Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
Es hora de afrontar la amenaza del cambio climático
La semana pasada se celebró en Nueva York una nueva cumbre climática auspiciada por la ONU, que estuvo precedida por marchas populares contra el cambio climático en todas las ciudades del planeta en las que participaron millones de personas. La idea era presionar a los dirigentes que participarían en la cumbre para que tomasen decisiones reales y urgentes para atajar el cambio climático cuanto antes. No ha sorprendido a nadie que los resultados de esta cumbre hayan sido pobres: solamente se han expresado buenas voluntades, que a pesar de los esfuerzos del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, no se van a plasmar en medidas concretas en un futuro próximo.
En España la noticia de la cumbre y de las movilizaciones ciudadanas ha tenido una repercusión ínfima, algo habitual en este país con temas medioambientales. Gracias a la crisis, el tema del cambio climático no se encuentra desde hace años en la agenda de los gobiernos y las empresas. Eso si es que alguna vez estuvo realmente en esas agendas. A la ciudadanía en general también parece que no le interesa demasiado, algo más lógico si pensamos que las prioridades han cambiado mucho últimamente y lo que de verdad nos importa es nuestra situación a largo plazo. Así, las preocupaciones de la ciudadanía se centran más bien en el empleo o en la calidad de los servicios públicos, la mayoría de las veces sin tener en cuenta como procesos como el cambio climático o la crisis energética afectan a la economía, al empleo y a la sostenibilidad del modelo democrático y de justicia social en el que se basa el Estado del Bienestar.
Pero también tenemos que mirar un poco más allá del vencimiento de la próxima letra que hemos de afrontar cada mes. Sería de necios no hacerlo. Desde ámbitos científicos nos aseguran que ya estamos sufriendo las consecuencias del cambio climático y que ciertos aspectos del mismo ya son irreversibles. Pero en la calle la sensación es que el cambio climático es algo lejano y que en poco puede afectar a Euskadi. Como mucho, una mayoría piensa que solo afectará a la costa, y eso en un futuro lejano que ya no veremos los de nuestra generación. Y continuamos con nuestros hábitos adquiridos en uno de los países que más han contribuido a generar este problema. Y seguimos confiando en que el problema no sea tan grave como lo pintan “estos ecologistas” o que ya lo solucionará el gobierno mediante alguna fórmula mágica. Incluso hay quien aún cree que es todo un cuento.
Pero el cambio climático sí que es una seria amenaza, no solo para generaciones futuras, sino para nosotros mismos. Ya estamos viviendo un incremento de la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos, algo que hemos vivido con los temporales de este invierno, con una primavera fría y lluviosa o con tormentas de verano especialmente virulentas. Los científicos apuntan como culpable al cambio de patrón del chorro polar respecto de cómo se venía comportando en el pasado y, aunque es prematuro pensar que existe relación directa entre el calentamiento global y este clima tan raro, es difícil no sospechar que el deshielo del Ártico sea ajeno a este cambio de patrón.
Cada vez son más las noticias y las pistas de que el clima está cambiando en todo el mundo. Es un cúmulo de circunstancias que por sí solas no suponen una amenaza para la humanidad, pero que combinadas puedes suponer un desastre sin precedentes. La desertización, la muerte de las abejas, la acidificación de los mares, la contaminación de los acuíferos, etc. son factores que combinados pueden llevar al hambre y a la desesperación a millones de personas en el planeta. Personas que van a dejarlo todo para emigrar a zonas más benignas y que van a comprometer nuestro mullido modo de vida en un futuro no muy lejano.
No es quiera ser catastrofista, es que estas consecuencias del cambio climático ya cuentan con aval científico. Y es por tanto indispensable que frenarlas sea una prioridad para los gobiernos y de que la ecología se convierta en una idea transversal en las que se basen todas las políticas. Y para que los gobiernos se pongan a ello, la presión dela ciudadanía en este tema tiene que ser mayor, la gente tiene que comprometerse para forzar a tomar un desvío en las políticas que promueven un crecimiento infinito que no es más que una falacia. Llevamos 40 años dando largas a un problema que parece que podemos aparcar indefinidamente, pero no es así. Ya va siendo hora de exigir menos palabras y más acciones a quienes pueden hacer que las cosas cambien y que dejemos de hipotecar el futuro de las próximas generaciones.
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