Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Peinado multiplica los frentes del ‘caso Begoña’ sin lograr avances significativos
El miedo “sobrenatural” a que el cáncer vuelva: “Sientes que no consigues atraparlo”
OPINIÓN | 'En el límite', por Antón Losada

Una patente registrada en EEUU desata las alarmas entre los pequeños productores de panela en Colombia

Fotografía de un trabajador de la agroempresa Panela TL, el pasado 14 de noviembre de 2019, preparando panela en el municipio de Campamento, departamento de Antioquia (Colombia). EFE

Nazaret Castro

15 de marzo de 2021 22:51 h

9

Quien conoce Colombia sabe que la panela no es solo un endulzante, es un alimento fundamental en la canasta básica de millones de colombianos de distintas clases sociales. Es, también, el producto que da sustento a más de 350.000 familias, según Fedepanela, la federación que agrupa a los productores de este derivado de la caña de azúcar. La inmensa mayoría son pequeños productores que procesan sus propios negocios y hay también algunos medianos productores.

En el sector de la panela nunca han entrado los grandes ingenios azucareros. Lo tienen prohibido desde que, en 1990, se promulgó la Ley 40, que establece una serie de medidas para proteger a los pequeños productores. Sin embargo, existe una profunda preocupación de que esa protección estatal se deteriore desde que el ingeniero agrónomo Jorge Enrique González Ulloa ha obtenido en Estados Unidos la patente del método de producción del endulzante al que llamó Polycane.

Se trata, en realidad, de dos patentes, una de diciembre de 2019 y otra de abril de 2020. Esta licencia podría validarse en otros países, incluidos los miembros de la Unión Europea y la propia Colombia, si no lo impide la contraofensiva legal con la que los productores paneleros han respondido a esta iniciativa. 

La patente de González Ulloa es un método para el procesamiento de la caña de azúcar que es similar a la forma en que, generación tras generación, los campesinos colombianos han producido la panela en sus trapiches artesanales.

Para entenderlo es necesario comprender por qué la panela es mucho más que azúcar sin refinar. En la producción del azúcar blanco convencional, el alimento se centrifuga a altas temperaturas, lo que hace que pierda sus propiedades nutricionales. El azúcar moreno que se suele comercializar en Europa no es muy diferente, ya que se trata de una mezcla entre azúcar refinado y melaza. En cambio, la panela se obtiene hirviendo el jugo de la caña fresca en ollas de metal, lo que hace que la temperatura no exceda los 90 grados, con esto se consigue que no pierda nutrientes y no solo endulza, sino que alimenta. 

Una patente polémica

Según el creador de Polycane, su producto no se expone a más de 70 grados y gracias a ello conserva los policosanoles, unos alcoholes que, según la versión de González Ulloa, convierten su endulzante en un producto saludable que reduce el colesterol y limpia las arterias. El ingeniero agrónomo defiende haber logrado una “revolución industrial azucarera”. La Federación que aglutina a los pequeños y medianos productores defiende que en la panela ya había estos policosanoles, lo que aún desconocen -y tampoco se deduce de las pruebas presentadas por González Ulloa- es si la panela o el Polycane poseen policosanoles en cantidad suficiente como para reducir el colesterol. 

“Hemos analizado panela colombiana producida con anterioridad a su solicitud de patente y hemos visto que este producto conserva esos alcoholes”, afirma Óscar Gutiérrez, director ejecutivo nacional de la asociación Dignidad Agropecuaria Nacional. Según la Federación que agrupa a los productores de la panela , la cantidad de policosanoles depende no solo de la temperatura sino de factores como de los nutrientes del terreno o la variedad de la caña. 

“Lo que se presenta como producto industrial novedoso no es diferente de la panela granulada o pulverizada que ya se produce desde hace generaciones: ya había policosanoles en la panela, lo que ocurre es que nadie había dicho hasta ahora que ese fuera el componente principal ni se había especificado que tuviera propiedades medicinales”, dice Gutiérrez. “Pero en Colombia todo el mundo sabe que si usted tiene gripe, se toma un agua panela bien caliente con limón y se acuesta a sudar”, añade el dirigente de Dignidad Agropecuaria.

“Los pequeños productores siempre hacen cosas importantes, pero no las patentan”, considera Herney Chagu, un dirigente gremial de amplia experiencia en la producción y comercialización de panela en el departamento del Cauca.

Después de que Fedepanela presentara su oposición a la solicitud de patente, la Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia debe definir si se reúnen las condiciones para que el método propuesto por González Ulloa se considere una invención. El abogado Óscar Lizarazo, profesor de la Universidad Nacional de Colombia, cree que la probabilidad de que se apruebe en Colombia “no es muy alta”, aunque no lo descarta. “Desde 2011, la oficina de patentes es más laxa, antes de ese año se concedía el 23% de las solicitudes, ahora, el 49%. Además, desde 2012 Colombia tiene un acuerdo con Estados Unidos, con el que, bajo ciertas condiciones, permiten ‘homologar’ examen de patentes hechos en otros países” dijo. 

De aprobarse la patente, los paneleros podrían ampararse en una norma de “Uso anterior” que les permitiría continuar produciendo sin pagar regalías al titular de esta. Esa situación, dice Lizarazo, les puede “generar inseguridad jurídica, además de costes legales y desgaste”. También falta por ver qué sucederá en los países europeos. Fedepanela ha presentado observaciones de terceros en la Oficina Europea de Patentes (EPO) para impedir que salga adelante la patente.

“Hay riesgo real de que salga adelante, pero será porque hacen trampa”, sostiene Óscar Gutiérrez, que tiene claro que “el objetivo es que los ingenios puedan entrar en un terreno que tienen vedado”

González Ulloa es nieto del fundador de Riopaila, uno de los mayores ingenios del país, y ha formado por parte de su junta directiva. No obstante, la empresa Riopaila-Castilla se ha desmarcado de la iniciativa de patentar la panela. Asocaña, que agrupa al sector de los empresarios azucareros, también se ha distanciado de esta actuación.

Los productores de panela son escépticos ante este posicionamiento público y piensan que un gran ingenio azucarero está detrás de la polémica patente. “Los ingenios siempre quisieron entrar en la panela, y en el último año han visto que ha tenido un buen precio”, dice Chagu. Según Fedepanela, la exportación de panela colombiana aumentó más de un 100% entre 2015 y 2019. “Tengo la completa seguridad de que los ingenios están detrás de esta patente”, sostiene.

Un caso de “cognopiratería” 

“No se puede patentar un método que forma parte del patrimonio cultural y productivo de los paneleros colombianos”, apunta Fedepanela. El caso parece responder a lo que la antropóloga Elizabel Reichel-Dolmatoff ha llamado “cognopiratería” para referirse a la apropiación indebida de saberes y conocimientos. Como reflexiona el profesor Lizarazo, “se trata de una patente de cuestionable altura inventiva, un tanto obvia y poco novedosa, y no es un caso aislado. Los sistemas de patentes atraviesan crisis, desequilibrios, y en ocasiones sobreprotegen a productos que, en vez de estimular la innovación genuina, bloquean, retrasando o disminuyen la competencia, como ocurre con algunos medicamentos y vacunas”.

Mientras se resuelve el caso, los pequeños productores paneleros siguen alerta en Colombia. En ese país, la población campesina todavía es fuerte, numerosa y orgullosa de producir alimentos. Es uno de los lugares del mundo donde los líderes comunitarios y los defensores  de los territorios y sus formas tradicionales de vida se exponen a mayores niveles de violencia frente al avance del agronegocio y otras actividades extractivas . Durante la pandemia y el gobierno de Iván Duque, esa violencia se ha recrudecido. La Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos informó que en el 2020 ocurrieron 66 masacres con 255 muertes, el doble en comparación con el 2019. 

“La pelea no es de ahora. Desde hace tiempo, el gran capital y los ingenios se han querido apoderar de la panela, pero siempre ha habido resistencia, paros campesinos y unidad para frenarlos. El gremio tiene respaldo social, pero el problema es confiarnos. Por eso pedimos solidaridad internacional para dar a conocer esta injusticia”, dice Herney Chagu.

Etiquetas
stats