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Europa aprieta a la Italia de Salvini y Di Maio por sus presupuestos mientras España presume de “determinación con la estabilidad económica”

El presidente del Eurogrupo y ministro de Finanzas portugués, Mario Centeno; el ministro de Economía francés, Bruno Le Maire; el ministro de Economía italiano, Giovanni Tria; y el comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovici, conversan antes de la reunión del Eurogrupo en Luxemburgo.

Andrés Gil

Luxemburgo —

Alexis Tsipras ya ha vivido una película parecida, y como protagonista, aunque por el lado izquierdo de la pantalla y con un país con una situación económica incomparable con la italiana –Italia es la octava economía mundial mientras que Grecia estaba a la cola de la UE–: se llega al Gobierno con un plan económico que se desvía de la ortodoxia comunitaria, y la reacción de la troika y el establishment político, económico y financiero comunitario estrecha tanto los márgenes de lo posible que te encamina hacia el sendero de la responsabilidad. Y, así, Grecia a día de hoy es “casi un país normal”, según ha afirmado este lunes en Luxemburgo el comisario económico europeo, Pierre Moscovici, quien se lamentaba de que Italia presentara “el único presupuesto expansivo de la UE”.

Se trata, en palabra del francés, “de cumplir con las reglas”, es decir, con los equilibrios presupuestarios, las estabilidades financieras y los déficit permisibles. Para eso fue, también, la reforma del artículo 135 en agosto de 2011 del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, para limitar constitucionalmente los márgenes económicos de los gobiernos.

Ahora es el turno de Italia, protagonista de un Eurogrupo cuyo caso no estaba en el orden del día –teóricamente se iba a hablar de los mecanismos europeos de estabilidad–. El Gobierno de Giuseppe Conte, de la Liga y el M5S, pretende acercarse a los límites del 3% del déficit. Su proyecto de presupuestos –que debe entregar a Bruselas el 15 de octubre– anuncia un 2,4% de déficit en los próximos tres años, “fuera de lo previsto”, según el presidente del Eurogrupo, el portugués Mario Centeno: es decir, pretende gastar más, sobre todo más que sus predecesores del Partido Democrático, en la idea, según ha explicado el ministro Giovanni Tria, de reducir la deuda a través del crecimiento del PIB derivado del presupuesto expansivo. “Si el plan no funciona, podemos corregir después”, ha dicho el ministro.

“Si Italia quiere un trato de favor, sería el fin del euro, por eso hay que ser muy estrictos”, ha sentenciado el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker: “Italia se está alejando de los objetivos presupuestarios que hemos acordado entre todos en la UE”.

Pero por ahí no quieren pasar los socios europeos, que califican el proyecto de “preocupante”. El propio Financial Times afirmaba que la “irresponsable” propuesta italiana suponía “meter el dedo en el ojo” a sus socios comunitarios: “Los dirigentes italianos está jugando a un juego peligroso”.

Italia ha tensado la cuerda comunitaria con su política de muros en los puertos a los migrantes desde el pasado junio. Matteo Salvini, el viceprimer ministro y ministro del Interior, ha recibido los elogios de Victor Orbán por “ser un héroe” contra los migrantes y una invitación de Steve Bannon para sumarse a su causa de la gran alianza ultraderechista europea.

Los gobiernos italianos del PD mantuvieron disparada la deuda pública italiana –está en el 132% del PIB–, pero se mantenían en la senda del déficit público y, además, podían argumentar, entre otras cosas, que dedicaban un gran esfuerzo económico a los flujos migratorios del Mediterráneo. Y, esto último, ya no puede decirlo Roma.

La actitud italiana contrasta con la española, que presume de “responsabilidad y determinación” con la “estabilidad económica”, en palabras de la ministra Nadia Calviño. En medio de las negociaciones de los presupuestos entre el Gobierno del PSOE y Unidos Podemos, y del debate en torno a vincular por ley la subida de las pensiones al IPC, el Ejecutivo de Sánchez saca pecho de ortodoxia económica, quizá temeroso de aquello que el líder del M5S, Luigi Di Maio, ha señalado este lunes: “Hay instituciones comunitarias que hacen terrorismo con los mercados”.

Di Maio señala a Pierre Moscovici, el comisario de Economía, quien hace unas semanas aludió a Salvini como “pequeño Mussolini” y que en las últimas horas ha mostrado su preocupación por las cuentas italianas, aumentada por la presión de los mercados financieros a través del aumento de la prima de riesgo y del retroceso de la cotización del euro.

Italia está sufriendo presión política, presión financiera y presión mediática, como en su día Tsipras, y es de lo que pretende huir el Gobierno de Pedro Sánchez. Hasta tal punto, que el propio presidente ha dicho en Wall Street: “Mi línea roja es que tenemos que cumplir nuestros compromisos con la UE en términos de déficit público y deuda”.

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