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¿Ayuda el optimismo a curar el cáncer?

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Jordi Sabaté

Marta, socia y lectora de eldiario.es, nos escribe el siguiente texto en un correo electrónico: “Hola, os leo y sé que estáis bastante al tanto de los temas de actualidad en salud, felicidades por el trabajo. Por eso os quería preguntar si habéis leído el tuit del médico Alberto García Salido sobre si el optimismo ayuda en la cura del cáncer o no. Yo creía que sí pero él dice que no; de hecho se lió parda en los comentarios. Más allá de las polémicas, ¿hay estudios que aclaren algo?”

El tuit del doctor Alberto García Salido al que se refiere Marta es este:

Viene a cuento del Día Mundial contra el Cáncer Infantil y, entre otras cosas, dice que “ser optimista no aumenta la probabilidad de curación” y “estar triste no disminuye la posibilidad de curación”. Después reivindica que es la inversión en investigación lo que permite tener un futuro de más curaciones y reclama menos imágenes y más financiación pública para los proyectos. 

Pero el escándalo, en las dimensiones de Twitter, en efecto estalló respecto a la influencia o no del optimismo y el pesimismo en la curación de un cáncer, obviando la falta de inversión en España que denunciaba el médico. Se produjeron casi 500 comentarios, muchos de los cuales fueron acusaciones de sectarismo cientifista contra el doctor García Salido, cuando no insultos. 

García Salido se explica

Este medio se puso en contacto con él para conocer su opinión sobre el incidente, a lo que García Salido ha explicado lo siguiente: “soy pediatra, no oncólogo, y por lo tanto no soy un experto en oncología, pero sí tengo mucha experiencia en niños con cáncer e ingreso en intensivos pediátricos”. “Al tiempo”, prosigue el doctor, “también tengo experiencia en cuidados paliativos pediátricos, y uniendo esas dos experiencias, junto con la evidencia, decidí escribir aquel tuit”. 

García Salido reconoce que “sin duda es un debate interesante y que debemos estar dispuestos a afrontar los profesionales; en el ámbito del cáncer la sonrisa ayuda pero no cura, y decir lo contrario es mentir”. “Nos confunde y se mezcla esperanza con optimismo, y la esperanza es gasolina para el día a día en enfermedades así”, añade. 

Finalmente, tras conceder que “el ánimo es fundamental para afrontar cualquier aspecto de la vida”, matiza que “debemos ser 'veraces' y aceptar que el ánimo no hace que nadie se cure más”. “Hay enfermos tristes por estar enfermos y es justo que vivan su enfermedad como quieran; ayudarles no es decirles que deben ser optimistas porque así se curan, ayudar es otra cosa y, sobre todo, ayudar es no juzgar al que lo está pasando mal”, remacha García Salido. 

Más allá de la polémica: ¿tiene fundamento el médico para realizar tales afirmaciones? 

Los gurus de las 'curas de optimismo'

Empecemos por ver de dónde sale la teoría, filosofía o simple creencia que asegura que se puede curar un cáncer gracias al estado de ánimo. Lo cierto es que siempre ha habido una cierta intuición de que el ánimo del paciente y su actitud frente a la enfermedad podían ser de gran ayuda para superarla, al menos así lo atestiguan algunas crónicas de congresos médicos en los años ochenta y posteriormente reportajes en los que se recaban numerosos testimonios.

Existe incluso un libro, titulado El club de los supervivientes, éxito de ventas en su día, en el que se narran las experiencias de los supervivientes a diferentes baches vitales, entre ellos el cáncer. Para ello el autor entrevista al doctor David Spain, jefe en 2010 de traumatología y cirugía de cuidados intensivos y profesor en la Escuela Médica de la Universidad de Stanford, que cada año organiza una reunión de supervivientes al cáncer. Para Spain existe un 'factor X' que si bien no es el que decide o no la curación, sí influye en ella. Y este factor se puede relacionar en buena medida con la actitud.

Por otro lado, existen actitudes, filosofías y técnicas bastante más radicales que las de la mera intuición del papel del ánimo en la evolución de los enfermos. Una de ellas fue la del doctor Hamer, que fue en su día inhabilitado. Proponía que la mente y el estado de ánimo son capaces de modificar el comportamiento de las células cancerosas y por tanto preconizaba la meditación y una dieta alcalina para vencer estas enfermedades.

Otro gurú de la fuerza de la mente es el doctor Deepak Chopa, inmunólogo indio que tiene absoluta fe en la curación del cáncer y otras enfermedades a través de las técnicas meditación hindú. Chopra, al que se considera el evangelizador de la medicina alternativa Ayurveda en Occidente, ha tenido numerosos encontronazos con otros médicos cientificistas.

Sin evidencias claras

Pero más allá de las intuiciones basadas en su experiencia subjetiva que puedan tener los profesionales de la medicina, es imposible ocultar que apenas hay evidencias científicas de que el estado de ánimo influya en la curación de un cáncer. Tal como declaraba la presidenta del Grupo Español de Pacientes contra el Cáncer, GEPAC, María Begoña Barragán: “no me consta que haya ningún estudio que haya demostrado que un estado de ánimo positivo haya ayudado a curar el cáncer”.

“Mientras no haya un estudio científico”, proseguía en su declaración, “no sólo no me lo puedo creer ni manifestarlo, sino que muchas veces se está presionando a los pacientes a ser fuertes y estar contentos a pesar de tener un cáncer. Y eso es contraproducente, porque si tienes un cáncer, te puedes permitir la licencia de no estar contento porque por cosas más pequeñas en nuestro día a día nos enfadamos y sufrimos”. Barragán, en el momento de hacer estas declaraciones, estaba luchando contra su segundo cáncer.

Tampoco el psicólogo de la Clínica Universitaria de Heidelberg Imad Maatouk es favorable a la tesis de que el estado de ánimo pueda determinar la curación de un cáncer, ni siquiera ayudar. Maatouk participó en la realización de una encuesta en Alemania, subvencionada por el German Cancer Research Center, que arrojó el sorprendente resultado de que el 61% de los alemanes creía que el ánimo sí influye en la curación. 

Sin embargo, el psicólogo sentencia que “la idea de que uno contrae cáncer porque vive muy estresado o porque ha perdido a alguien importante en la vida, desde el punto de vista científico no se sostiene”. Añade que los factores de riesgo del cáncer suelen ser congénitos o de riesgo -por fumar o beber, por ejemplo-, aunque también aleatorios. 

Pero no se ha demostrado que un mayor estrés pueda influir en las mutaciones o que un sentido positivo de la vida pueda frenar una metástasis. De todos modos, los pocos estudios al respecto hasta la fecha destacan que el estado de ánimo sí ayuda al paciente a reinsertarse en la vida cotidiana tras la superación del cáncer, así como que las personas más optimistas tienen menos reticencias y miedo a la hora de someterse a controles periódicos para la detección temprana de tumores. 

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