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La vuelta del billete universal a precio reducido que ‘revoluciona’ el transporte público alemán

Trenes de Deutsche Bahn, la compañía pública de ferrocarril de Alemania.

Aldo Mas

Berlín —

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El pasado verano, el billete mensual de nueve euros que daba acceso al transporte urbano y de cercanías para toda Alemania resultó un reconocido éxito en la política del canciller Olaf Scholz. Se vendieron casi 60 millones de unidades de esos tiques, una cantidad que equivale a decir que casi el 75% de la población de Alemania adquirió una vez ese billete. 

De algo serviría a Scholz y compañía esa experiencia, valorada en 2.500 millones de euros y enmarcada en las tan abundantes como costosas medidas puestas en marcha por el Gobierno alemán para luchar contra la inflación. En Alemania, la inflación está disparada por los costes energéticos a raíz de la invasión de Ucrania por Rusia. Esta circunstancia se explica por una dependencia alemana del gas ruso forjada durante décadas y que sólo recientemente ha sido abandonada.

Ya a finales del año pasado se discutía en las altas instancias de Alemania cómo implementar otro billete universal y económico para animar la movilidad en las ciudades y sus cercanías. Resultado de esos esfuerzos es que, en Alemania, a partir de este lunes pudiera adquirirse el billete de 49 euros al mes. El billete de 49 euros, se llama en realidad, el “Billete de Alemania”: podrá utilizarse a partir de mayo, pero se puede adquirir desde este lunes. 

El vicecanciller, ministro de Hacienda y jefe de los liberales germanos, Christian Lindner, se ha referido al billete en cuestión como “la mayor reforma tarifaria en la historia de Alemania”. Sabe Lindner que ha de defender como suya la medida porque, estos días, su compañero de partido, el también liberal y ministro de Transportes, Volker Wissing, parece más bien un defensor a ultranza de los vehículos particulares. Wissing ha estado al frente de la resistencia de última hora de Alemania ante la idea de que en la Unión Europea se prohíban los motores de combustión en los automóviles a partir de 2035. 

Expresiones como “la mayor reforma tarifaria en la historia de Alemania” bien pudiera hacer olvidar cómo y por qué los liberales siguen siendo un partido de defensores de la industria del automóvil y su motor de combustión, tecnología que se estima da trabajo en Alemania a unas 280.000 personas, de acuerdo con las cuentas que hacen en IG-Metall, el gran sindicato de la industria metalúrgica teutona.

Sea como fuere, Wissing sacaba pecho este lunes de que, con el billete de 49 euros, Alemania se situaba a la vanguardia europea en materia de la promoción del transporte público. “Alemania es pionera. Otros la quieren seguir”, dejaba dicho en sus redes el ministro de Transportes. “A partir del 1º de mayo podrás subirte a los transportes públicos de toda Alemania y empezar a viajar sin más”, añadía Wissing en la promoción de la medida. 

1.500 millones para financiar el nuevo billete, entre 2023 y 2025

Aunque se pidió que el billete fuera una realidad nada más empezar 2023, no pudo ser. Entre otras cosas, porque fue necesario poner de acuerdo a Länder y Ejecutivo federal a la hora de determinar cómo se asumían los gastos que implica la medida. En total, se van a movilizar 1.500 millones de euros para financiar, entre 2023 y 2025, los costes que no asumen los usuarios.

El tique permitirá moverse por todo el país, pero sin tomar trenes de largas distancias, ni de alta velocidad ni autobuses que cubran grandes recorridos. Sí que da acceso al uso de autobuses urbanos, tranvías, metros y trenes de cercanías.

Rellenando la pertinente documentación, y mediando el pago de 49 euros, se tiene acceso al billete en cuestión, que se puede anular de un mes para otro si el usuario lo considera oportuno. Las empresas podrán ofrecer este nuevo tique como “billete de trabajo”, ahorrándose, con ayuda de las administraciones públicas, hasta un 30% de cada tique que adquieran los trabajadores a través de la compañía. El “Billete de Alemania” cuesta, con esa rebaja, 34,30 euros. Estudiantes y menores también pueden acceder al billete de 49 euros.

El ahorro para los usuarios que plantea el tique, aunque menor que el que supuso la experiencia del billete a nueve euros del pasado verano, sigue siendo considerable. En el Land de Hesse, “el abono más caro para el transporte público cuesta 250 euros”, recogía el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung. En la ciudad-estado que es Berlín, una tique mensual para moverse por las zonas más céntricas de la capital alemana - las zonas A y B - cuesta a un adulto 91 euros. 

¿Un empujón para la digitalización?

Los usuarios que ya estén abonados pueden sustituir su actual abono por el “Billete de Alemania”. Estas gestión, al igual que la adquisición del tique, puede hacerse a través de una aplicación informática, la Deutsche Ticket App.

Otras empresas también ofrecen acceso a ese tique, como la Compañía de Transporte Público de Berlín (BVG, por sus siglas alemanas), que han experimentado dificultades en la venta del billete a través de internet el día del lanzamiento. La digitalización es, en muchos aspectos de la vida en Alemania, una tarea pendiente. Wissing es el ministro de Scholz responsable de la digitalización del país. 

Se supone que implementar el billete de 49 euros debía ayudar servir de empujón a las empresas para que oferten dicho tique a través de la red y en formato digital. Pero Wissing se ha topado con la Asociación de Empresas de Transportes (VDV), que está pidiendo, de momento, que las autoridades se abran a que dichas compañías puedan emitir el billete de 49 euros en formato papel. 

No en vano, el propio Scholz ha reconocido que, aún en 2023, su país tiene que “hacer el trabajo” de facilitar, a través de la digitalización, “que las autoridades intercambien información y archivos electrónicamente y trabajen en red”. También está pendiente saber qué ocurrirá con precio del billete de 49 euros. No se sabe qué costará el “Billete de Alemania” tras 2025. Todo depende de lo que acuerden las autoridades llegado el momento.

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