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La inflación cae al 5,8% en diciembre, pero los alimentos se disparan

Una mujer sale de un supermercado con un carro de la compra este mes de diciembre, en Mejorada del Campo, Madrid.

Daniel Yebra

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El IPC (Índice de precios de consumo) se reduce al 5,8% interanual en diciembre, según ha avanzado el INE (Instituto Nacional de Estadística) este viernes ,“por la bajada de la energía”, según ha destacado la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño.

Sin embargo, el índice subyacente, que excluye la energía y los alimentos frescos, escala seis décimas desde noviembre, hasta el 6,9% interanual (respecto a diciembre de 2021) en plena campaña navideña, principalmente por los precios disparados en los supermercados.

El dato general de este mes, que deberá ser confirmado y detallado por Estadística a mediados del mes que viene, es cinco puntos inferior al pico alcanzado el pasado mes de julio, cuando la inflación escaló hasta el 10,8%, su nivel más alto desde septiembre de 1984. La evolución concreta de los alimentos se conocerá entonces. En noviembre aceleraron un 15,3%.



Algo más de un año después de los primeros sustos en las facturas de luz y en las gasolineras, la inflación es ya un problema estructural. Las subidas de precios han pasado de ser un acontecimiento temporal, focalizado en el gas y los carburantes, a extenderse a la mayoría de la cesta de consumo.

En términos intermensuales, el IPC general avanzó 0,3% (frente a noviembre) y el subyacente un 0,8%, como reflejo de la temporada fuerte para el consumo en la que nos encontramos, que muchas empresas están aprovechando.

En el último Consejo de Ministros del año, el Gobierno aprobó un nuevo plan de choque de 10.000 millones, más centrado en las familias y empresas vulnerables respecto a los anteriores. El paquete incluye una rebaja del IVA en los alimentos que pretende aliviar el asfixiante incremento del coste de llenar el carrito de la compra. Una medida que sería retirada en mayo si la inflación subyacente cae por debajo del 5,5% en marzo y que está puesta en cuestión por la amenaza de los que los supermercados la trasladen a sus beneficios.

“Si se introduce una subvención (una rebaja impositiva) en un mercado competitivo, una parte se trasladará a los consumidores en términos de reducción de precios; inevitablemente, la otra parte engrosará los beneficios empresariales. Cómo se reparta la subvención entre empresas y consumidores dependerá fundamentalmente de dos factores: la elasticidad de la demanda y el nivel de competencia en el mercado”, reflexiona Juan José Ganuza, ecomista del centro de análisis Funcas.

Qué significa que la inflación subyacente supere a la inflación general

El IPC subyacente incluye precios que tardan en subir, pero que también tardan en bajar. O directamente no se reducen nunca. Un ejemplo: cuando un restaurante decide subir el precio del menú del día de 10 euros a 11 euros (un aumento del 10%) difícilmente lo bajará en los siguientes meses. En teoría, encontrará pocas razones para hacerlo.



Una razón sería una crisis económica larga y profunda (como la que está forzando el Banco Central Europeo con las subidas de los tipos de interés) que reduzca drásticamente el número de comensales a la semana. O una competencia feroz en el mismo barrio. Pero lo cierto es que antes de elevar un euro su menú del día, el restaurante seguramente lleve un tiempo aguantando el aumento de los costes: el encarecimiento de la factura de la luz, del aceite para la freidora, de los tomates, del bacalao o de la carne de ternera.

Esta decisión concreta del hipotético restaurante es una muestra clara de contagio de la inflación. Pero hay más ejemplos de este fenómeno. Sobre todo, entre pequeños comercios (panaderías, peluquerías, o pequeños talleres), con poco poder de mercado, que se juegan los clientes en cada céntimo que incrementan a los productos o servicios que ofrecen. Y que aún así terminan encareciéndolos. O, por otra parte, se puede observar del mismo modo en los precios de los alimentos del supermercado, disparados en los últimos tiempos.

Las previsiones para 2023

El Banco de España recortó recientemente su previsión para la inflación media del próximo año siete décimas, al 4,9%, por las caídas de la energía (petróleo, gas, electricidad...) y las medidas del Ejecutivo. Con el IPC subyacente de nuevo por debajo del IPC general.

Sin embargo, todavía la ve en el 3,6% en 2024, al considerar que el Gobierno retirará precisamente estos planes de choque. Y eso cortará momentaneamente la tendencia desinflacionista de los últimos trimestres de 2023.

Medidas como el tope al gas, los descuentos en el transporte, bajadas de impuestos o las diferentes ayudas en las empresas o a las familias, que en conjunto han apoyado la reducción del IPC interanual cinco puntos, desde el 10,8% de julio al 5,8% de diciembre. Solo en noviembre, las medidas del Ejecutivo “habrían reducido en dos puntos la tasa de inflación”, destacó Ángel Gavilán, director general de Economía y Estadística de la institución.

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