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Cómo y por qué ha dimitido el presidente de la SGAE

Dimite el presidente de la SGAE, José Luis Acosta

Marta Peirano

Imposible aburrirse en la Sociedad General de Autores y Editores. Hoy el guionista José Luis Acosta dimite por segunda vez en dos años como presidente, y sus partidarios no tienen plan B. Al parecer, han sido los mismos “problemas estructurales”, “luchas de poder” y “conflictos de intereses” que le hicieron dimitir en 2014 y de los que hablaba su predecesor, el breve Antón Reixa. Acosta había ganado las últimas elecciones con el apoyo de tres de los cuatro colegios que forman la estructura de la sociedad de gestión: el Audiovisual, Gran derecho (dramático) y Editores (discográficas). José Miguel Fernández-Sastrón, su eterno rival por control de la entidad, perdía por segunda vez. Fernández-Sastrón es el candidato del tercer colegio, llamado de Pequeño Derecho.

Acosta ha planteado su dimisión al inicio de la reunión rutinaria del Consejo de Dirección, que entre los puntos del día que debía tratar, entre ellos la aprobación de sus cuentas, pero no la continuidad de su presidente. Fuentes cercanas al guionista aseguran que Acosta llevaba tiempo queriendo dimitir, pero que ha esperado al consejo para hacerlo oficial. “La situación era insostenible”. Dicen que está cansado de los problemas que han caracterizado su mandato, la guerra por los derechos musicales de las televisiones en la madrugada, la principal fuente de ingresos de la entidad y una gallina de los huevos de oro para unas pocas docenas de socios.

Como ya explicamos anteriormente, hasta hace diez años la SGAE tenía tres principales fuentes principales de ingresos: el mercado musical, el canon y la televisión. Cuando el primero empezó a desangrarse y el segundo desapareció, la entidad empezó a depender mucho de las teles. Aquí es donde se disparó el famoso “turbio negocio de los derechos musicales en televisión”.

El negocio de la rueda está en los programas que no ve nadie, como los esotéricos que se emiten de madrugada o los de música clásica. Las productoras rellenan las horas de esos programas insólitos con música, jingles, sintonías y cabeceras registradas en su propia editorial, o partituras clásicas que han sido registradas como versiones sin más modificación que una interpretación. La SGAE cobra esa música como si fuera prime time y después las editoriales reclaman su parte, repartiéndose el botín. Este es el modelo de gestión que se ha mantenido en la sociedad, porque en la SGAE votan más los que más cobran. Y hay unos pocos socios que cobran más que todos los demás juntos gracias a la rueda de programas nocturnos de televisión.

Las teles están en el Colegio de Pequeño derecho, y por eso es el que más dinero tiene, más representantes tiene y más socios tiene. En consecuencia, de los 39 miembros del consejo de dirección de la SGAE, hay 6 de Gran Derecho, 9 de audiovisuales, 8 de editores y 16 de Pequeño Derecho, 14 de los cuales defienden la rueda de televisión nocturna, liderada por Fernández-Sastrón. Y, aunque el resto de los colegios se unan para contenerlos, la rueda gana en las asambleas porque son los votos de los socios y la rueda genera mucho dinero.

Los partidarios de Acosta están deprimidos porque no tienen plan B. No hay un candidato claro que pueda unir a los tres colegios como pasó en las últimas elecciones. ¿Qué va a pasar ahora? Con la SGAE nunca se sabe pero todo apunta a que Fernández-Sastrón aprovechará el tiempo para encontrar apoyos suficientes. Hay un mes de plazo para hacer el cambio de presidente. Menos tiempo del que tienen el PSOE, Podemos, Ciudadanos y el resto de los partidos para constituir gobierno antes de unas nuevas elecciones.

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