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Una ONG que lucha por la “economía no violenta” contra el Banco Mundial, nominada al Nobel de la Paz

Rajabopal PV dirige la organización Ekta Parishad, nominada al Premio Nobel de la Paz 2014/Foto: Miguel Moreno

Miguel Ángel Moreno Ramos

“En la India al menos un 65% de la población gana su sustento de la tierra, la madera y el agua. Sin embargo, un 40% de la población vive sin agua, sin tierra, sin recursos. Y la globalización les está quitando sus recursos muy rápido por la necesidad de beneficio del capital” explica Rajagopal PV, presidente y fundador de Ekta Parishad, una organización que ha basado en la filosofía de la no violencia su lucha por la propiedad de los recursos de la mano de los 'sin tierra' en la India. Una lucha que les ha valido la nominación al Nobel de la Paz 2014.

Bajo la no violencia inspirada en 'Mahatma' Gandhi, que entiende no solo como una forma de lucha sino como una “idea global” en “el pensamiento, la acción” e incluso “la economía no violenta”, Rajagopal PV y su organización luchan por el derecho a la tierra de una gran parte de la población india, presa de una legislación heredada del pasado colonial y no reformada en favor de los habitantes originarios del territorio, además del interés de la agricultura extensiva y las empresas que pretenden hacer beneficio de terrenos habitados por generaciones de 'sin tierra'.

En 2007, esta organización reunió a 25.000 personas para recorrer 340 kilómetros entre la ciudad de Gwalior (centro del país, en el estado de Madhya Pradesh) y la capital Delhi. El objetivo de esta marcha, denominada 'Janadesh' (Mandato), era reclamar la implementación real de una nueva legislación sobre la tierra.

“Tras nuestras marchas en 2006 y 2007 se promulgó una nueva ley, la 'Forest Rights Act' (Ley de los derechos sobre los bosques), gracias a la cual los indígenas que viven en los bosques pueden tener el derecho a la tierra en la que viven. De manera que unos tres millones de personas han obtenido tierra en propiedad en los últimos cinco años. Con mayor o menor extensión, pero esos tres millones de personas obtuvieron su tierra”, valora Rajagopal en una entrevista con eldiario.es producida durante su participación en el Congreso “Rompiendo Cadenas”, organizado por el Partido SAIN.

En 2012 fueron 100.000 personas en otra movilización a pie denominada 'Jan Satyagraha' (Marcha por la justicia), con la que lograron que el ministro de Desarrollo Rural indio Jairam Ramesh firmara un manifiesto de diez puntos en el que se comprometía a profundizar en las reformas sobre la propiedad de la tierra. Unas reformas que para Rajagopal no tienen que ver solo con lo agrario, sino también con la descentralización del poder.

“Básicamente tratábamos la propiedad de la tierra, pero lo que queríamos conseguir es la descentralización del poder y los recursos. ¿Quién debe administrar la tierra, el bosque y el agua? La gente más pobre. Y esto solo se puede conseguir si descentralizas el poder. Si todo el poder está en Delhi, ¿cómo puede la gente controlar los recursos? De manera que la principal reclamación era la descentralización, y es un tema importante en todo el mundo”, defiende el líder indio, que ve en su lucha una aspiración global, la del control de los recursos por la gente, en oposición a las corporaciones.

Con esa intención plantea una “marcha global” para el año 2020: “Vamos a intentar construir algo global. En cada país la gente está trabajando por controlar la tierra y los recursos. Queremos que las organizaciones globales como Naciones Unidas o el Banco Mundial sientan la presión. Las instituciones internacionales no están sintiendo aún la presión. Tienen que hacer políticas y motivar a los gobiernos para dar tierra y recursos a las personas”, explica.

Una idea global de la no violencia

El líder de Ekta Parishad (que se podría traducir como 'Consejo de Integración') proviene de la escuela no violenta que procede de Gandhi y de uno de sus discípulos, Vinoba Bhave, quien ya desarrolló una activa lucha por los derechos de los 'sin tierra'. La intención de retomar el legado de Gandhi-“en lugar de estar recordando siempre”, en palabras de Rajagopal- llevó a este activista y a otros jóvenes a trabajar con las técnicas de la no violencia en el estado de Madhya Pradesh, en la zona central de la India.

Allí trabajaron con los 'dacoit' unos bandidos que Rajagopal describe como “Robin Hoods”, personas empujadas por la pobreza a ser bandidos y cometer actos violentos. Entre 1972 y 1974 consiguieron convencer a casi 700 'dacoits' para que abandonaran las armas y las arrojaran ante una fotografía de Gandhi. “Fue una acción muy impactante, y muy icónica. Aunque en esa época no había videocámaras ni teléfonos móviles”, explica Rajagopal.

Sin embargo, la lucha contra la “violencia directa”, como la denomina el líder indio, les llevó a pensar en la “violencia indirecta”, la que venía dada por la explotación, la opresión, la corrupción y la injusticia.

“Durante los 80 y los 90 entrenamos a cientos de jóvenes en la no-violencia”, relata. Jóvenes procedentes de distintas castas que comían, dormían y realizaban actividades juntos, una forma de “liberación” y de “romper el sistema”. Jóvenes que, cuando volvían a sus lugares de origen, eran arrestados o secuestrados por hacer “preguntas incómodas”.

“Preguntaban por qué el Gobierno estaba vendiendo medicinas en el mercado negro, o por qué el profesor no daba clase pero recibía su salario. Preguntaban por qué las tierras estaban en las manos de algunos y otros no tenían tierra. Preguntaban por qué los políticos cuando eran elegidos no iban a los lugares donde había que resolver problemas. Por decir la verdad, te convertías en el enemigo”, explica Rajagopal, que en aquel momento llegó a la conclusión de que necesitaban un “paraguas”, una organización. Así nació Ekta Parishad en 1991.

La organización, que comenzó en el estado de Chhattisgarh, comenzó a expandirse a otros territorios y a organizar marchas a pie regionales para reclamar derechos y “unir los territorios”. Para estas marchas, los miembros de las comunidades ahorran una rupia cada día y un puñado de arroz. Y así hasta las grandes marchas de 2006 y 2012.

Rajagopal propone una “idea global” de la no violencia, que ve presente en el pensamiento, en la acción… Y en áreas tan concretas como la economía.

“Ahora lo que estamos intentando es introducir un concepto de economía no violenta. La lucha no violenta debe ir seguida de una economía no violenta. Si tú consigues tu tierra pero pasas a comerciar en el mercado, pierdes tu tierra y tus recursos. De manera que tienes que organizar tu economía de forma no violenta, lo que quiere decir que tienes que realizar cultivos orgánicos. Tienes que dejar de tomar alcohol, porque te robará el dinero. Necesitas ser no violento con tu propia economía, para promover una nueva cultura”, explica Rajagopal.

“Un Nobel para la gente pobre”

Presentada su candidatura al Premio Nobel de la Paz por una organización cuáquera estadounidense, la American Friends Service Comitee, que, como ganadores del premio en 1947 pueden nominar a otras organizaciones, Rajagopal valora como “una buena noticia” esta nominación.

“Creo que la gente pobre debe recibir un reconocimiento por su trabajo. El Nobel no es algo solo de los grandes hombres, aunque es bueno que se les reconozca. ¿Por qué no el Premio Nobel va a reconocer el trabajo de los pobres, de los de abajo? Lo miro desde ese ángulo y pienso que la nominación es buena, y si lo logramos tendrá un gran valor”, explica Rajagopal, que no escapa a la controversia que genera este premio, especialmente desde que fuera concedido al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en 2009.

“El Premio Nobel no siempre ha sido otorgado a gente que realmente lo merecía. No es el único premio, aunque para el imaginario del mundo sirve de mucha ayuda recibirlo, porque la gente siente que es uno de los más altos reconocimientos que puede obtener un individuo o una organización. De manera que la clase media, esos con los que queremos luchar, nos verán de distinta manera si obtenemos el premio”, explicó el presidente de Ekta Parishad.

Creyente en un “optimismo necesario” para afrontar las situaciones, Rajagopal PV enfatiza el papel de los movimientos indígenas contestatarios con las grandes empresas que ocupan sus tierras, e insiste en la necesidad de que la clase media, en la India como en otros lugares, deje de “depender del Estado” y se sume a las reivindicaciones de los más pobres.

“Ahora es el momento de descubrir que no es el Estado quien hace los cambios, somos nosotros quienes los hacemos. Tenemos que pasar de la dependencia del Estado a la independencia. Siempre decimos, cuando compras algo, estás votando por tu destino. Cada acción está decidiendo tu destino. La clase media y los pobres tienen que actuar juntos y decidir que no pueden dejar que el 1 por ciento las gobierne en cada país. El mundo necesita nuevas ideas, se necesita mucha esperanza. Y yo creo que eso es posible”, finaliza Rajagopal.

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