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El populismo fiscal hace mella y aumenta el número de hogares españoles que creen que pagan muchos impuestos

Diego Larrouy / Victòria Oliveres

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Hace unas semanas, más de un centenar de países acordaron crear un impuesto mínimo global de Sociedades. Esta decisión, aunque con letra pequeña, abría una nueva etapa sobre fiscalidad internacional, que se ha unido a los llamamientos desde organismos como el FMI o el Gobierno de EEUU favorables a incrementar impuestos sobre la riqueza y otras herramientas que permitan aumentar ingresos sin elevar la desigualdad tras la pandemia. Sin embargo, este cambio de rumbo internacional parece no estar plasmándose en el clima de opinión en España, donde determinados discursos favorables a bajar impuestos han protagonizado campañas electorales, como en el caso de Madrid con Isabel Díaz Ayuso a la cabeza.

Así se puede concluir en base a los datos de la última encuesta de Opinión Pública y Política Fiscal realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), publicada este miércoles. La encuesta pregunta a los ciudadanos por distintos aspectos sobre su estado de ánimo, su satisfacción con los servicios públicos o su impresión sobre los impuestos. Pese a haber sido un año y medio donde los servicios públicos y las ayudas como los ERTE o los avales a las empresas han tenido un protagonismo muy relevante, ha crecido la sensación entre los hogares españoles de que en este país se pagan demasiados impuestos.



El 46,2% de los casi 2.900 ciudadanos encuestados por el CIS en este informe anual consideran que los españoles pagamos mucho en impuestos. En apenas un año, el porcentaje de hogares que tienen esta sensación se ha incrementado en seis puntos y ha superado a aquellos que entendían que el nivel era “regular”. También descienden por debajo del 9% aquellos que entienden que se pagan pocos impuestos. Este es uno de los datos que se incluyen en el documento que dan muestra de que la sensación de presión fiscal por parte de los hogares ha cambiado en los últimos doce meses.

Pero no es la única pregunta de cuyas respuestas se puede extraer que los hogares han cambiado su manera de percibir los impuestos que pagan cada año, ya sea de manera indirecta (IVA) o directa (IRPF). En el sondeo, realizado entre mayores de edad durante la penúltima semana de julio, casi el 40% de los encuestados considera que en España se pagan más impuestos que en el resto de economías avanzadas de Europa, frente a un 30% que cree que la presión fiscal es inferior. Hace apenas un año eran mayoría las personas que consideraban que en España se pagan menos impuestos que en nuestros países vecinos. Sin embargo, en apenas 12 meses, su porcentaje se ha desplomado en cinco puntos y se ha disparado en ocho puntos el de los que consideran que la tributación aquí es mayor.



La pregunta que realiza el CIS no es sobre el conocimiento que tienen los españoles sobre esta diferencia con otros países, sino sobre su percepción. De hecho, la realidad es muy distinta a como la presentan las respuestas que dan los encuestados al centro demoscópico público. España no tiene mayor presión fiscal que el resto de economías desarrolladas del continente, sino que se encuentra a la cola. De los 27 países que componen la UE, es el decimonoveno estado por ingresos fiscales en función del PIB, magnitud con la que se mide la presión fiscal de un país. Recauda el 35% del PIB, casi seis puntos por debajo de la media y doce puntos por debajo de Francia, el país que encabeza el ranking.



Por tanto, frente a la percepción creciente y al discurso de determinados líderes políticos autonómicos y nacionales, lo cierto es que España cuenta con un problema de ingresos importante y en el futuro próximo va a tener que asumir determinadas políticas para ampliarlos. El Gobierno se ha comprometido en el plan de recuperación enviado a Bruselas para captar los fondos europeos a realizar una reforma fiscal que haga que España se aproxime a la media comunitaria de presión fiscal. Esta reforma no se va a producir antes de la próxima primavera. Antes se debe recibir el informe del comité de expertos que conformó Hacienda para diseñar cuáles deben ser las líneas de este plan. Impuestos como Sociedades, IVA o los medioambientales son las principales tareas pendientes de la economía española en materia de ingresos fiscales.

Así, el Gobierno acometerá esta reforma comprometida con Bruselas con un clima de opinión que, según se extrae de la encuesta del CIS, no es tan proclive a asumir esta situación. Además de que cada vez más españoles consideran que se pagan muchos impuestos y creen que los tributos aquí son mayores que los de otros países del entorno, aumenta la cantidad de gente que defiende que recibe del Estado menos de lo que aporta a través de los impuestos. Así lo ven el 60% de los españoles encuestados, casi dos puntos y medio más que hace un año.



Como en todo, la opinión sobre los impuestos va por barrios. O más bien por partidos políticos. El Gobierno de coalición tiene entre sus votantes un caldo de cultivo bastante favorable a elevar la presión fiscal. Tanto entre los que votaron a PSOE y Unidas Podemos en 2019 como entre los que lo hicieron por algunos de sus socios en los últimos presupuestos, como ERC, la percepción es que se pagan menos impuestos que en el resto de Europa. También es mayoritaria la gente que, a la pregunta de si tributa mucho, poco o regular, eligen esta tercera opción intermedia.

En el lado completamente opuesto se encuentra la oposición. Los votantes del PP y de Vox muestran un rechazo frontal a la presión fiscal percibida en España. El 75% de los que apostaron por Santiago Abascal en 2019 considera que son muchos los impuestos que se pagan, al igual que el 65% de los que votaron a Pablo Casado. Los ciudadanos que avalaron estas listas en las pasadas elecciones generales también superan con creces —casi la duplican— la media de los que entienden que en España se pagan más impuestos que en el resto de Europa.

El sistema fiscal percibido por los españoles también adolece de otros dos problemas: la justicia y el destino de los tributos. Así, el 81% de los españoles consideran que no es un sistema justo, que no pagan más quienes más tienen. Aunque con diferencias. En los partidos de izquierdas este nivel ronda o supera el 90%, mientras casi uno de cada cuatro votantes del PP consideran que el actual esquema es justo. Respecto al segundo de los asuntos, el 84% de los españoles defiende que la administración hace “pocos” o “muy pocos” esfuerzos por explicar a qué se destinan los recursos que se recaudan mediante los impuestos.

El fraude fiscal es otro de los problemas que preocupa a los españoles. Aunque el nivel es inferior al que se cosechaba en 2019, ha repuntado respecto al del pasado año. En concreto, el 91,4% de los españoles creen que hay mucho o bastante fraude fiscal en el país, un punto y medio más que en 2020. El rechazo al fraude entre los encuestados es amplio. El 88% considera que es engañar a todos los españoles y casi el 92% rechaza que se pueda ocultar parte de la renta. Los fraudes que generan mayor rechazo son percibir una prestación social que no corresponde y que las grandes empresas eludan o eviten pagar impuestos.

Pese a las reticencias existentes respecto a algunos puntos, los españoles entienden mayoritariamente que haya que pagar impuestos y se haga en función de la renta. Casi tres de cada cuatro encuestados consideran que pagar impuestos sirve para que el Estado pueda financiar los servicios públicos o para redistribuir la riqueza. El resto considera que “los impuestos son algo que el Estado nos obliga a pagar sin saber muy bien a cambio de qué”. Eso sí, esta última opción ha crecido casi cinco puntos en apenas un año. Más de un tercio de los votantes del PP y el 42% de los de Vox respaldan esta afirmación.

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