Nueve señales que indican que tal vez tengas problemas de corazón

Foto: NutritionFacts.org

Jordi Sabaté

Ferran, socio y lector de eldiario.es, nos hace la siguiente petición en un correo electrónico: “acabo de cumplir 50 años y soy fumador y bebedor, por lo que me gustaría saber si hay algún modo para que yo mismo pueda detectar si tengo problemas de corazón o podría tenerlos, de cara a ir al cardiólogo lo antes posible. Me refiero a sistema, máquina o síntomas. He leído algún artículo recientemente, pero me pareció poco extenso”.

Acudir a la consulta de un cardiólogo no es tan frecuente como acudir a un especialista en medicina general, a pesar de que tiene implicaciones muchas veces más relevantes. Incluso es el propio internista quien nos deriva al cardiólogo si por casualidad detecta síntomas o anomalías que pueden estar relacionadas con nuestra salud cardiovascular. Esto en sí, constituye una paradoja si tenemos en cuenta que las enfermedades del sistema circulatorio son la primera causa de muerte en España históricamente, según los datos el Instituto Nacional de Estadística (INE).

EL INE muestra que en 2015 las muertes por problemas cardiovasculares fueron 124.000, aunque en 2017, el último año con registros, descendieron a 122.446, 1.500 menos. Es decir que a pesar del elevado riesgo que tenemos, prestamos poca atención a las señales de que la salud de nuestro sistema circulatorio no anda bien o podría dejar de funcionar en el futuro. En este sentido la petición de Ferran y su voluntad de ejercer una autorrevisión son muy acertadas.

Las nueve señales que podrían indicar problemas

Pero debemos decirle que no tenemos constancia de la existencia de máquinas o tests para el cliente doméstico, aunque puede pedirle a su médico de cabecera que le mire la presión arterial o le encargue un electrocardiograma. Sin embargo, según los especialistas, sí existen señales de posibles problemas que podemos detectar por nosotros mismos y a las que es importante estar atentos. Aquí se exponen las nueve principales.

  1. Dolor en el pecho tras esfuerzos: podríamos encontrarnos ante una angina de pecho estable si el dolor irradia desde el pecho a los brazos, la garganta o la mandíbula y dura entre cuatro y quince minutos, sobre todo después de realizar ejercicio físico o tener emociones fuertes. El dolor remite cuando llevamos un rato en reposo. En cambio, la angina sería inestable si padecemos el dolor de modo intermitente en reposo y dura veinte minutos, siendo cada vez más potente y prolongado.
  2. Sensación de fatiga con los esfuerzos: si un hecho como subir cuatro o cinco tramos de escaleras nos deja ahogados y extenuados, y nos cuesta bastante recuperarnos, puede que sea necesario visitar al cardiólogo. Si el episodio coincide con alguna enfermedad gripal o catarro, no tendrá más importancia, pero si persiste durante semanas y meses, debemos ir al cardiólogo.
  3. Palpitaciones: Si tenemos una sensación incómoda en el pecho y nos notamos el latido cardiaco, deberíamos acudir al especialista, ya que en condiciones normales el corazón sigue su ritmo sin que nosotros nos demos cuenta. Del mismo modo, si tenemos palpitaciones fuertes sin necesidad de estar realizando ejercicio físico muy intenso, es posible que estemos mostrando problemas de arritmias. También puede deberse a periodos de ansiedad y estrés, pero no debemos obviar que ambas cosas van ligadas, especialmente si somos fumadores y bebedores.
  4. Mareos: si sufrimos mareos cuando realizamos esfuerzos moderados, pueden ser síntoma de una mala circulación que no permite que la sangre fluya bien por el sistema en situaciones de metabolismo acelerado, probablemente por mal funcionamiento de corazón. Los mareos también pueden ser debidos a una diabetes no diagnosticada, pero de todos modos la diabetes conlleva a la larga una mala salud cardiovascular.
  5. Síncope: una eventual pérdida de conocimiento sin motivo aparente puede deberse a problemas cardíacos, principalmente porque en un momento dado el bombeo del corazón es menor del que precisa el esfuerzo y se produce una bajada puntual de la tensión y la oxigenación. No debemos confundir este síntoma con un ictus o infarto cerebral, que es un coágulo que no permite que la sangre llegue al cerebro, pero tampoco debemos menospreciarlo. Un desmayo inexplicable –que no sea por un golpe de calor, por ejemplo– debe llevarnos al cardiólogo aunque sea preventivamente.
  6. Retención de líquidos: la hinchazón evidente de las piernas sería uno de los síntomas más claros de que nuestro sistema circulatorio, y sobre todo nuestro corazón pierde fuerza para impulsar el riego sanguíneo venciendo las fuerzas gravitacionales.
  7. Disfunción eréctil: se calcula que dos de cada tres hombres con hipertensión arterial tienen disfunción eréctil, y alrededor del 40% de ellos padecen lesiones coronarias. No siempre disfunción eréctil y problemas del corazón van de la mano, de todos modos.
  8. Aumento de la frecuencia urinaria: si el corazón no funciona como es debido, bombeará menos sangre de la debida y como consecuencia se acumulará líquido en el sistema, como ya se ha explicado en el apartado de la retención de líquidos. Este líquido retenido finalmente irá a parar a la vejiga para ser expulsado. Esto ocurrirá sobre todo de noche: ya que cuando estamos estirados y relajados, las ganas de ir al baño son mayores. Es un síntoma que las personas con problemas coronarios comparten con las diabéticas.
  9. Accidente cardiovascular reciente familiar: el que un miembro directo de nuestra familia (hermanos o padres) haya tenido un accidente cardiovascular precoz aumenta el riesgo de que nosotros lo suframos, pues indica problemas que se transmiten en la herencia genética. Se considera precoz en hombres por debajo de los 55 años y en mujeres por debajo de los 65 años.

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