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La Hacienda alavesa no explicita quién donó obras de Goya para saldar una gran deuda, pero da pistas sobre el moroso

Tríptico de la Guerra Civil de Aurelio Arteta

Iker Rioja Andueza

Vitoria —
3 de junio de 2024 21:46 h

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Más de dos meses después de que trascendiera públicamente y tras algunos aplazamientos, al fin las diputadas forales alavesas de Hacienda, Itziar Gonzalo (PNV), y Cultura, Ana del Val (PSE-EE), han comparecido este lunes en las Juntas Generales para dar explicaciones sobre la operación fiscal por la cual un contribuyente no identificado entregó 200 grabados de Francisco de Goya, más de 80 cuadros -incluido el tríptico de la Guerra Civil de Aurelio Arteta, coetáneo al 'Guernica' de Pablo Picasso- y, según se ha conocido también, tres tallas de madera antiquísimas para saldar una deuda de 4,3 millones en el Impuesto del Patrimonio. Amparándose en la confidencialidad de las normas tributarias, ni Gonzalo ni Del Val han despejado la 'x' de la ecuación pero sí han dado alguna pista que conduce a pensar que quien mantenía semejante factura pendiente con Hacienda no era sino el empresario Juan Celaya, coleccionista de arte y fallecido en 2016.

El resumen de los hechos es el siguiente. En 2018, dos años después de la defunción del dueño de Cegasa o Tuboplast, la fundación con su nombre suscribió un convenio con el museo de Bellas Artes de Álava, de titularidad foral, para la exhibición de una cuarentena de los cuadros, incluido el tríptico de Arteta y los grabados goyescos. Se dijo entonces que esas piezas eran “propiedad” de la entidad y se aseguraron en unos 2,3 millones de euros. También se estableció que en caso de venta, la Administración tendría “derecho de tanteo”, es decir, que si igualaba la oferta se lo quedaba.

Sin embargo, cuando todavía estaba en vigor el convenio de colaboración, ese mismo material y otras cuarenta piezas fueron entregadas como pago en especie en el ejercicio 2022 para saldar una parte de una deuda en el Impuesto del Patrimonio. En concreto, se tasaron en 4,3 millones con una revalorización muy importante de los grabados y del Arteta, principalmente. Como las fundaciones no están sujetas a Patrimonio, que es una figura que liquidan los particulares, necesariamente un tercero tenía que ser el moroso y nunca se explicó que ocurrió entre medias.

La oposición, particularmente EH Bildu y PP, han pedido explicaciones a la Diputación por esta operación y han insistido en querer conocer a quién transmitió la colección de arte la fundación para pagar a Hacienda. Enormemente críptica y escudándose una y otra vez en la confidencialidad fiscal, Gonzalo ha asegurado únicamente que “no se puede decir que haya pasado de la fundación a una persona física” y que “no ha habido transmisión y venta”. Así las cosas, según las fuentes consultadas, la única explicación plausible es que fuera el propio coleccionista el que debía dinero al erario y que la fundación, además de las valiosas obras de arte, heredara también la cuenta pendiente. La fundación Celaya, cuando este periódico le hizo la consulta, jugó a la confusión y manifestó que no tenía ninguna deuda fiscal y que, en todo caso, la componen una serie de patronos que podrían tener algún problema tributario a título individual. La entidad no ha querido ofrecer más explicaciones. La deuda cancelada con arte, por cierto, era “parcial”. Es decir, el contribuyente debía todavía más dinero en concepto de Patrimonio y el resto no determinado se ha pagado con efectivo.

Gonzalo ha presentado los pagos en especie como algo legal y natural en la gestión de Hacienda. “No es algo que sucede todos los días, pero nos lo encontramos”, ha indicado. Según sus datos, ha habido una veintena de daciones desde 2001 y siete de ellas han implicado obras de arte. Algunas son de valor millonario y se exhiben en el museo Artium, por ejemplo. La diputada de Cultura, de su lado, ha destacado la relevancia “cualitativa” de la colección incorporada al patrimonio del Bellas Artes, un “complemento fundamental” a los fondos propios y algo que hubiese sido imposible comprar de otro modo. Ha destacado de modo particular el tríptico de Arteta, de la misma época y temática que el 'Guernica' y que llegó a ser cedido para su exhibición en el Guggenheim de Bilbao por su trascendencia en el arte vasco.

De la colección de Celaya siete piezas están ahora mismo expuestas al público en la pinacoteca de Vitoria, incluido el Arteta como joya de la corona. Se están restaurando seis más “para ser expuestos en otoño”. Los equipos técnicos van a “intervenir” en tres de las cuatro series de grabados de Goya y se están haciendo informes para valorar el estado de conservación del resto de piezas. Del Val ha revelado, por ejemplo, que hay tres tallas de madera entre la colección adquirida, una de ellas del siglo XIII.

EH Bildu, que llevaba meses formulando preguntas sobre esta operación, ha mostrado “muchas dudas” sobre el “procedimiento” con el que se ha llevado a cabo, según Gorka Ortiz de Guinea. El procurador ha puesto especial énfasis en que la estimación económica inicial cuando se firma el convenio de cesión al Bellas Artes era muy baja. De hecho, las piezas se aseguraron por 2,3 millones y no por los 3,9 en que se han tasado finalmente, excluyendo las no incluidas en el primer lote. De hecho, se ha preguntado en voz alta qué hubiera pasado si se hubiesen quemado o dañado esos cuadros, por ejemplo. Además, ha señalado que para las arcas púbicas “habría sido más beneficioso” haber ejercido el derecho de tanteo. Del Val, en un segundo turno, ha admitido que esa primera valoración se hizo “más o menos”. La firmó la galería local Apellániz, de General Álava, mientras que las dos siguientes son de un experto de Valencia llamado Francisco Andréu Pérez y de Gabinete de Peritaciones Norte.

“No estamos en contra de lo que se ha hecho. Pero sí queremos saber lo que se ha hecho”, ha añadido Miguel Garnica, del PP. David Rodríguez, de Podemos y de la coalición Elkarrekin, ha lamentado que se presente todo como algo “positivo” cuando parte de algo muy “negativo”, una deuda con las arcas públicas de gran cuantía. Vox, que tiene representación en el Parlamento alavés, ni ha participado.

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