La Autoridad Fiscal calcula que las pensiones seguirán perdiendo poder adquisitivo hasta al menos 2022
Si no hay cambios en la ley, las pensiones seguirán creciendo un 0,25% cada año hasta, al menos, 2011. Es decir, las pensiones seguirán perdiendo poder adquisitivo otros cinco años, como mínimo, según los cálculos que ha elaborado la Autoridad Fiscal Independiente (Airef) sobre la fórmula que se aplica para la revalorización de estas prestaciones y las proyecciones de la Seguridad Social para los próximos años.
La revalorización del 0,25% es el resultado de una fórmula que se incluyo en la reforma de las pensiones que el Gobierno aprobó unilateralmente en 2013: la norma descartó el IPC como indicador de referencia y lo sustituyó por el llamado Índice de Revalorización de las Pensiones. Este índice toma una serie de parámetros para calcular cómo deben evolucionar estas prestaciones como, por ejemplo, la evolución de los gastos y de los ingresos de la Seguridad Social en los cinco años anteriores, en el año en curso y en los cinco próximos.
El resultado es un porcentaje que no se aplica directamente: la ley incluyó un tope por abajo y por arriba, es decir, si la fórmula arroja un resultado negativo se aplicará como mínimo una subida del 0,25%. De la misma manera, si ese resultado fuera muy positivo no podrían crecer más allá del IPC más del 0,5%.
Para 2017, el Gobierno aplicó una subida del 0,25%. La Airef constata ahora con sus propios cálculos que ese porcentaje es el adecuado. El organismo calcula, además, que dadas las variables que se toman como referencia esa será la revalorización que se aplique cada año hasta 2022. Eso implicará pérdida de poder adquisitivo para los pensionistas: este mismo año las previsiones señalan que la inflación terminará entre el 1% y el 1,2%. Por otro lado, la recomendación del Banco Central Europeo es que la inflación debe rondar el 2% en una economía sana y ese es el objetivo que se fija el Gobierno alcanzar año a año. Al final del periodo, en 2022, la pérdida de poder adquisitivo acumulada podría rondar el 7%, según fuentes de la Airef. Estos cálculos son sin tener en cuenta los posibles cambios legales que se esperan para un futuro no muy lejano.
La Autoridad Fiscal Independiente muestra también cuál es el resultado puro y duro de la fórmula: un -3%. Eso quiere decir que si no operaran los topes contemplados en la ley las pensiones hubieran bajado un 3% este año. En 2018, la reducción rondaría el 2,5% y se iría reduciendo hasta un 0,75% en 2022.
Ingresos y gastos
En lo que no coinciden los cálculos de la Airef con los de la Seguridad Social es en la evolución de los ingresos y de los gastos que tendrá el sistema en los próximos años. El Gobierno cree que los ingresos de la Seguridad Social de aquí a 2022 crecerán un 4%, mientras que la Airef rebaja esa previsión hasta el 3,7%. Otro tanto para con los gastos: el Ejecutivo estima que crecerán un 2,7%, pero el organismo cree que lo harán algo más, un 2,9%.
Fuentes de la Airef señalan que el problema para el sistema está en la evolución de los gastos y no tanto en los ingresos de la Seguridad Social que, poco a poco, dicen, se van recuperando. Hay tres factores clave que han influido en la evolución del sistema en los últimos años y que lo seguirán haciendo: el envejecimiento de la población, los parámetros del sistema que han hecho que la pensión media sobre el salario medio haya ido creciendo, y el deterioro del empleo.
A futuro, dice el organismo, se espera que el impacto de las dos reformas aprobadas en los últimos años (la de 2011 y de la de 2013) y que la recuperación del mercado de trabajo compensen el factor demográfico. La primera reforma, la de 2011, actúa sobre las nuevas pensiones, que ya no crecerán tanto como lo hacían. La segunda, la de 2013, actuará y tirará a la baja las pensiones que ya se están cobrando por la aplicación de la fórmula de revalorización.