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La factura de mayo marca el precio más caro del año en medio de la reforma del Gobierno

La factura de mayo marca el precio más caro del año en medio de la reforma del Gobierno
Madrid —

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Madrid, 31 may (EFE).- La factura de la luz ha encadenado en mayo su tercer ascenso consecutivo en el año, lo que la convierte en la más cara de todo 2021, mientras el Gobierno llevará mañana al Consejo de Ministros un anteproyecto de ley para recortar los beneficios que obtienen en el mercado las centrales no emisoras anteriores a 2005 con la subida del CO2.

El recibo de la luz de mayo supera, incluso, al de abril, cuando llegó a 62,56 euros, que había sido el más caro del año hasta la fecha.

Según datos obtenidos del simulador de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), para un consumidor tipo -con una potencia contratada de 4,4 kilotavios y un consumo anual de 3.000 kilovatios hora (250 Kwh al mes), acogido a la tarifa regulada o PVPC-, el recibo de este mes será de 63,50 euros, un 1,5 % más caro que el de abril.

La subida que experimenta la factura de la luz es de un 37,95 % con respecto a 2020, si bien hay que tener en cuenta que en esa fecha el país todavía estaba bajo el estado de alarma y se mantenían restricciones que mantenían deprimidos la actividad económica y los precios de la electricidad.

No obstante, el recibo es bastante más caro que el de mayo de los dos años anteriores, un 13,88 % más caro que el de 2019 y un 7,79 % superior al de 2018.

En concreto, la factura de mayo costará 94 céntimos más que la de marzo de este año y un euro más que la de enero, cuando los precios eléctricos en el mercado mayorista subieron con fuerza por el temporal Filomena y el encarecimiento del gas.

Una tormenta perfecta que no quedó ahí, pues pese al descenso que hubo en febrero, el recibo no ha hecho más que encadenar subidas, batiendo máximos anuales tanto en abril como en mayo.

En el mercado eléctrico mayorista, el precio medio diario ha alcanzado en mayo niveles similares a los que hubo durante la tormenta Filomena en enero y la posterior ola de frío que la siguió, según los datos del Operador del Mercado Ibérico Eléctrico (OMIE).

Para hoy, el precio es de una media de 88,08 euros/megavatio hora (MWh), por debajo del máximo del mes de mayo, los 88,95 euros/MWh a que llegó el pasado día 28, el segundo más caro del año, sólo superado por los 94,99 euros/MWh del 8 de enero, el segundo más caro de la historia.

Los precios altos en el mercado eléctrico venían siendo habituales en los meses de invierno, cuando el consumo es mayor por el frío y hay menos horas de luz, y no tanto en primavera.

¿QUÉ HA CAMBIADO?

En esta ocasión, los precios eléctricos se están viendo impulsados por el alza de los del gas, hidrocarburo que utilizan los ciclos combinados que tienen que entrar en el sistema cuando no hay suficiente energía renovable o nuclear para cubrir la demanda, y sobre todo, por los de los derechos de emisiones de CO2.

Estos siguen escalando y la media en mayo ha sido de 52,01 euros/tonelada; superando la de 45,22 euros/tonelada de abril; la de 40,87 euros/tonelada de marzo; la de 37,89 euros/tonelada en febrero y la de 33,43 euros/tonelada de enero, según SendeCO2 (Sistema Europeo de Negociación de CO2).

El precio de cierre del viernes sigue en la misma línea y fue de 50,97 euros/MWh.

Estos precios contrastan, por ejemplo, con los que había hace un año, cuando todavía vigentes las restricciones contra el coronavirus en gran parte de Europa, la media de mayo fue de 19,96 euros/tonelada.

Los derechos de emisiones de CO2 son una de los mecanismos de la UE para lograr la neutralidad de emisiones en 2050 y las empresas emisoras (centrales eléctricas, planta industriales y compañía aéreas) tienen que entregar suficientes derechos para cubrir las emisiones del año anterior, que, por una parte, se les asignan gratuitamente, pero si no les alcanza, los tienen que comprar.

En el caso de la electricidad, las centrales sujetas al comercio de emisiones son las de carbón (ya en desuso) y los ciclos combinados de gas, mientras que las que no emiten CO2 (renovables, hidráulicas y nucleares) no lo están.

Al ser el mercado eléctrico marginalista, por el cual todas las tecnologías perciben el mismo precio que marca la última oferta que entra, que es la más cara y normalmente de un ciclo combinado, las empresas no emisoras cobran lo mismo pese a tener costes muy menores.

Para evitar el impacto que los precios del CO2 está teniendo en el mercado de la electricidad, el Ministerio para la Transición Ecológica lleva mañana al Consejo de Ministros un anteproyecto de ley para recortar esos conocidos como “beneficios caídos del cielo” a las tecnologías baratas, como la hidráulica o la nuclear, a través de un mecanismo de minoración para plantas anteriores a 2005.

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