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El cierre de la banca griega coloca a los países del euro ante una semana dramática

Un grafiiti en la calle en la que puede leerse "no" en alemán, pero también "sí" en griego. /  AP Photo Petros Giannakouris

Belén Carreño

Sin tiempo para procesar la tormenta de desencuentros, se ha completado el prólogo para que se desencadene la historia de la primera ruptura del euro. El cierre de los bancos en Grecia durante al menos dos días y los controles sobre la salida de dinero para evitar la fuga de capitales adentran a la zona del euro en un territorio desconocido y algo más que pantanoso. La reacción natural de las bolsas durante la semana será algo más que convulsa. Los cortafuegos actuarán para los mercados de renta fija (bonos) y para la liquidez bancaria pero la bolsa vagará sola sin destino.

Lo que comienza a partir de ahora es un grado de crisis muy superior a los episodios que vienen convulsionado a la moneda única desde hace un lustro, con cuatro países totalmente rescatados (Irlanda, Grecia, Portugal y Chipre), otro parcialmente (España) y un 'corralito' parcial como el de Chipre que tardó casi dos años en levantarse. Pero en esta ocasión se inicia un camino para el que institucionalmente no hay salida. Los tratados no contemplan la salida de un país del euro, así que se verá a un país dando pasos para salirse en la práctica de una moneda, pero no sobre el papel. Una economía completa en tierra de nadie.

eldiario.es ha hablado con un grupo de economistas y les ha pedido que hagan el ejercicio que se les suele censurar. Predecir el futuro. ¿Qué pasará hoy? ¿Y mañana? ¿Y el día del referéndum? ¿El próximo mes? Hay poco lugar para el optimismo y mucho espacio para los calificativos de “desastre” y “catástrofe”. La mayoría contestó a este medio antes de anunciarse las eufemísticas “vacaciones bancarias” de las entidades financieras griegas, pero ninguno dudaba de que este sería el único paso posible para salvar los trastos del sistema bancario griego. Imposible evitar de otra forma la estampida del dinero. Pero también advierten del peligro de la medida. “En un corralito se sabe cuándo se entra, pero no cuándo se sale”, recuerda el economista José Carlos Díez por la experiencia de Argentina.

“Esto es un error histórico al nivel de como se gestó la quiebra de Lehman Brothers. La buena noticia es que el mundo financiero está mejor preparado para un evento así”, analiza Santiago Carbó, catedrático de la Bangor University. “El resto de la periferia está mejor pero no para lanzar las campanas al vuelo. Esto debilita la posición de España”. Al descalabro de la bolsa le seguirá, casi con toda seguridad, el repunte de la prima de riesgo de España, Italia y del rescatado Portugal. Una muy mala noticia para los líderes políticos de los dos vecinos ibéricos que se enfrentan este año a las urnas.

Lunes: mercados al rojo y Draghi disparando

Antes de que estalle la olla a presión, y probablemente en la madrugada del lunes para amortiguar el efecto de los mercados asiáticos, comenzará el famoso plan de contingencia que tiene preparado el euro. El plan no es otro que dejar mano libre para que Mario Draghi coja su bazuka y comience a comprar deuda de los países que empiecen a tener problemas con sus bonos. Draghi tiene ahora mismo el mandato por parte de todos los países del euro de comprar hasta un billón de euros en deuda pública.

“A ver quién se pone delante de esos cañones”, ironiza Juan Ignacio Crespo, estadístico del Estado y analista financiero. Aunque el mandato extendía estas compras durante casi un año (lo que se conoce en jerga financiera como Quantitative Easing o QE), caben pocas dudas de que los socios del euro harán la vista gorda a que Draghi utilice sus armas de forma concentrada hasta lograr estabilizar el euro.

Además, se sucederán los encuentros, llamadas y teleconferencias y también las reuniones internas de emergencia como la que ha convocado Mariano Rajoy con un Consejo de Asuntos Económicos extraordinario.

Martes: Grecia, oficialmente morosa del FMI

Superado el carrusel de los mercados el lunes, llega el martes 30 de junio, una fecha marcado en rojo en la agenda negra de la directora gerente del FMI, Christine Lagarde. Ese día vence un tramo de deuda que Grecia debe abonar al organismo y que supera los 1.600 millones de euros ya que ha agrupado varios pagos en ese día. El más que probable impago no marcará el default inmediato del país heleno. “Se puede estar casi un mes de atrasos sin declaración formal del impago ante el FMI, ya ha sucedido en otras ocasiones”, aclara Emilio Ontiveros, secretario de Estado de Economía con Felipe González y ahora director de Afi.

Esos días en los que Grecia aparecerá como “moroso” pero no como “quebrado” son fundamentales para poder alargar la ilusión de un posible acuerdo. Sin la declaración de “default” por parte de las agencias de calificación de crédito -sí, esas que tenían la máxima nota puesta a Lehman poco antes de quebrar-, el BCE aún puede lanzar manguerazos comprando bonos griegos (en una hipotética línea de ayuda que ahora no tiene pinta de suceder).

Miércoles: Eurogrupo cargado de incógnitas

Llega el miércoles y, por el momento, hay convocado un nuevo Eurogrupo. El objeto de la reunión es poco claro, ni siquiera que se realice con Grecia presente ya que el sábado ya se dio la circunstancia inaudita de que el foro continuó su reunión sin la presencia del ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis.

“La clave son las expectativas de voto”, apunta Ontiveros. “Qué tipo de decisiones se pueden tomar de aquí al domingo. Por ahora el gobierno de Syriza ha dicho que va a hacer campaña por el no. El Eurogrupo que se reúne el miércoles puede intentar flexibilizar su posición y tratar de influir. Mandar un mensaje. En términos de aceptar medidas o de una reestructuración. Cualquier vía para influir en el voto”, resume.

En este contexto de condicionar a la opinión pública, no solo griega sino también europea, ayer ya se tomaron dos decisiones. Por una parte, la población griega se tomará muy en serio el camino que se inicia cuando se encuentre el lunes con los bancos cerrados. Un lobo que muchas veces se atisbó pero que nunca parecía llegar. Pero también es cierto que si la decisión es inusitada, igual de impredecible es la reacción de los votantes. Enfado con su Gobierno, o más enfado con el euro.

Tampoco es despreciable la publicación por parte de la Comisión Europea del último borrador de acuerdo que tenían sobre la mesa cuando, según Bruselas, Grecia pegó la espantada. El acuerdo entra en una política de transparencia a años luz de lo que acostumbra la burocracia europea y que empata con la de su hasta ahora colega, Varufakis.

Jueves y viernes: tiempo de descuento

Con el escenario actual, jueves y viernes pueden ser aún peor para las bolsas, ya que ningún inversor querrá quedar atrapado en un posible “no” en el referéndum convocado para el domingo. Esas 48 horas serán cruciales para trabajar desde el Banco Central Europeo en la estabilización del euro y también para la diplomacia europea de alto nivel. Si los países periféricos, en realidad España e Italia, se ven especialmente afectados por el efecto contagio, pueden incrementar la presión para buscar una salida. Por ahora el único dispuesto a un diálogo serio con Grecia como interlocutor parece ser Francia.

Domingo: el 'sí' o 'no' no traerán una solución a corto plazo

¿Qué pasa si se celebra el referéndum y los griegos dicen 'no' a continuar la negociación? Se abren varias vías pero a buen seguro ninguna supondrá la estabilización de Grecia a corto plazo. “Hay mucho dinero ahora mismo en los bolsillos griegos. Tienen muchos euros para que circule como moneda de pago. Podrían quedarse fuera del euro y sin moneda propia como Ecuador que ha decidido referenciarse al dólar. O como Montenegro que no está en la UE y tiene el euro como moneda oficial. El inconveniente es que cuando hay restricción de moneda la economía va mal, tiene muy poco margen”, detalla Crespo. También se habla de crear monedas alternativas, complementarias... parches hasta que se encuentre una solución al por ahora irresoluble problema de cómo sacar a un país de la Unión Monetaria.

Mientras se acerca otra fecha fatídica, la del 20 de julio, en la que Grecia tendría que hacer frente a un pago pendiente del BCE. Si no logra pagar, y por el momento no puede hacerlo, supondrá ya una situación casi irreversible con sus socios europeos. Ese día Grecia habrá hecho de verdad incurrir en pérdidas a los contribuyentes europeos.

Si sale el 'sí', Díez recuerda que el escenario tampoco es bueno. Alexis Tsipras habría defendido una postura derrotada en las urnas y sería posible su dimisión con la consiguiente convocatoria de elecciones. De nuevo, semanas de incertidumbre y agonía financiera.

Vista la dificultad de adivinar el futuro, se puede también echar la vista atrás para analizar el pasado. Parece mentira pero el lunes pasado los grandes medios titulaban con un principio de acuerdo. Y en una semana se saltó de las buenas vibraciones al abismo. ¿Qué ha sucedido?

Día cero: el origen del desencuentro

“Ninguna de las partes ha puesto suficiente en esto. Por el coste electoral en algunos casos. Se han lanzado mensajes equivocados internos y externos en Grecia, pero había margen de maniobra”, lamenta Carbó. “Se habla de populismos pero Alemania con sus ahorradores se comporta de forma populista también. La historia nos juzgará a Grecia y a Europa”, sentencia visiblemente apenado. Carbó reconoce que la convocatoria de referéndum ha sido el gatillo que ha roto del todo las negociaciones, para ya se había llegado hasta ese punto con muchos errores por parte de los negociadores. “Nos merecemos políticos que negocien mejor, que tengan más empatía, el dinero es importante, ¡yo soy economista! pero lo son también las personas”, zanja.

Crespo no oculta su sorpresa: “Durante estos cinco años he apostado que Grecia seguiría en el euro. Pero esta es la primera vez que dudaba. Mi tesis era: va a haber ruptura pero luego marcha atrás. Ahora falta acertar la segunda. Tras este fin de semana pues no estoy tan seguro. El margen de negociación termina con la muerte, si no siempre hay margen. Pero la jugada es muy arriesgada”, reconoce. Este analista cree que las diferencias en los borradores eran mínimas y no explican la ruptura. “A estas alturas nadie puede decir que por subir o bajar un impuesto se sale de una recesión. España los ha subido y parece que está saliendo, y otros al revés. No hay una regla”.

“El problema es que el nuevo Gobierno se ha empeñado en hacer un problema de la deuda cuando en realidad es impagable en todos los países del mundo. Si te empeñas en decir que no vas a pagar, te sacuden. Es mejor no poner el tema encima de la mesa y renovar cuando llegue el vencimiento. EEUU no podría pagar ahora mismo su deuda pero no se le ocurre decirlo. Ha sido un error de novatos diciendo que el emperador está desnudo cuando todo el mundo asegura que está vestido”, reflexiona el economista, que sí atribuye en buena parte a los “modales” de los griegos parte del desencuentro.

De una opinión similar es Nicolas Veron, investigador senior del think tank europeo Bruegel, uno de los más importantes de Europa. “Es un fracaso colectivo, pero el Gobierno de Grecia es especialmente responsable por haber jugado con el destino de un país. Veremos que opina ahora la opinión pública”.

En lo que concuerdan también los economistas es que Grecia necesita de un alivio de la deuda -quita-. Lo que le debía a los acreedores era hasta este momento, impagable, y cada día se engordaba la bola y se le daban patadas para delante.

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