La banca reduce un 60% su exposición al ladrillo procedente de la crisis en apenas un año por las ventas a fondos
La gran banca terminó el viernes de presentar sus resultados de 2018. Un año en el que han cosechado su mayor beneficio desde el rescate financiero, superando los 16.600 millones de euros. Pero también ha sido un ejercicio que han aprovechado las entidades para desprenderse del ladrillo que acumularon tras el estallido de la burbuja, principalmente por la quiebra de los promotores inmobiliarios.
En concreto, las cinco principales entidades financieras han recortado en un 60% el valor de su cartera de inmuebles adjudicados. Se conoce en el sector por este concepto a todos esos activos que quedaron en el balance de la banca con los impagos, principalmente de empresas constructoras, aunque también de usuarios que fueron desahuciados de sus casas por impagos de la hipoteca.
En concreto, la exposición a este tipo de activos se ha reducido de 23.970 millones de euros hasta los 8.800 millones, lo que en concreto supone un recorte del 63%. En este fuerte recorte ha tenido un papel fundamental la venta de carteras de activos inmobiliarios en el último año, en favor de los fondos de inversión.
El nivel es el más bajo desde el arranque de la crisis financiera. Los reguladores, especialmente el Banco Central Europeo, han urgido en los últimos años a deshacerse de los activos improductivos. Se trata de inmuebles que no generan retornos para los bancos, ya que en su mayoría están vacíos o sin siquiera construir. Además, necesitan realizar provisiones millonarias para cubrir las posibles pérdidas que causen, siendo dinero que no se puede destinar a otras actividades como concesión de préstamos.
Esta presión ha hecho que las entidades financieras se desprendan de estos activos. Ha sido el gran impulso de los fondos extranjeros en España, que pueden por esta urgencia acceder a grandes carteras de inmuebles con grandes descuentos. Algunas de las operaciones más grandes han sido la de Santander, que vendió 30.000 millones en activos al fondo Blackstone; los más de 13.000 millones de BBVA a Cerberus, o los 12.800 millones de CaixaBank a Lone Star. También Sabadell, con Intrum y Cerberus o Bankia con Lone Star han realizado operaciones de este estilo.
Actualmente, la empresa que guarda un mayor nivel de estos activos adjudicados es Banco Santander, con 2.600 millones de euros. Le sigue BBVA, con 1.934 millones y Bankia, con 1.700 millones. Quien tiene su balance más liberado de estos inmuebles es CaixaBank, con 740 millones de euros. Sin embargo, la empresa informa en sus cuentas que aparte tiene 2.500 millones en activos destinados al alquiler.
Habitualmente, estas ventas de carteras suelen llevar aparejadas el traspaso de créditos que tienen un dudoso cobro, es decir, que acumulan más de tres meses de impagos y pasan a considerarse morosos. Juntos, estos créditos y los inmuebles, pasan a llamarse lo que se conoce en la jerga financiera como NPA.
Pese a los avances que se habían producido en los últimos años, el nivel en España se situaba el año pasado por encima de la media europea. Según un estudio publicado por la Autoridad Bancaria Europea, que es la que realiza los test de estrés a la banca, la media española se situaba en el 4,24% del total de los activos de la banca, mientras que la media comunitaria se sitúa en el 3,58%.