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El directivo de Isolux que confesó la corrupción en Argentina: “Me entregaban los dólares en una bolsa de tela”

El expresidente de Isolux Luis Delso.

Antonio M. Vélez

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“Las entregas eran muy sistemáticas, llegaba Baratta, tocaba el portero eléctrico, subía, se sentaba en el único sillón largo que tenía el estudio, charlaba dos minutos, se hacía el amigo, preguntaba por la familia, tomaba el vaso de agua, recibía el dinero, lo introducía en el portafolios antes descrito y se iba”.

Es un extracto de la primera confesión que realizó el 3 de agosto de 2018 ante la Fiscalía de Buenos Aires el abogado argentino Juan Carlos de Goycoechea, representante legal de la constructora Isolux en ese país hasta 2017, sobre las supuestas mordidas que pagó en nombre de la empresa española a Norberto Baratta, entonces alto cargo del Gobierno de la hoy vicepresidenta, Cristina Kirchner, a cambio de la adjudicación de la construcción de una central de carbón en 2008 para el grupo español.

El testimonio inicial de Goycoechea, ampliamente difundido en la prensa argentina tras su detención en agosto 2018, está de plena actualidad. Es el hilo que conduce hasta la querella que presentó la semana pasada la Fiscalía Anticorrupción española en la Audiencia Nacional contra el grupo constructor y de ingeniería y cuatro de sus máximos responsables entre 2008 y 2015 (entre ellos, su expresidente Luis Delso) por el supuesto pago de 5,7 millones de dólares en comisiones ilegales a funcionarios de alto nivel en Argentina entre 2008 y 2015. 

La investigación, que según La Nación fue apuntalada tras un viaje de cinco días a Buenos Aires de dos fiscales españoles el pasado enero, señala que los sobornos se pagaron a través de al menos 19 entregas de 300.000 dólares cada una. Aunque las entregas las efectuaron los responsables locales de Isolux, fueron autorizadas desde España por la matriz de la que llegó a ser la séptima constructora española, Isolux entró en concurso de acreedores en 2017 y sus negocios solventes han sido vendidos desde entonces por partes al mejor postor.

La operativa de los presuntos sobornos la apuntó el arrepentido Goyenechea en su declaración inicial: “Siempre que realicé estas entregas, desde Madrid, normalmente el director financiero de turno me ordenaba que me acercara a una casa de cambio, siempre eran distintas, retirara los dólares, que a veces eran doscientos mil y otras trescientos mil, lo que ocurrió entre el 2009 y el 2014 inclusive”.

“En el año 2008, cuando se gana la obra de Rio Turbio y vienen de España a firmar el contrato, que se hace en un acto público, a partir de ahí fui convocado, en febrero o marzo de 2009, a una reunión al despacho de Roberto Baratta en el Ministerio de Planificación Federal. La licitación ya estaba ganada, y él en esa oportunidad me manifiesta que era necesario aportar dinero para la campaña electoral. Yo diría que las entregas fueron coincidentes con épocas de campaña presidencial o legislativa, fundamentalmente”. 

Esas entregas al responsable gubernamental, “eran aproximadamente tres veces por año”, se hacían en un piso de la calle Maipú de Buenos Aires y “siempre eran a la tardecita, nunca por la mañana”. “Cuando iba a las casas de cambio yo decía que iba de parte de Isolux, me hacían pasar a un cuartito y me entregaban los dólares en una bolsa de tela que no permitía traslucir los billetes. Quien me daba la orden siempre mencionaba explícitamente a Baratta como a quien yo debía entregarle el dinero”. “Baratta tomaba la bolsa, no contaba el dinero, y la introducía en un portafolios o porta notebook rígido, tipo carrito. Siempre pedía un vaso de agua, se lo veía muy acelerado. Siempre vestía de traje y corbata”. 

Goycoechea, que fue despedido de la empresa tras una investigación interna tras la salida de Delso de la presidencia de Isolux, explicó en su primera declaración que “la compañía, a partir de que empezó a ganar obras se estructuró sobre la base de tener una dirección corporativa, una dirección comercial y una dirección financiera” en Argentina que dependía siempre de un español.

“Entre 2005 y 2015 pasaron ocho directores corporativos diferentes”, entre los que “estuvo en algún momento Álvaro Delso”, hijo del presidente, “que estuvo seis meses nada más”. “Todo colgaba de Madrid, era una especie de réplica de su estructura” y “el manejo financiero de la empresa siempre era con firma conjunta y siempre había un español que firmaba”. 

La querella de Anticorrupción se dirige exclusivamente contra los responsables de Isolux en España y no contra los ciudadanos argentinos responsables de la sucursal en Argentina, al encontrarse ya estos procesados y pendientes de juicio en aquel país. Se sustenta en la investigación llevada a cabo por la justicia argentina en el caso de los “cuadernos de la corrupción”, que hace referencia a la documentación que recopiló el chófer de un ex alto cargo del Ministerio de Planificación para detallar la recepción de sobornos por parte de empresarios durante años.

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