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Ciudadanos apela a la ley de protección de datos para ocultar si el dirigente dimitido tras el pucherazo sigue de asesor en el Congreso

El ex secretario de Comunicación de Cs en Castilla y León, Pablo Yáñez

Laura Cornejo

El pasado lunes el secretario de Comunicación de Ciudadanos Castilla y León, Pablo Yáñez, dimitía de todos sus cargos. Yáñez era el hombre que salía en la foto junto a Silvia Clemente, ambos reunidos en un bar cuando ella aún era la presidenta de las Cortes de Castilla y León a propuesta del PP, y se negociaba su fichaje por el partido de Albert Rivera.

Apenas una hora después de que en una rueda de prensa el secretario de Organización Territorial, Fran Hervías, confirmase el pucherazo de las primarias que alteraron el resultado otorgando a Clemente una falsa victoria por 35 votos de ventaja sobre Francisco Igea, Yáñez lo dejaba todo. Aparentemente. “He comunicado al secretario general de Ciudadanos, José Manuel Villegas, mi decisión personal de renunciar a todas las responsabilidades que venía ejerciendo tanto como secretario autonómico de Comunicación en Castilla y León como a las que se derivaban de mi pertenencia al Comité Ejecutivo de Ciudadanos”, decía en el comunicado. Ni una sola referencia a su cargo de asesor en el Congreso del Grupo Parlamentario Ciudadanos.

Su nombramiento, a propuesta del diputado Miguel Ángel Gutiérrez, fue el premio de consolación tras perder el escaño de diputado por Salamanca en las elecciones de 2016.

Ciudadanos se niega ahora a desvelar si Yáñez, primera víctima del pucherazo en los votos de Silvia Clemente, ha abandonado también su cargo de asesor. Los motivos que alega la dirección del partido a través de un portavoz oficial es que es un asunto “de recursos humanos”, no de partido, y que además revelar esa infomación chocaría con “la Ley de Protección de Datos” (sic). El nombramiento de Yáñez se publicó en el Boletín Oficial de las Cortes Generales el 6 de marzo de 2016.

De la asesoría que presta Yáñez desde entonces poco se sabe. El joven, de 29 años, tan sólo tiene el título de bachillerato. Estuvo matriculado en la Complutense para estudiar Ciencias Políticas, una carrera que pretendía retomar en la Universidad a Distancia, pero que no ha acabado.

No es la primera vez que trabaja como asesor: desde mayo de 2015 hasta que fue diputado en enero de 2016, Yáñez tuvo un cargo de confianza en la Diputación de Valladolid, una institución que apostaba por eliminar al considerar que todas las diputaciones son “chiringuitos” pero de la que cobraba casi 42.000 euros anuales.

La experiencia profesional que arrastra es difusa. Tuvo una empresa, cuyo rastro ha desparecido, llamada 'Campañas políticas low cost' y en la que trabajaba con su compañero de partido en Castilla y León, Miguel Ángel González, dueño de una autoescuela en Valladolid. Yáñez ha trabajado en campañas de Ciudadanos desde que tuvo acceso a Albert Rivera, un político al que idolatra.

En el partido aún se recuerdan las cartas que le escribía o su afán por seguirle a todas partes, hasta el punto de que en una ocasión, su equipo detectó que un coche los seguía por las carreteras de Castilla y León y avisó a la Guardia Civil. Era la etapa en que el líder de Ciudadanos había recibido una carta con una bala. El agitado encuentro, lejos de arrojar a Yáñez fuera del partido, lo acercó al círculo más cerrado del líder de Ciudadanos.

Prueba de la confianza que había en él fue su presencia en esa reunión para ultimar el fichaje de Clemente. Yáñez, que se considera un experto en comunicación y tuvo cierta etapa de auge televisivo, rechaza en estos días el contacto con periodistas. Queda por ver si Rivera mantiene su confianza o deja caer al joven político del cargo de asesor en el Congreso.

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