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Los analistas prevén que España tendrá que pagar más por la deuda que emita tras el final de las compras del BCE

Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo.

Diego Larrouy

Se acabó la compra de deuda pública por parte del Banco Central Europeo (BCE). El organismo ha puesto este jueves punto y final a la adquisición de bonos de estados en la zona euro tras algo más de tres años y medio y más de 2 billones de euros invertidos, de los que casi 260.000 millones fueron destinados a la deuda española, la cuarta mayor receptora.

La compra de deuda pública, medida conocida en la jerga financiera como 'Quantitative Easing' (QE), se inició en marzo de 2015, dentro del plan de política monetaria “no convencional” del BCE con el fin de evitar que la economía entrara en recesión. Se daba liquidez a los mercados, puesto que se incentivaba que inversores y bancos derivaran su dinero a otros productos, y se recortaba el coste de financiación de los Estados en plena crisis de deuda soberana.

Ahora este estímulo desaparecerá, dentro del plan del BCE de acabar con las medidas que han dirigido la economía europea durante estos años. Mario Draghi, presidente del organismo, ha confirmado la decisión de dejar la compra de activos por parte del BCE. Esto significa que los gobiernos, entre ellos España, saldrán al mercado a vender deuda sin la presencia del comprador más activo de los últimos años.

Los analistas ven, para España, un posible aumento en sus costes de financiación debido a este cambio. “No es lo mismo tener la venta asegurada que ir a los mercados, está claro que habrá un encarecimiento”, apunta Julio Rodríguez, miembro del colectivo Economistas frente a la crisis. 

En esta línea coincide también Natalia Aguirre, analista de Renta 4. “Es normal que tengamos que ofrecer rentabilidades superiores para captar financiación. El coste ha estado artificialmente deprimido por las compras del BCE y va a haber un aumento”, subraya. 

Sin embargo, estos y otros analistas hablan de un impacto limitado. “No se va a apreciar de manera notable en los primeros meses porque sigue habiendo un ciclo expansivo de la economía”, apunta Joaquín Robles, de XTB, aunque avanza que se verá un “pequeño ensanchamiento” en el la emisión de deuda a 10 años y en la prima de riesgo. 

Ignacio Perea, analista de Tressis, entiende que “lo lógico” es que se produzca un aumento en el tipo de interés abonado por España en su bono para atraer a los inversores. Sin embargo, añade que como el final de compra de deuda hacía meses que se conocía, el mercado lo ha ido descontando y el crecimiento del coste “será gradual”.

Los expertos entienden que la economía española se comporta todavía con un crecimiento alto y que la europea, pese a las sombras en el horizonte como Italia, el Brexit o la guerra comercial, sigue con una evolución en línea con su potencial. Por ello, entienden que el impacto del final de la compra de deuda será reducido. Rui Da Motta, de Analistas Financieros Independientes, es el más optimista y apunta que “el impacto puede ser incluso nulo para España”. El economista entiende que es un anuncio que se produjo hace tiempo y que “el mercado ya se ha ido ajustando”.

El país que puede verse más afectado, sin embargo, es Italia. La economía transalpina es actualmente la que más preocupa en Europa, debido a las tensiones políticas entre Roma y Bruselas por el proyecto de presupuesto del país. “Italia tiene muchas necesidades de financiación en un contexto en el que va a perder su principal, por no decir, único comprador de deuda”, señala Aguirre. 

Perea matiza que, aunque la presión es mayor en Italia que en otros países, el aumento del coste de la emisión de deuda se producirá principalmente por la situación política más que por la retirada del BCE. Además, estos analistas entienden que, salvo que la situación en Italia se desmande de manera significativa, el riesgo de contagio hacia España es “limitado”, como apunta Robles. “Antes todos los problemas de un país se transmitían al resto de los periféricos, tras esta crisis ya no”, apunta.

Rodríguez apunta además a un matiz del anuncio. El BCE deja de comprar nueva deuda, pero reinvertirá aquella que ya tiene cuando venza. “Es una política menos expansiva, pero sigue siendo expansiva”, apunta.

Subida de tipos de interés

Pero el final del QE es solo el primer paso para terminar con estas políticas “no convencionales”. Los tipos de interés llevan varios años en mínimos, incluso negativos, pero en 2019 está previsto que suban. En concreto, el BCE ya anunció su intención de subirlos pero no antes del verano. De este modo, en el último trimestre del próximo año comenzarán a subir los tipos de interés.

Aguirre apunta que esto se producirá “de manera gradual” y durante un largo plazo se vivirá con tipos de interés bajos. Uno de los impactos más apreciados de esta subida de tipos de interés será el euríbor. El tipo de referencia para los créditos hipotecarios está negativo, pero la analista de Renta 4 apunta que ya “desde mediados de año” subirá hasta situarse en positivo. Sin embargo, asegura que el crecimiento será muy gradual. 

La unión del final del QE y de la subida de tipos de interés provocará, según Robles, de XTB, que el coste de la deuda pública, entre ellas la española, comience a “subir”. Avanza que este aumento puede adelantarse a mediados de año cuando “se empiece a rumorear” con que el BCE suba los tipos de interés.

Este analista apunta que la economía “no solo está preparada sino que demanda” una normalización de la política monetaria. Estas medidas extraordinarias que tomó el BCE fueron previamente abordadas por la FED, su equivalente en EEUU, con el objetivo de reflotar economías que tenían falta de liquidez, restricciones de crédito y riesgos de recesión. Y advierte: “Si se está en un periodo de expansión como este necesitas endurecer las condiciones de crédito, porque si te pilla una nueva crisis con los tipos de interés al 0%, te quedas sin herramientas para actuar”.

En este sentido, Perea asegura que, aunque hay algunos problemas para la economía europea, era ya el momento de que los países comenzaran a funcionar con menos dependencia de las herramientas de política monetaria, dependiente del BCE, y con mayor protagonismo de las políticas fiscales, dependientes de los respectivos gobiernos.

Reducir el riesgo de burbuja

Pero el final de estas políticas del BCE tiene efectos en otros aspectos de la economía. Rodríguez, de Economistas frente a la crisis, apuntan que estas medidas han ayudado al crecimiento de la economía pero que “como advirtió Draghi”, estas decisiones eran “una medicina con efectos secundarios”.

En concreto, explica que el QE lo que ha provocado es un aumento de liquidez, es decir, más dinero en circulación en el mercado. Puesto que buena parte de la compra de deuda soberana ya no la compraban los bancos, estos tenían capacidad de redirigir los recursos a otros sectores.

Por ello, considera que “existe una relación” entre este programa de estímulos y el aumento de la presencia de fondos de inversión en el sector inmobiliario, lo que se ha traducido en un aumento de los precios de la vivienda y del alquiler. “El fin del programa puede suponer un freno a estas burbujas”, concluye.

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