de que haré tarde el checkout / Déjame estar aquí, déjame vivir aquí / en la habitación 232 hasta que muera”.

Hablando con Tonra sobre el proceso de un disco que asegura haber vomitado más que compuesto, ella explica que las canciones más personales se cayeron por considerarlas extremadamente explícitas y duras. A tenor del tono del disco que finalmente ha visto la luz, pura pornografía emocional sin tiritas ni subterfugios poéticos, da vértigo solo imaginar del tipo de material del que estaríamos hablando.

Beirut

Beirut

Gallipoli4AD / Popstock!POP7/10Gallipoli

La música de Zach Condon siempre ha tenido algo de excursión por diferentes rincones del mundo: París, los Balcanes o México. En ese sentido, el título de su quinto álbum y también de alguno de los temas contenidos en él (Corfu, I Giardini….) sugieren que Gallipoli es su disco transalpino, aquel más influido por la naturaleza melódica de la canción italiana. Lo que por otra parte no le sentaría nada mal a un músico que ha trasladado el sabor de la tradición a un sonido personal e intransferible.

Sin embargo Gallipoli no funciona tanto a modo de inmersión en la canción italiana como interpretándolo a la manera de un retorno a los presupuestos estéticos de antaño. Algo lógico tras el regreso del productor Gabe Wax y el resbalón que supuso el paseo por el terreno del soft-rock de su anterior disco, No No No (2015).

En palabras del propio Condon: “El disco es una mezcla catárquica de los viejos y nuevos discos y me ha llevado de vuelta a disfrutar de la música otra vez como una experiencia visceral”. El resultado de todo ello es un álbum que reconciliará a Beirut con sus fans de antaño, pero que no cuenta con un par de singles con la pegada melódica de sus trabajos de juventud.

Boy Harsher

Boy Harsher

CarefulNude Club / Music As UsualELECTROPOP7/10Careful

No hay nada en la música de este dúo original de Savannah que no hubiéramos escuchado antes, y más concretamente en los albores de la década de los 80: ritmos recios y bailables propios de la EBM; melodías sintéticas levantadas a partir de secuenciadores y otros instrumentos electrónicos; voces que buscan la expresividad a partir de registros monocordes, e incluso inhumanos.

Hasta la estética de la portada del disco, esos fotogramas de un vídeo que podrían haber sido tomados de la última Blade Runner, remiten a una estética y un momento muy concretos.

El segundo álbum de Boy Harsher efectivamente es un ejercicio de género que, si bien no aporta nada nuevo al technopop de tintes góticos, destaca por su efectividad de la misma forma que hace unas cuantas temporadas lo hicieron otras bandas como Trust, Austra, Cold Cave, Soft Moon o Adult. Temas como Face the Fire, Tears o Fate con sus juguetonas líneas synthpop y ritmos minimalistas harán las delicias de cualquier aficionado al género que se precie.

Finlay Shakespeare

Finlay Shakespeare

Domestic EconomyMegoELECTRÓNICA7/10Domestic Economy

En todas las biografías sobre el bristoliano Finlay Shakespeare se destaca su condición de CEO en la empresa Future Sound Systems, dedicada a la fabricación de sintes modulares y componentes para los mismos. Lo que da una idea bastante aproximada del territorio que habita este músico, alejado del sonido más o menos habitual que caracteriza al histórico sello austriaco Mego, vinculado al ambient y la electrónica más sesuda.

Al igual que los anteriormente comentados Boy Harsher, la música de Finlay Shakespeare inevitablemente remite al techno-pop de los ochenta, si bien su propuesta se sitúa en un terreno ligeramente más avantgarde e imprevisible que la de aquellos. Aunque se aferre a la estructura de canción con un falsete vocal siempre a punto de romperse que la hace totalmente reconocible, su música como la de pioneros del género como Fad Gadget o los más festivos I Start Counting explora nuevas estructuras más allá del 4x4 contundente y bailable. Enloquecido en ocasiones, reflexivo por momentos y divertido casi siempre.

Las Ligas Menores

Las Ligas Menores

Fuego artificialSonido MuchachoPOP8/10Fuego artificial

Aunque Fuego artificial es ya el segundo disco del quinteto argentino, muchos hemos tenido la oportunidad de descubrirles recientemente con motivo del teloneo que la banda llevó a cabo de los madrileños Carolina Durante en la sala Ochoymedio de Madrid. Allí asistimos a un concierto de pop guitarrero, vibrante y juvenil, con canciones que se situaban a medio camino de Los Romeos, Los Punsetes y aquellos Planetas de los comienzos, en el que destacó por encima de todo el carisma de la guitarrista y cantante Anabella Cartolano.

El promotor de aquel concierto, que ya anuncia nuevas fechas de la banda por nuestro país, edita ahora en España en vinilo un disco que en Argentina vio la luz en formato CD allá por el mes de marzo. Y las sensaciones que nos despiertan estas trece canciones son muy similares a las de aquel concierto. Sin una producción especialmente ambiciosa, que reduce las canciones a esencialmente lo que son, todo se reduce a la efectividad melódica de un puñado de estribillos infalibles y a la capacidad de la banda para comprimir en un puñado de frases el angst juvenil. Y en al menos la mitad de su repertorio lo consiguen, vaya si lo consiguen.

Rustin’ Man

Rustin’ Man

Drift CodeDomino / Music As UsualPOP-FOLK8/10Drift Code

No es fácil seguirle la pista a Paul Webb, un músico que desde que abandonó Talk Talk a finales de los ochenta ha tenido una actividad guadianesca. Primero de la mano de su compañero en Talk Talk Lee Harris, firmando un puñado de discos bajo el nombre de .O.Rang, y también junto a la cantante de Portishead, Beth Gibbons, con la publicación de uno de los más hermosos discos de pop que ha dado el siglo XXI: Out Of Season.

Ahora, Webb recupera el alias con el que firmó aquel disco para publicar el que propiamente es su primer trabajo en solitario. Un álbum exquisito instrumentalmente hablando en el que se refleja todo su universo musical: jazz, ambientes cinematográficos, el krautrock psicodélico de bandas como Amon Düül, y medios tiempos con aires al Bowie de los primeros setenta.

Es cierto que Webb dista mucho de ser un cantante, y eso se nota. Pero incluso esas limitaciones las solventa airoso con un tembloroso timbre de voz a lo Robert Wyatt que hace de la necesidad virtud.

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