Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.
Menos mal que no me toca votar en Madrid
Aquí cada uno tiene lo suyo y no se trata de dar lecciones a nadie, pero menos mal que no me toca votar en Madrid. Por avatares de la vida, nací donde nací y ahí me quedé, y me toca votar en otro lado. Menos mal. Y eso que donde yo suelo votar, en Euskadi, gana casi siempre el mismo, aunque en mi pueblo hay emoción porque no se sabe quién va a ganar. Casi tanta emoción como en Madrid. Pero, buf, menos mal que no me toca votar en Madrid.
Menos mal que no voto en Madrid porque si quisiera votar a la derecha no tendría una opción moderada que elegir y a falta de una, tendría que elegir entre tres opciones que dejan a Mariano Rajoy como discípulo de Lenin tumbado echándose la siesta: 1) derecha-sin-complejos-cayetana 2) derecha-aplaudida-por-Vox, y 3) extrema-derecha-acoge-nazis. Vaya plan. La opción 2) dice que es un partido liberal como son la mayoría de los liberales en España: siendo todo lo contrario (¿alguien lee a Lasalle en la sala?).
Por si no fuera suficiente con la ausencia de una opción de centroderecha sosegada, los candidatos de las tres derechas no cobardes compiten por el Premio Palco del Bernabéu a la Memez del Año. Isabel Díaz Ayuso lleva bastante ventaja con “los atascos a las tres de la mañana un sábado hacían la ciudad especial” o “la mujer que a la semana de dar a la luz ya está emprendiendo por el mundo es el tipo de mujer que yo defiendo y no el de la izquierda”. Pero Díaz Ayuso no debería despistarse porque le pisan los talones las barbaridades de Vox, la última sobre no sé qué de la zoofilia en los colegios. Por su parte, Ciudadanos ha inventado una bandera preciosa con su hoz y su martillo para Madrid y luego está Almeida pasándole el Tenn con bioalcohol a las pintadas contra la policía.
Unas risas pero como las del Joker. De las que dan miedo.
Y luego está la izquierda. Ejem, las izquierdas, perdón. Que lo que yo veo desde la distancia -356 kilómetros, un clic en Twitter- es que en las exconfluencias andan despedazándose como en un capítulo cualquiera de Juego de Tronos (perdón por el símil facilón), y no sólo lo hacen criticando sus programas o reprochándose sus contradicciones, que también, sino dándose de garrotazos, siempre en términos de redes sociales eso sí (aunque vista la agresividad que gastan algunos no descartaría que hubiera habido algún soplamocos en Malasaña).
Y se te queda el panorama como una carrera de codazos en vez de propuestas y con algunos días a Carmena más a la derecha que el PSOE que, a su vez, lleva años tan perdido en Madrid (venimos de Mr. Naumaquias, ojo) que va a probar con un entrenador de baloncesto a ver si entra el triple de medio campo y a cruzar los dedos y que Gabilondo no se quede otra vez a las puertas de la Comunidad.
Si lo de la izquierda fuera un plan, parecería hecho para no ganar, la verdad.
Y todo esto, por supuesto, bien aliñado de esa vieja tradición madrileña del olor a naftalina de la mayor parte de la opinión publicada de la capital del reino. Vamos, que se suele decir que en España se vota con la nariz tapada, pero en Madrid van a tener que votar con trajes de protección antinuclear. Menos mal que no me toca votar en Madrid.
Sobre este blog
Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.