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Europa prepara su supercargador mientras espera al Tesla Model 3

Opel Ampera-e.

Pedro Umbert

El anuncio de la implantación de Tesla en España ha coincidido en el tiempo con una ofensiva conjunta de la creme de los fabricantes europeos en el campo del coche eléctrico. Cómo han tenido que ver las cosas de serias Mercedes-Benz, BMW, Audi y Porsche por parte del Grupo Volkswagen y Ford –empresa americana pero sólidamente implantada en el Viejo Continente– para ponerse de acuerdo en desarrollar sus propios supercargadores.

Los dispositivos que prepara esta joint venture, distintos de los que utilizan los vehículos japoneses y de los de Tesla, tendrán dos cualidades especiales. La primera, que ofrecerán una potencia de 350 kW, por los 120 de los cargadores de la firma californiana, lo que supondrá una reducción muy significativa de los tiempos de recarga. Lo previsto es que el 80% de la batería pueda estar disponible de nuevo en una media hora.

En segundo lugar, se trata de un enchufe único para todas las marcas que han suscrito el acuerdo, y que integra las tomas de carga lenta y carga rápida en una sola entrada. De ahí su nombre en inglés: Combined Charging System (CCS).

La alianza pretende comenzar a instalar sus supercargadores ya en 2017. Para finales de año habría una red de 400 postes, según las previsiones, y en 2020 la cifra llegaría a 2.000.

Daimler, el grupo que engloba entre otros a Mercedes y Smart, es uno de los fabricantes que apuesta más en serio por la movilidad eléctrica. Recientemente ha hecho pública su intención de crear una familia aparte dentro de su ya amplia oferta de productos: se llamará EQ y estará compuesta exclusivamente por vehículos eléctricos.

Entre 2019 y 2025 pondrá en el mercado 10 modelos diferentes que cubrirán toda su gama, “de la clase compacta a la de lujo”, según ha declarado el presidente de la compañía, Dieter Zetsche. Diez mil millones de euros se van a destinar a la familia EQ, cuyo primer miembro ha sido un todocamino, como no podía ser de otra manera en los tiempos que corren.

La iniciativa de estos gigantes de la automoción en favor de los supercargadores pretende agitar las aguas ante la pasividad de los operadores energéticos radicados en Europa. El caso Volkswagen y el anunciado cierre del centro de varias grandes ciudades a los vehículos diésel en el plazo de unos pocos años también ha ejercido su influencia en esta toma de posición conjunta.

Entre tanto, General Motors ha adoptado sus propias medidas para hacer frente al nuevo coco ideado por el visionario Elon Musk, el Tesla Model 3, un eléctrico asequible a muchos más bolsillos que los Model S y X. GM se ha adelantado a su llegada –prevista en 2017– lanzando el Chevrolet Bolt y haciendo que ruede antes de terminar el año precisamente por las carreteras de California, el coto de Tesla.

Tanto el Bolt como su gemelo, el Opel Ampera-e, están animados por un motor eléctrico que rinde una potencia aproximada de 200 caballos y desarrolla 360 Nm de par motor. Sus baterías de 60 kWh, que firma LG, les otorgan sobre el papel una autonomía cercana a los 500 kilómetros.

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