Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

“Al alumno de 4,5 que lucha por aprobar hay que echarle un cable”

El profesor universitario, Pablo Navarro, recién jubilado

Eduardo Azumendi

Vitoria-Gasteiz —

Pablo Navarro aún recuerda los nervios al corregir su último examen el pasado 6 de julio como profesor de Informática en la Escuela Universitaria de Ingeniería de Vitoria-Gasteiz. Después de 23 años de profesión y recién jubilado confiesa que la hora de corregir es exámenes es lo que peor ha llevado en su carrera. “Me cuesta mucho erigirme en juez y decidir quién aprueba y quién suspende. Es un peso que ahora me voy a quitar de encima”. Aunque le ilusionan los alumnos con notas altas, siente más cariño por los que luchan por aprobar. “”Al alumno de 4,5 que lucha por aprobar hay que echarle un cable“. Navarro y otros nueve compañeros acaban de recibir un homenaje de la Universidad del País Vasco (UPV) por sus años de servicio a la institución. El rector de la UPV, Iñaki Goirizelaia, se mostró emocionado en la hora del adiós, les agradeció su dedicación y les recordó que la Universidad siempre será su casa.

Navarro se va con 61 años. Entró en la Universidad como profesor de Informática cuando se implantó Topografía. “Los alumnos de hace 23 años no tienen nada que ver con los de ahora. Antes iban a todas las clases y exámenes y ahora la mitad no va a clase. Es imprevisible lo que pueden hacer. Cuando se implantó Topografía había 400 solicitudes para hacer un grupo de 100 y ahora hay muy poca demanda”. El respeto del alumnado hacia la figura del profesor no ha variado en todo este tiempo. “Tienen respeto y miedo porque se juegan mucho. Lo único que siento es la falta de compromiso con la presencia en clase. Cuando van faltando no pueden seguir la asignatura. Y hay otros alumnos que ni conozco. Miden la dificultad y optan por unas asignaturas u otras”.

El profesor reconoce que coge “cariño” a sus alumnos, hasta convertirse en ocasiones en “un padrazo”. Especialmente, con esos alumnos “que estudian todo el año, pero tienen problemas para sacar el cinco. Al estudiante de 4,5 que lucha por aprobar hay que echarles un cable y yo lo hago. Los alumnos de notas altas me hacen ilusión, pero siento cariño por la gente luchadora que sigue y sigue por sacar el cinco. Por una o dos asignaturas un alumno no va a ser un mal ingeniero”.

Para Iciar Marquiegui, profesora de Filología Inglesa en la Facultad de Letras, también ha llegado la hora de la despedida. Empezó hace 24 años y se jubila con 65 años. En su trayectoria ha habido “de todo” y se va “con pena porque en la carrera de docente no se puede estar si no tienes vocación”. “Más que las personas”, añade, “lo que ha cambiado a lo largo de estos años es la tecnología. Ha sido un acicate para mantenerme. No hemos parado de innovar y de renovarnos”.

Su trato con los alumnos ha sido de respeto mutuo, “te enseñan mucho”. “Es fundamental querer al alumno y adaptarte a él. Te va marcando sus necesidades. Debe existir un equilibrio, el profesor es la autoridad, debe imponerse, pero haciendo su materia atractiva. Para eso hay que estar atento a las necesidades de los alumnos, de sus sugerencias. Hay estudiantes que lo viven con intensidad y a otros no les interesa nada. Hay que asumirlo, pero es una profesión apasionante”.

Para esta profesora, “un 5 es como un suspenso”. “El alumno ideal es aquel que es brillante y colaborador, que ayuda al del 4,5 o 5 a a tener mejor nota. Pero, normlamente, los alumnos brillantes no son colaboradores. Solo acuden a los exámenes y piden la matrícula de honor. Me gusta que el alumno se involucre y sea generoso”.

Etiquetas
stats